I Bienal de Pintura Mª Isabel Comenge
Centre Cultural La Nau
Carrer de la Universitat, 2 (Valencia)
Hasta el 17 de junio de 2018
La Fundación Juan José Castellano Comenge (JJCC) tuvo sus inicios durante el mes de noviembre del año 2016. Sus principales objetivos fueron la asistencia a personas con riesgo de exclusión o marginación social e impulsar económicamente a los pintores valencianos o que residen en la capital del Turia. En 2017 ja se ha demostrado el grado de importancia que la fundación da a las ayudas mediante la colaboración con distintas instituciones benéficas.
En cuanto al tema que nos ocupa, la promoción de jóvenes promesas del ámbito pictórico valenciano, se acaba de realizar la I Bienal de pintura Mª Isabel Comenge. La Bienal lleva el nombre de la madre del presidente de la fundación, quien le infundió, -y antes a ella su abuelo- el amor por las artes y en concreto, por la pintura. De hecho, el mismo Juan José Castellano dispone de una gran colección de obras de artistas valencianos. No solo se busca realizar esto por los artistas valencianos, sino también por el hecho de que el arte despierta en nosotros sentimientos que nos llevan al regocijo intelectual y espiritual. En definitiva, todo esto viene a desembocar en la proyección cultural del arte, de la que, si bien la mayor parte de la ciudadanía da síntomas de empezar a estar sensibilizada, nunca está de más ayudar mediante este tipo de iniciativas a que pueda llegar a todos los rincones de la sociedad, para que puedan disfrutarla independientemente de sus condiciones vitales.
Para esta Bienal se presentaron alrededor de 130 artistas. «El proceso de selección – Dice el jurado – fue duro. De 126 artistas seleccionamos a 27, que acabarían por quedarse en los 16 que vemos en la exposición». Estos artistas debían cumplir el requisito de ser menores de 45 años, entre otras cosas, para que artistas con mayor bagaje no eclipsen a los demás. El premio total de 22.000€ se repartiría entre el primer y el segundo elegidos por el jurado, 15.000€ para el ganador y 7.000€ para el segundo. Además, en la entrega de premios se realizarían dos menciones honoríficas, accésits. Las demás obras que se muestran en la exposición, aunque no hayan obtenido ningún premio, han conseguido una gran visibilidad. El hecho de que los visitantes puedan contemplar y disfrutar de las obras ya supone un grandísimo premio, y más aún si se trata de artistas que todavía no suenan en el panorama profesional.
En cuanto al criterio seguido por el jurado para seleccionar las obras que han terminado por ser expuestas tiene como punto de partida la madurez de los trabajos y la solidez de sus propuestas. Pero a la hora de seleccionarlas, según Horacio Silva Sebastián, catedrático de Bellas Artes y pintor, se tuvo muy en cuenta la modernidad, novedad, estética, calidad de la factura y otras variables. Aun así, puso especial hincapié en la emoción, sobre todo se tuvo en cuenta que la obra que fuese a ser ganadora emocionase, generase en el espectador ese momento placentero producto del diálogo entre la obra i el observador.
Nos llamó la atención el hecho de que aquellos artistas que fueran premiados en la Bienal no podrán presentarse en futuras ediciones. Esta medida se encuentra completamente justificada. Primero porque se asume que gracias a este impulso de reconocimiento el ganador tendrá más oportunidades de cara al mundo profesional, y si es así, de volver a presentarse, podría eclipsar las obras de los otros jóvenes que intentan hacerse un hueco en el mundo del arte, algo complicado teniendo en cuenta la cantidad de trabas para lograr sus objetivos en España. El propio Juan José Castellano Comenge nos comunicó su desagrado con respecto a la legislación estatal en lo que concierne al mecenazgo, puesto que pese a haber sido reformada recientemente la citada Ley de Mecenazgo, sigue siendo ineficaz, desconocida e insuficiente, presentando unas condiciones de total ineficiencia y resultando inútil para lo que la sociedad requiere. Por otro lado, comentó que la ayuda que dan algunas de las instituciones a estos artistas emergentes son insuficientes para que éstos lleguen a dedicarse de manera entera a la creación artística y que, de esa manera, la sociedad en general pueda disfrutar de sus obras.
