Imágenes de la mujer en el arte moderno valenciano (1880-1936)
Sala de Exposiciones del Ayuntamiento de Valencia
Hasta finales de julio de 2016
La mujer fue sistemáticamente excluida de la actividad intelectual y creativa durante siglos. Salvo contadas excepciones, limitada a ser objeto de inspiración o consumidora pasiva. ¿Cómo contribuyó el propio arte a construir los distintos estereotipos femeninos y perpetuarlos a lo largo del tiempo? A esta pregunta pretende responder la exposición Imágenes de la mujer en el arte moderno valenciano (1880-1936) que se exhibe en la Sala del Ayuntamiento de Valencia hasta finales de julio. Se puede considerar la primera muestra colectiva de estos artistas seleccionada con criterios, no estilístico o temáticos, sino de género.
Reúne 59 obras de pintores que trabajaron entre 1880 y 1936, como José Manaut, Cecilio Pla, Manuel Benedito, Pepito y Juan Antonio Benlliure, José Pinazo, Antonio Fillol, Gabriel Puig Roda, Leopoldo García Ramón, etcétera, junto a un par de Sorollas. Además, carteles, orlas académicas, ex-libris y portadas de revistas. Organizada por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Valencia con el apoyo de Javier García, técnico de la Oficina de Exposiciones del Servicio de Patrimonio Histórico y Artístico, este proyecto ha sido dirigido por la joven historiadora del arte Mireia Ferrer que ofrece una mirada nueva sobre el pasado. Algunas claves para comprender cómo se construyeron los distintos estereotipos del llamado sexo débil, sinónimo de fragilidad, animalidad o perversidad, ampliamente representada en diversas modalidades de la femme fatale.
“El objetivo de la exposición es mostrar cómo muchos de los modelos de mujeres que se crearon en esa época prevalecen todavía hoy en día, y cómo es necesario que las mujeres seamos capaces de desprendernos definitivamente de ellos”, dice Mireia Ferrer.
La mayoría de las imágenes plasman a la mujer burguesa, pero también a las proletarias como Ofelias modernas, jóvenes suicidas en el contexto de una sala de autopsias o la morgue. La exposición se divide en cuatro grandes bloques que agrupan los principales categorías femeninas analizadas: La mujer como encarnación de la muerte y enfermedad, como ángel del hogar, en su faceta malévola de femme fatale y, por último, realizando actividades consideradas varoniles, como jugar al tenis, pintar, hacer fotos o practicar la natación: el nacimiento de la mujer moderna. Entre las más curiosas, una acuarela de Enrique Pertegás dedicada a la espía Mata-Hari.
Los pintores modernistas valencianos no presentan ninguna peculiaridad en su visión de la feminidad respecto a los artistas de otros países. “Esa es quizás una de las grandes evidencias del pensamiento occidental, no importa que nos refiramos a Paris, Berlín, Madrid, Nueva York o Valencia”, indica Ferrer. “Entre todas las construcciones culturales propias de la mentalidad occidental, la de género es la única que se muestra semejante en casi todas las latitudes. Podemos encontrar modelos de femme fatale, de new woman tanto en el arte valenciano como en el arte vienés, parisino, inglés o norteamericano de la época. Lo que sí es cierto es que el excelente talento como dibujantes y coloristas que caracterizó a los miembros de la escuela valenciana, hizo que muchos de ellos fueran muy solicitados como ilustradores de revistas, como el caso de Cecilio Pla. Por ese motivo sus obras dedicadas a la mujer son muy abundantes”.
La sección Mujer moderna está presidida por un retrato de José Manaut realizado en 1933 de Felicidad Marín, primera profesora de Educación Física que ejerció en el Colegio Cervantes, que con más de 90 años vive todavía. En esta sección ya se atisba un cambio de rumbo en la visión de lo femenino. ¿Significa una ruptura con la etapa anterior o todavía se mantiene la percepción de la mujer como un ser inferior, más débil y volátil que el varón? “Fue una ruptura, pero este modelo, el de la nueva mujer y el feminismo no fue asimilado de manera homogénea en España, existieron actitudes más laxas y planteamientos más radicales, como hubieron modelos de mujer más modernas o menos”, responde Ferrer. “Lamentablemente, esta nueva mujer que demandaba mayores cotas de igualdad y capacidad de decisión sobre su propia vida, no tuvo ocasión de desarrollarse. Los acontecimientos históricos en España, la llegada del franquismo y la recodificación de la mujer con el nacionalcatolicismo, truncaron de raíz el nuevo modelo que se había gestado en las primeras décadas del siglo XX”.
Mireia Ferrer realizó su tesis sobre los pintores valencianos en París. En el año 2000 comenzó a impartir un curso de extensión universitaria, Mujer e Historia del Arte en la Universitat de València y la Universitat d’Alacant junto con el Institut de la Dona. “Que fuera un seminario de extensión universitaria pone en evidencia las carencias de muchos planes de estudios que dedican escasa atención al tema por lo que los docentes deben encajarlo en asignaturas no referidas al mismo”, señala Ferrer.” Los estudios de género son entendidos como algo muy específico, cuando deberían ser integrados como parte esencial de la Historia del Arte, del pensamiento y la cultura en general”, concluye.
Bel Carrasco
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