La escopeta de los poderosos | Miguel Ángel Villena
‘La escopeta nacional’ (1977, producción | 1978, estreno en España)
MAKMA ISSUE #04 | Centenario Berlanga
MAKMA, Revista de Artes Visuales y Cultura Contemporánea, 2021
En plena Transición política, allá por 1978, Luis García Berlanga no ha rodado en España desde que casi una década antes dirigiera ‘¡Vivan los novios!’. En el interregno, el cineasta valenciano había firmado ‘Tamaño natural’, una película de confesión personal realizada en París, que no guarda apenas relación ni con sus obras anteriores ni con su filmografía posterior.
Un tanto perplejo y desorientado en aquellos convulsos tiempos de finales del franquismo y comienzo de la democracia, Berlanga no acaba de encontrar su sitio en el cine español de la época. Todavía peor, se siente desengañado.
Así lo dejó escrito en sus memorias: “No quiero ahora cantar las alabanzas de Juan Antonio Bardem ni las mías, pero la verdad es que nosotros habíamos abierto las puertas, habíamos hecho algo que era positivo, habíamos cambiado la ruta del cine español, pero eso parecía que no nos lo agradecía nadie”.
A sus 57 años, Berlanga mira a su alrededor y observa temeroso que buena parte del público y de la crítica lo consideran ya un director amortizado.
Nada más lejos de la realidad, porque el autor de ‘El verdugo’ no ha perdido un ápice de su talento ni de su capacidad creativa. Tan solo necesita una buena trama. El momento histórico no puede ser más propicio para dibujar ese tránsito de la dictadura a la democracia en clave de esperpento, de sainete cómico.
Berlanga sigue teniendo la colaboración de Rafael Azcona como coguionista, pero resulta necesario un productor que se entusiasme con la idea de rodar una cacería por la que desfilarán los personajes que habían marcado la etapa final del franquismo, desde la aristocracia y las distintas facciones del régimen hasta la Iglesia, pasando por la burguesía, representada aquí por un industrial catalán.
Alfredo Matas será ese productor que impulsará ‘La escopeta nacional’, la película más popular y taquillera de toda la obra de Berlanga y uno de los retratos más lúcidos de aquellos años. A pesar de que la acción transcurre en 1969, durante un relevo gubernamental en el que los dirigentes del Opus Dei desbancan a los altos cargos falangistas, la anécdota que da pie al argumento se remonta a principios de aquella década, cuando el recién nombrado ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, disparó por inexperiencia y torpeza varios perdigonazos en el trasero de Carmencita Franco, la hija del dictador, durante una cacería.
El general restó importancia al suceso, pero zanjó la cuestión con una lapidaria frase dirigida a Fraga: “El que no sepa manejar una escopeta, que no venga a mis cacerías”.
Así pues, aquel triángulo mágico integrado por Berlanga, Azcona y Matas logró reflejar de forma magistral aquel final del franquismo, las entretelas de una dictadura con sus corruptelas, sus tráficos de influencias, su adoración por el dinero y el sexo, su hipocresía religiosa…
A través de una película muy coral, con una intensa utilización del famoso plano secuencia de Berlanga y con un maravilloso elenco de actores (José Sazatornil, Luis Escobar, Amparo Soler Leal, José Luis López Vázquez, Antonio Ferrandis…), ‘La escopeta nacional’ muestra también la decadencia de la aristocracia frente al empuje de la nueva burguesía.
Por todo ello, el cineasta valenciano no pudo ocultar su satisfacción cuando evocó en sus memorias la acogida de ‘La escopeta nacional’. “La película fue muy comercial, dio una fortuna en taquilla, hizo de mí un director popular, un director al que la gente reconocía en la calle, del que la gente hablaba. ¡Es Berlanga! Es el de ‘La escopeta nacional’. Desde ‘¡Bienvenido, Mister Marshall!’, de la trilogía fue mi gran éxito. Ninguna película más lo tuvo. Porque después la segunda [‘Patrimonio nacional’] fue bien pero ya mucho menos. Y la tercera, [‘Nacional III’] decente y nada más”.
En definitiva, un público ansioso por asistir como espectador a la tragicómica caricatura del franquismo formó largas colas ante las salas de cine de todo el país durante meses para ver aquella escopeta de los poderosos. Estaba claro que los españoles habían intuido aquel dramático esperpento que se les había prohibido y escamoteado a lo largo de décadas. Ahora podían verlo en pantalla grande. Desde aquel filme, Berlanga ya no fue ese hombre invisible que anhelaba ser, aunque, por otra parte, estaba muy orgulloso de su fama. Un rasgo contradictorio más de un creador sociable y tímido, a la vez que se definía como un anarquista burgués.
Por supuesto que el triunfo impresionante de ‘La escopeta nacional’ llevó a Matas a encargarle a su amigo Berlanga dos películas más en la misma línea y con la familia Leguineche como hilo conductor. Aunque, como afirmó el propio director, no tuvieron una recepción tan entusiasta, la llamada ‘Trilogía Nacional’ figura entre las obras de creación que mejor han retratado el final del franquismo.
Además, como ocurre con frecuencia en la filmografía berlanguiana, una historia muy local, muy de un tiempo y un país, el microcosmos de una cacería durante el franquismo, se convierte en manos de Luis García Berlanga en una parábola universal. Porque más allá de lo concreto, ‘La escopeta nacional’ dibuja un fresco ácido, divertido y brillante sobre las miserias y los desmanes del poder. En suma, el maestro despliega unos personajes y unas situaciones que son reconocibles en cualquier dictadura en una clave de comedia que invita al espectador a la sonrisa, pero también a la reflexión.
Miguel Ángel Villena
Periodista y escritor, autor de ‘Berlanga. Vida y cine de un creador irreverente’ (XXXIII Premio Comillas. Tusquets Editores, 2021)
Este artículo fue publicado en MAKMA ISSUE #04 | Centenario Berlanga (junio de 2021).