Pensamiento interestelar, de Julia Llerena
AJG Contemporary Art Gallery
Espacio Miracómolate
C / Murillo, 10. Sevilla
Inauguración: miércoles 10 de junio, a las 20.30h
Hasta el 25 de junio de 2015
A raíz de una necesidad personal de búsqueda y reflexión sobre la identidad, Julia Llerena (Sevilla, 1985) plantea diseccionar los conceptos espacio tiempo para plantear los enigmas que invaden al ser humano dentro de su entorno. A través de sus piezas, nos interroga sobre los límites del espacio y nuestras capacidades perceptivas, considerando el vacío una necesidad para el desarrollo de la existencia.
El trabajo de Julia combina la virtuosidad en la ejecución de sus obras con una gran profundidad de discurso, que elabora a raíz de estudios realizados sobre pequeños elementos que van apareciendo en su vida cotidiana o que sencillamente forman parte del ideario común sobre los que construye un mundo propio. Para este proyecto, Julia Llerena ha hallado en la inmensidad del universo el medio idóneo para desarrollar las ideas que definen su trabajo: ingravidez, sutileza, silencio, soledad y el orden que se establece dentro de un aparente caos original.
El silencio y la soledad componen una parte de la vida. Sobre el hombre recaen historias y leyendas que dan lugar a hipótesis acerca de la realidad de todas ellas, como podemos ver en Dear Spaceman, donde Llerena despersonifica a un astronauta Neil Armstrong quemando su rostro negándole así la posibilidad de hallarse: su identidad se ha perdido en el espacio y en el tiempo, entre las dudas de su propia realidad.
Neil Armstrong pudo haber plasmado su huella en la Luna, o pudo no haberlo hecho, convirtiendo esta historia en una verdad relativa, en historia para la historia y no para la ciencia. Dear Spaceman se pierde en la oscuridad y en la incertidumbre, en la inmensidad del espacio donde la soledad se incrementa y el rumbo se vuelve impreciso y variable, recordándonos que todos llevamos algo de ese astronauta que deambula en la indeterminación de su propio destino.
Pensamiento interestelar es una pieza donde se hallan diversos elementos colocados sobre una mesa dispuestos de manera similar a los del universo. Durante un año, Julia realizó recorridos a pie a lo largo de 50 a 60 minutos, apropiándose de pequeños elementos que iban apareciendo en su camino, a priori insignificantes a la vista de cualquiera.
Estos fragmentos son colocados sobre una mesa con un aparente orden aleatorio, iluminados por un foco, sencillo, sutil y cuya apariencia final bien se semeja a un sistema solar, a una galaxia. En esta pieza condensa energía, espacio y materia, orquestadas de modo similar al universo gracias a un meticuloso trabajo de medición que sintetiza la naturaleza de lo eterno e ilimitado.
En el vídeo Tiny Explosions, Julia Llerena interviene con fuego las láminas del atlas, provocando una serie de explosiones en cadena. Con esta acción, la artista fragmenta el infinito y lo multiplica, encapsulando en esta obra la esencia del abismo. El formato tiene mucho que decir en este discurso: por un lado, las imágenes de galaxias y nebulosas pertenecían ya al pasado en el momento de la toma fotográfica, debido a la naturaleza de la luz y el tiempo que transcurre desde que es emitido del cuerpo hasta el sensor donde se crea la imagen. Este rasgo interesa especialmente a Llerena, por la similitud que guarda con su preocupación por la dificultad que supone para el ser humano vivir el presente.
Por otro lado, las ilustraciones son una reproducción del escenario interplanetario, su intervención y posterior grabación suponen otra duplicación mientras que la repetición en vídeo es una clara redundancia en la idea de lo infinito. El fuego se reproduce y los agujeros resultantes adquieren un símil con formas celestiales, cuerpos del universo que existen y permanecen como enigmas.
Cloud Galaxy es un claro ejemplo de la caducidad del conocimiento, testigo de ciencias obsoletas que en el pasado fueron referente de avance científico. El hecho artístico se impone sobre esta ciencia dotándola de alma, convirtiéndolas en emblemas del triunfo de la subjetividad sobre el carácter caduco de la ciencia. Sobre el atlas, la intervención de Llerena traspasa la realidad de la imagen y crea una nueva lectura; a través de la hendidura comprobamos cómo nuestra mirada se desconcierta al hallar un extraño elemento que nos impide adivinar la profundidad real de la cavidad, produciendo un interesante juego visual donde la artista nos invita a cuestionarnos la veracidad del conocimiento empírico del mismo modo que el viejo atlas es una demostración del conocimiento empírico, ya obsoleto.
Traducir a la escala humana el carácter descomunal del universo es, cuanto menos, un reto. No se trata sólo del universo sino de un universo subjetivado, interpretado y humanizado, porque el arte tiene entre otras la función de aportar respuestas cuando la ciencia es incapaz de satisfacer las necesidades del conocimiento. Y es que sólo el pensamiento es capaz de sobrepasar los límites de lo conocido. En este caso, un pensamiento interestelar.
María Arregui Montero*
* Texto por cortesía de AJG Gallery
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