Lobas de Tesalia, de Pilar Pedraza
Editorial Valdemar
Algunos autores alcanzan una especie de estado de gracia por el cual ya no importa la historia que cuenten sino que sean ellos quienes la escriban. Sus fieles seguidores no se fijan en el título sino en la firma. Sí, es él o ella, y eso es lo que importa. Autores de culto que acuñan un estilo inconfundible y personal, un lenguaje propio y crean atmósferas envolventes que abducen a los lectores a otros mundos.
Es el caso de Pilar Pedraza, Catedrática de Historia del Arte de la Universitat de València y prolífica autora que a lo largo de su extensa producción combina ficción y ensayo. Lobas de Tesalia es su último título engarzado con La perra de Alejandría, un relato que nos dio a conocer a la filósofa Hipatia antes que Alejandro Amenábar la hiciera famosa con su película. También muy vinculado a su último ensayo Brujas, sapos y aquelarres en el que muestra sus amplios conocimientos sobre el tema, una cantera que junto a la Historia del Arte tan bien sabe explotar en su narrativa.
En esta ocasión Pedraza emprende un viaje a la tierra de las brujas más maléficas. Tras el accidentado sepelio de su amiga Póstuma, Lupercia Marnia, matrona romana conocedora del poder de las hierbas, asume voluntariamente el reto de evitar que la difunta se convierta en larva o fantasma. Con este noble propósito se embarca en una aventura con la compañía de su sirvienta Cátula, el ex gladadior Lycofrón y Vegano, un joven erudito etrusco. Entre la realidad y la fantasía, la vida y la muerte, el bien y el mal, Pedraza se adentra en los pliegues más mórbidos y recónditos de la naturaleza humana en una historia que rezuma fino humor y amor por los más débiles.
Las mujeres de su novela gozan de gran autonomía e independencia. ¿Existían mujeres así en la antigua Roma?
Las de muy alto copete y algunas prostitutas. Mi novela no refleja la situación real de las antiguas romanas sino mi capricho como escritora de ficción.
¿Qué es lo que le parece más moderno del mundo antiguo?
La corrupción política, la prepotencia de los privilegiados y la buena ingeniería.
Hoy día los muertos y sus fantasmas ya no mandan tanto sobre los vivos. ¿Es porque morimos ya muy mayores o porque nos da más miedo la muerte?
Son cosas del cristianismo, que lo ha pervertido todo incluso la muerte. Para los antiguos la muerte era una cosa muy seria, que posteriormente se desvirtuó hasta desaparecer como parte de la vida y del destino. Ahora ya no hay muerte; hay una especie de “borrado” del que nadie quiere saber nada.
¿Qué tipo de feminismo es el que usted propugna a través de sus novelas y ensayos?
Yo no propugno nada, me limito a denunciar el machismo y a animar a las mujeres a que no se dejen manipular o maltratar. Y a recordarles que ser madre no es obligatorio. Mis heroínas son libres y eso les da cierto encanto.
¿Cómo ha tratado el arte a la mujer y su cuerpo?
Como objeto imaginario y decorativo lo ha tratado bien y lo ha convertido en una mercancía deseable y en una golosina visual. Como tal, es disfrutable por cualquier género sin caer en el puritanismo o integrismo, siempre nefastos.
Junto a La perra de Alejandría este libro forma un tríptico greco-romano que culminará en un próximo futuro con un tercer título. ¿Cuál es el hilo conductor que cree que engarzará los tres relatos?
La cultura grecorromana reinventada, tipo Satyricon de Fellini o Medea de Pasolini, dos de mis películas predilectas. Nada que ver, por cierto, con la novela histórica al estilo de Yourcenar.
¿Se atrevería a trazar el perfil de sus incondicionales seguidores?
Se enganchan todos si son imaginativos, sea cual sea su edad, género o condición. Agradecen la transgresión y el humor corrosivo.
Usted fue Consellera de Cultura en el gobierno de Juan Lerma. ¿Si volviera a ocupar ese cargo, cuáles serían sus prioridades?
Presentaría la dimisión inmediatamente. Estoy en una época de subversión mental y de escasa confianza en la política cultural.
Tras casi 30 años en la enseñanza universitaria, ¿qué es lo que más echa en falta en el sistema educativo?
Una pizca de inteligencia en las cúpulas ministeriales y un poco de interés por salir de la inopia por parte de los alumnos.
¿Qué futuro augura al gobierno de izquierdas?
Le deseo lo mejor y espero que no deje de ser de izquierdas para hacerse lacayo de la oligarquía, como se decía en mi juventud siguiendo a Marx. Triunfarán si no abandonan a la ciudadanía.
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