Los ganadores de la I Bienal fueron: Nelo Vinuesa Vila con la obra «Vent du nord»; el segundo premio fue para Juan Olivares Luque con la obra «J’aime l’émotion qui corrige la règle III». Las artistas que recibieron la mención honorífica fueron: Keke Vilabelda y su obra «Block nº3» y Carolina Valls Juan con la obra «Flexible #5». No solo estas obras fueron alabadas por el jurado, ya que, como hemos comentado antes, todas las obras expuestas son muy merecedoras del reconocimiento tanto del jurado como de la sociedad en general, debido sobre todo al difícil proceso de selección al que se han sometido.
Puesto que Keke Vilabelda se encontraba en México, no pudo asistir al acto, por lo que la primera con quien tuvimos ocasión de hablar fue con Carolina Valls. Nos comentaba que para ella era toda una sorpresa haber recibido uno de los dos accésits teniendo en cuenta el altísimo nivel que había en la sala de exposiciones con propuestas tan buenas y originales. Su obra forma parte de su serie titulada «Flexible», cuyo punto de partida fue hace un año. La obra en sí muestra una clara geometrización. Se nos muestra una especie de modelo industrial que transmite una fuerte sensación de limpieza estética, que no se queda solo en eso, puesto que tal como trata el espacio transmite al espectador un lado emotivo y sensible que separa la obra de lo meramente estético.
Juan Olivares, ganador del segundo premio nos concedió también unos minutos en los que pudimos preguntarle no solo por la obra, sino por la Bienal en sí. A propósito de esto nos trasladó lo esperanzadora que resultan para él iniciativas como esta. Hemos de tener en cuenta el hecho de que se trata del premio más significativo de la Comunitat Valenciana y uno de los más interesantes a nivel del estado español, con lo cual, nos dijo, es sin duda un ejemplo a seguir, una iniciativa a tener muy en cuenta. Esto último se acentúa si tenemos en cuenta la situación actual con respecto a la citada ley de mecenazgo actual.
Su obra llama especial atención por su título, «J’aime l’émotion qui corrige la règle III», debido a que se trata de un fragmento de una muy conocida frase de Georges Braque, que dice: «J’aime la règle qui corrige l’émotion. J’aime l’émotion qui corrige la règle». La cita se encuentra enteramente ligada al proceso creativo del collage, la técnica utilizada, que responde a un proceso creativo revelador para el artista que, se espera, pueda transgredir los límites de lo físico para poder llegar a todo el público que visite la exposición.
Finalmente, pudimos hablar con el ganador del primer premio, Nelo Vinuesa, que llegó unos minutos más tarde de que se realizara la entrega de premios. Se mostró muy agradecido sobre todo por ser el primero en conseguir el reconocimiento que otorga la bienal. Nos habló de que la sociedad, paulatinamente se esta mostrando más receptiva con respecto a los artistas y al arte en general por medio de becas, coleccionistas o concursos de tipo altruista como en el que nos encontramos.
Lo que vemos en su obra «Vent du nord», parte de la serie «Atlas», es un paisaje. La obra se realizó en la Casa Velázquez de Madrid, y lo que vemos es una vista de la sierra madrileña trasladada directamente al lienzo, algo, que al principio puede chocar con la visión del espectador, puesto que no se trata de una visión del todo figurativa pero que se entiende una vez el concepto llega a nosotros. La idea es que nosotros mismos nos encontramos dentro de la montaña, en ella no somos capaces de vislumbrar el horizonte, y es por esto que la obra carece de una línea que lo delimite. La contraposición entre el azul y el gris nos muestra la idea de infinitud y lejanía, más acentuada aún con la presencia de las estrellas. Lo que vemos es una serie de iconografías que sumadas a la estructura de alambre presentan una obra que sobrepasa lo sensorial que para el pintor y miembro del jurado, Horacio Silva, muestra un estilo Neopop con un lenguaje y una elaboración muy novedosa.
Por lo pronto, la I Bienal ha sido todo un éxito tanto por la representación de artistas jóvenes que se muestran como grandes promesas del panorama artístico de la ciudad de València como por su gran jurado. Ya se tiene en mente, de hecho, la siguiente Bienal, para el 2020, de la cual se espera tenga un éxito igual o mayor a la que acaba de llevarse a cabo. Sin duda se trata de una gran propuesta e iniciativa totalmente altruista que puede servir de gran ayuda para nuestros artistas y ¿por qué no? Llegar a convertirse en un referente nacional que nos permita sentirnos aún más orgullosos de como la ciudadanía se vuelca en este tipo de actos.
Baltasar Camps Estellés
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