‘Andar sobre hielo frágil’, de Petit Mal
Discos Sféricos, 2018
En 2005 apareció “Finlandia”, álbum publicado por Discos Sféricos que supuso el debut discográfico de la banda Petit Mal. El título, pese a sus gélidas resonancias, se refería, curiosamente, a una calle de València. Aquella colección de canciones intimistas, que se pegaban a quien las oía casi sin que se diese uno cuenta, tuvo una limitada repercusión. Sin embargo, con los años, los temas fueron creciendo y, lo que es más importante, siguieron escuchándose en los reproductores de muchos aficionados.
Como explica Suso Giménez Soler, cantante, guitarrista y compositor del grupo, “los resultados positivos vinieron después”. De hecho, los años le han valido a aquel trabajo ya lejano calificativos como “disco icónico” o “referencia del indie pop valenciano”.
Pese a ello, una década transcurrió en silencio en lo que a nuevo material de estudio se refiere, si exceptuamos el EP ‘Me conoces bien’, de 2008. Pero ese silencio tan largo y desconcertante ha tenido el efecto de alimentar la expectativa, la curiosidad, por oír nuevos temas de aquella banda: ¿cómo habrían evolucionado? ¿Qué de nuevo tenían que decir? Sin duda, aquella tenía que ser una historia inconclusa.
Algo se movía cuando, en 2015, de cara al décimo aniversario de ‘Finlandia’, once bandas valencianas se juntaron para versionar las canciones de Petit Mal. El disco se publicó bajo el título de ‘Visiones finlandesas’.
El proceso culmina ahora con la aparición, por fin, del que es ya segundo álbum de estudio de Petit Mal, ‘Andar sobre hielo frágil’. Al parecer, el homenaje y reconocimiento por parte de amigos y compañeros de oficio fue lo que empujó definitivamente a Suso Giménez a retomar la escritura de canciones: “Hubo años de pausa, pero en los últimos he ido haciendo cosas, primero a ritmo lento y después ya con fecha de estudio… y eso ha cristalizado en el disco”, ha explicado. También “estuve desenganchado durante unos años, es verdad. Pero en los últimos tiempos he recuperado algo de la pasión por tocar que tenía en mi juventud”, dijo hace un tiempo.
Llegamos entonces al álbum, al tan esperado álbum, y ¿qué nos encontramos?
Evolución y continuación
‘Andar sobre hielo frágil’ constituye, en cierto modo, una viva continuación de ‘Finlandia’. Existe una especie de coherencia evolutiva entre ambos trabajos, pese a que más de una década los separa.
Esa sensación de continuidad –uno de los puntos interesantes del álbum– se debe a que, imaginamos que con paciencia y esfuerzo, se ha logrado reunir de nuevo a los perpetradores de aquel hito: no sólo repite la formación original, con Suso Giménez Soler, Juan Luis Salmerón (ambos llevan tocando juntos desde los quince años) y la violinista Anna Benavent (quien se les unió en 1999), sino que también vuelve Dani Cardona, productor de ‘Finlandia’, aunque esta vez solamente tocando batería y percusiones. Repiten, así mismo, discográfica (Discos Sféricos) y hasta el diseñador de portada, Antonio Ballesteros, quien ha vuelto a aportar una icónica imagen que representa a la perfección esa mezcla de calidez y frío en que se mueven las composiciones de Suso.
El tiempo ha pasado, no obstante, y la formación se enriquece con Anna Sanz de Galdeano (violín y coros), Paco Morillas (bajo y productor, el disco se ha grabado en su estudio El Árbol), Xavo Giménez (banjo) y Gilberto Aubán (piano y teclados).
En la música de Petit Mal ha habido, desde luego, un desarrollo que va más allá de la evidente querencia por los ritmos sureños y country. Estos son una constante en casi todo el disco. Si ‘Finlandia’ era ya de por sí un trabajo sobrio, en ‘Andar sobre hielo frágil’ las canciones se han espirituado al máximo en favor de la intensidad. No se ha dejado el menor espacio para el efectismo o lo superfluo. No hay nada prescindible, ni en temas ni en arreglos.
Tanto es así que las diez canciones que componen el álbum rebasan por los pelos los treinta minutos de duración. La mayoría no llegan a los tres minutos… Diez años de evolución creativa condensados en apenas media hora de música.
Es un severo ejercicio de honestidad del que salen muy favorecidas la emoción y el detalle: oyendo el disco se tiene la sensación de que cada escucha desvelará siempre nuevos matices. “Me encantaría grabar un disco que resistiera tan bien el paso del tiempo como ‘Finlandia’”, dijo Suso Giménez hace años.
Un sentimiento de fragilidad, de precariedad existencial, recorre cada canción, como ya se nos anuncia en el título. “Vivir es caminar sobre hielo frágil, nunca sabemos por dónde se va a romper”, ha afirmado el propio Suso.
La voz de Suso, tan sobria como los temas que compone, es la de un amigo, un vecino, un compañero de trabajo: alguien cercano a quien nos gusta escuchar mientras nos cuenta sus problemas, su pelea con la vida.
Tema a tema
El disco se abre con la canción que le da título. Un tema que emana lirismo y que se beneficia enormemente del violín de Anna Benavent y del piano de Gilberto Aubán. Destaca también el estupendo apunte eléctrico final.
‘Tampoco sé adónde ir’ es un ejercicio de rítmica rabia contenida, un efectivo reproche en medio tiempo, cuyo crescendo invita a menearse.
‘Indiferencia’ es, quizá, uno de los temas carismáticos del disco. Una composición llena de sentimiento, donde el bajo y la batería marcan los ritmos sureños tan presentes.
‘Canción de ayer’ plantea sin adornos la dificultad de crear una buena canción. Las frustraciones, a ritmo de banjo, del compositor, que suelen quedarse fuera del foco.
‘No sabe volver’ es la plasmación de una de las grandes virtudes de Petit Mal: la capacidad de, con pocos elementos, suscitar hondas emociones. Una canción llena de recovecos, para escuchar y reescuchar.
‘Canción de Lot’, con sus referencias bíblicas, es uno de los temas que entran en la primera escucha. Parece destinado a convertirse en un clásico entre los seguidores de la banda, con su vibrante guitarra eléctrica y con su pegadizo coro final. A este aporta su tono de bajo el propio padre de Suso Giménez Soler.
‘Todo es mejor’: canción de gran belleza, que nos habla de la consagración del amor de pareja y que, quizá, sea la que más remita a ‘Finlandia’. A destacar los coros de Anna Sanz de Galdeano, la preciosa línea de bajo, el atractivo ritmo de piano y el hipnótico juego de voces. Todos juntos conforman esa atmósfera oscura y sosegada que constituye el signo creativo de la banda.
‘Miedo’: melodía a la vez delicada y vigorosa compuesta por Suso Giménez, con letra de Fernando Giner Giménez. Un tema de reafirmación en la lucha amorosa.
En ‘Tus dudosos aciertos’ vuelven los aires folk y country, reforzados por un emocionante piano y el refrescante banjo de Xavo Giménez. Un tema sincero y cautivador.
El disco se despide con ‘Si esto fuera verdad’, canción que cierra de manera intencionadamente abrupta el viaje con el significativo verso “si esto fuera el final”.
Esperemos que no, que volvamos a escuchar pronto nuevas canciones de Petit Mal, y que no tengamos que esperar otros diez años.
PETIT MAL | ANDAR SOBRE HIELO FRÁGIL | SPOTIFY
José Miguel Vilar-Bou
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