Remando en el mismo barco (VI) | Testimonios de parejas dedicadas a la cultura
Leonor de Arizón y Enrique Fayos (Monasterio Sant Jeroni de Cotalba y Olympia Metropolitana)
Martes 9 de junio de 2020
Artes escénicas, patrimonio, conciertos, la librería Lé de Madrid… El matrimonio Leonor de Arizón y Enrique Fayos forma parte un entramado cultural cuyos dos ejes son la empresa Olympia Metropolitana y el Monasterio de Sant Jeroni de Cotalba (Siglo XIV), situado en el municipio de Alfahuir. Heredero de una saga familiar dedicada al espectáculo, Fayos gestiona junto a su hermana Mª Ángeles el Teatro Olympia y otras cuatro salas: el Talia, el Auditori de Torrent y sendos teatros en Catarroja y Vall d’Uxó. Su actividad incluye un equipo humano de 70 personas, que en la actualidad se acogen a un ERTE, excepto 14 que siguen al pie del cañón.
Arizón es directora de marketing y relaciones exteriores de Cotalba, empresa familiar que gestiona una de las joyas del patrimonio histórico artístico valenciano, el Monasterio de Sant Jeroni, enclavado en un paraje paradisíaco de La Safor. Abierto al público desde 2005, ofrece visitas guiadas, eventos sociales y empresariales y el festival de Música al Monestir de Sant Jeroni de Cotalba.
Arizón y Fayos se conocieron en Benicàssim, en el 81, y se casaron siete años más tarde. Tienen tres hijos veinteañeros y todavía mantienen sus amistades de juventud en la playa castellonense. Por su profesión tratan a diario con muchos artistas y acopian una rica colección de anécdotas sobre los miembros de la farándula. «Recuerdo que el día que nos casamos en 1988: estrenó Arturo Fernandez una comedia en el Olympia, y no entendía que nos hubiéramos casado el mismo día que actuaba él; siempre me lo recordaba», cuenta Fayos.
Para ambos la situación es de absoluta incertidumbre, aunque barajan planes para la nueva normalidad. «Lo que más nos preocupa es el miedo», dicen. «El miedo de la gente, sobre todo de los mayores, a volver a la salas. No es lo mismo sentarse en una terraza al aire libre que estar en un lugar cerrado. Algunos artistas de cierta edad han aplazado sus actuaciones a 2021, precisamente por ese miedo».
El empresario teatral se plantea dos escenarios posibles: volver en julio o, si las condiciones lo impiden, en septiembre. En el primer caso, el telón del Olympia se alzará con la comedia de producción valenciana ‘El método Gronholm’, que se debía haber estrenado en mayo. Si hay que aplazar la reapertura a septiembre se hará con ‘Perfectos desconocidos’, después vendrá Goyo Jiménez, y Lola Herrera con ‘Cinco horas con Mario’.
La crisis del coronavirus es la tercera que supera la empresa de la familia Fayos. «Tuvimos la del 82 en los cines, debido a la tele y a los vídeos, y la financiera de 2008», recuerda. «Para mí estas sacudidas son también un época de oportunidades si las sabes aprovechar».
En 2008 optó por presentarse a los concursos de gestión de teatros, diversificando así su actividad, y ahora se lanza a un primer proyecto audiovisual con una serie para plataformas digitales inspirada en la novela de Ramón Palomar ‘La Gallera’. «Me gustó mucho», comenta. «Tiene personajes muy fuertes y se desarrolla en gran parte en València».
Las actividades en el Monasterio de Sant Jeroni también se verán afectadas. «Las visitas se harán con un número reducido de 16 personas por grupo y pensamos aplazar los conciertos para noviembre y fin de año», explica Arizón. «Vamos a aprovechar esta bajada de actividad para realizar obras de rehabilitación que así se podrán llevar a cabo sin interferir tanto con los eventos habituales que se realizan en esta época».
En 1836, el Monasterio de Sant Jeroni fue uno de los bienes de la Iglesia incluidos en la desamortización de Mendizábal. Adquirido por Tomás Trénor, en 1948, en la actualidad es propiedad de la madre de Arizón, sus hermanas y cuñada. Declarado, en 1994, Bien de Interés Cultural se abrió al público años más tarde siendo escenario de diversos eventos culturales como el que tuvo lugar en 2019, ‘Lucrecia y María, duquesas del territorio Borja’ en colaboración con el Palau Ducal de Gandía. «Además de acometer una rehabilitación importante, tenemos el proyecto de un app en cuatro idiomas y queremos organizar también alguna exposición».
A pesar de contar con la ventaja de ser una empresa grande y consolidada, Fayos subraya que se vive un momento complicado. «No soy partidario de las subvenciones», afirma. «La mejor subvención es el público pero se deberían reducir impuestos. Es evidente que todos vamos a pasar una mala racha pero no puedes hundirte, y hay que buscar oportunidades en las desgracias. Se atisba un cambio en el centro de gravedad del ocio y debería aprovecharse la oportunidad de crear sinergias entre el turismo y la oferta cultural».
Arizón y Fayos califican de «poca ambiciosa y cortoplacista» la política de los gestores culturales. «Se apuesta por el teatro valenciano, pero no se le adjudican recursos suficientes». Deploran que el Palau de la Música lleve tanto tiempo cerrado, «algo impensable en una gran ciudad», y cuestionan la forma de aplicar el Plan Respira. «Está bien limitar el tráfico, pero hay que aplicar antes otras medidas, como aparcamientos periféricos, lanzaderas e intercambiadores en el Metro. Son inversiones muy caras y es más fácil hacer carriles bici y cerrar el acceso a los coches».
Sea en julio o en septiembre, según la autoridad decida, los escenarios retornarán a la vida y la música volverá a llenar las nobles piedras del Monasterio de Sant Jeroni. Arizón y Fayos trabajan a fondo para que sea posible.
Bel Carrasco
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