‘Zizek, qué fácil lo tienes. Panfleto contra el intelectual del hoy’
Alberto Adsuara
Ediciones Sequitur
Madrid. 2020
“La educación es un arma defensiva del individuo contra la masa que lleva dentro”, dijo Elias Canetti, autor de ‘Masa y poder’ y firme defensor de la libertad individual que tiende a perderse en brazos de la militancia de partidos. A diferencia de los animales, que no necesitan de la política, los seres humanos, en tanto animal con logos, que dijera Aristóteles, nos organizamos en sociedad a través de esa polis tan necesaria como peligrosa, en tanto conformada por maneras distintas, muchas veces enfrentadas, de entender la realidad.
Un esquema extendido, al menos desde la Revolución Francesa, es el que nos divide entre izquierdas y derechas, posturas que a lo largo del tiempo se han mostrado irreconciliables, dando lugar a diversos enfrentamientos, algunos letales. Alberto Adsuara, refutando al filósofo comunista Slavoj Zizek, se hace cargo de tamaña disputa en la rabiosa actualidad, para cuestionar la superioridad moral de la izquierda, frente a una derecha tildada de fascista. Lo hace en su libro ‘Zizek, qué fácil lo tienes. Panfleto contra el intelectual del hoy’, editado por Sequitur, que también ha publicado ‘En defensa de la intolerancia’, ensayo que es rebatido por Adsuara. Todo ello en 182 páginas escritas durante el confinamiento decretado por el Gobierno de Pedro Sánchez con motivo de la pandemia del Covid 19.
“Si hay en Zizek un pensamiento obsesivo que ha demostrado ser relevante en la medida de su promiscuidad es sin duda el de las catástrofes”, comienza diciendo Adsuara, apoyándose en una primera cita del filósofo esloveno: “Si ahora tuviéramos una crisis no hay potencial revolucionario y esto significa que no podríamos cambiar nada en un sentido democrático, así que lo único que queda por hacer es sentarse y prepararse para una catástrofe grande, una guerra, una catástrofe ecológica que nos dé una oportunidad para tomar el poder…”. Catástrofe que, como dice el autor del panfleto, Zizek en el fondo desea “en la medida que serviría de catarsis necesaria y previa a la posibilidad real de introducir un verdadero comunismo en el mundo”.
Dentro de la izquierda estarían por un lado los socialdemócratas que, según Adsuara, “se creen buenas personas, porque poseen la superioridad moral”, y por otro los comunistas, que saben “que sólo siendo malos podrán instaurar lo que para ellos es la Única Verdad Posible –aunque eso tenga un precio, claro”. ¿Y en la derecha quiénes estarían? Pues, según el pensamiento popular, quien no es de izquierdas “y por ello un ser despreciable”. “Esto no significa que ser de derechas garantice bondad alguna, nada más faltaba”, afirma Adsuara. “La equidistancia es falsa y desde luego pienso que no es verdad esa idea de que el conflicto lo esté promoviendo ahora la derecha”, resalta.
Sabe que su libro es polémico, pero apela a la libertad de expresión en tiempos de trincheras mentales que la amenazan. “La autocensura es el mal de nuestro tiempo y yo lo veo en mis alumnos, que tienen 19 y 20 años y ya saben lo que no deben hacer antes de lo que deben hacer. Tienen miedo acerca de lo que pueden y no pueden poner, por temor a que algunas cosas puedan llevar a confusión o pueda ofender a no sé quién. Estamos en una sociedad hipócrita y falsa absolutamente”. Por eso, en otro pasaje del libro, recuerda que “las decisiones del sujeto del hoy se encuentran coaccionadas por el gran Otro de la Corrección Política, la más ladina –y salvaje- de las censuras conocidas”.
Adsuara tiene claro que quien está ejerciendo la violencia contra la libertad de expresión “a día de hoy es la izquierda en general y la más comunista en particular. No hay más que ver cómo actúan los movimientos subvencionados por la izquierda, como los feministas”. Y aquí sabe que entra de nuevo en un terreno pantanoso, aunque prefiere en este caso que sea el propio Zizek quien hable. “El problema radica, más bien, en las nuevas formas de dependencia que siguen a la decadencia de la autoridad patriarcal simbólica”. ¿Decadencia de la autoridad patriarcal? El comunista Zizek lo asegura, quebrantando la homogeneidad de izquierdas en torno a la todavía imperante sociedad patriarcal.
“Yo en este aspecto me acerco a Zizek en la teoría, porque en la práctica no hace más que declarar que es feminista, después de haber dicho todo esto, por lo cual entra en una extraña contradicción que consiste en tener vivos a sus followers, a sus seguidores, es decir, al lobby más importante que hay ahora en el mundo, que es el feminista, al tiempo que declara que la sociedad patriarcal ha caído”, sostiene Adsuara, para ir un poco más lejos: “Las feministas no soportan que mujeres de derechas se declaren también feministas, incluso llegan a expulsarlas de manifestaciones; no lo consienten”. De ahí que diga que los manifiestos del 8M “hay que leerlos para saber que es imposible ser feminista y no ser de izquierdas. Igual que el intelectual solo es de izquierdas”.
Precisamente del 8M, objeto estos días de intensa polémica, Adsuara recuerda algo que señaló en su momento Pablo Iglesias, líder de Podemos y vicepresidente del actual gobierno: “Llegó a decir que todas las decisiones gubernamentales que se tomaran, él las haría transparentes y con cámaras, porque no podía concebir que las reuniones fueran privadas y a puerta cerrada. A mí me gustaría ver la reunión con puertas abiertas de cuando se decidió que el 8M iba a llevarse adelante, porque lo que interesaba era que la gente se manifestara. A ver dónde está la transparencia de esas reuniones”. Y añade: “Los de Vox se manifestaron también, porque les dejaron. ¡Si dejaban la manifestación del 8M, cómo no iban a dejar el resto! La cuestión no es que hubiera más cosas, ese es un argumento para imbéciles, sino que para permitir el 8M tuvieron que dejar que pasara todo lo demás”.
También recuerda cómo Iglesias abogó en su día por la politización del dolor, para luego “salir tan tranquilo en su escaño diciendo que no hay derecho que esté usando el dolor la derecha para hacer política. Ahora no conviene. ¡Es acojonante!”, remarca Adsuara, que cierra el libro con otra declaración intempestiva de Iglesias, formulada en una conferencia promovida por Izquierda Anticapitalista: “Pido disculpas por no romper la cara a los fachas con los que discuto en televisión”, introduciendo después la posibilidad de irse de ‘cacería’ en búsqueda de fachas por Segovia, subraya el autor del libro. Un libro que repasa muchas otras cuestiones desarrolladas por Zizek, siempre en torno a esa catástrofe por llegar que impulsaría la revolución comunista. “Para explotar ese malestar tiene que seguir existiendo ese malestar permanentemente. Es más, sólo la existencia del malestar podrá asegurar la posibilidad de su explotación”, remacha Adsuara.
Salva Torres
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