Viva el Ciñe
Preestreno de ‘La Puerta Abierta’, de Marina Seresky
Cines ABC El Saler
Centro Comercial El Saler
Av. del Professor López Piñero, 16. Valencia
Miércoles 30 de agosto 2016
Nuevamente los chicos de Viva el Ciñe se pusieron en mono de trabajo y nos trajeron otro preestreno a la capital del Turia, en este caso una película que venía precedida, entre otros premios, de la Tesela de Oro del Festival de Alicante. La Puerta Abierta es un film dirigido por Marina Seresky y nos cuenta la historia de Rosa (una impecable Carmen Machi) que sobrevive como puede en un piso con su madre Antonia (una no menos genial Terele Pávez) que es una prostituta retirada, discapacitada y con muy mala leche.
Ambas comparten esa vida de miseria junto a sus vecinas de corrala, que también ejercen esa profesión y que se pasan el día discutiendo. Junto a ellas, de vecina, tienen a Lupita (Asier Etxeandia), una travesti dulce y amable, un bálsamo de paz en ese infierno. Esa vida dura comienza a cambiar con la llegada de Lyuba, una niña que acaba de perder a su madre, también prostituta y vecina, por una sobredosis y que se cuela en su casa. A partir de ahí comienza una trama llena de grandes interpretaciones que te dejarán helado y viendo las pobrezas del ser humano.
A su presentación en Valencia acudieron la directora y el actor Asier Etxandia, que estuvieron muy amables con la prensa. Marina Seresky estaba muy contenta con el resultado final, de hecho cuando me acerqué a preguntarle por la película y le di mi enhorabuena, se sorprendió, “a todo el mundo le está gustando”, me dijo entre risas. Los papeles de las protagonistas son muy crudos, muy reales, excesivamente descarnados, ¿acaso Marina tuvo que hacer un trabajo previo de investigación con prostitutas reales para darle tanta credibilidad a sus diálogos?
Ella misma nos saca de dudas: “He conocido a prostitutas pero no me he tenido que meter muy a fondo, porque yo creo que en el fondo la película no habla de prostitución, sino de esta mujer que es muy infeliz (Rosa, Carmen Machi) y que no sabe cómo ser feliz y que no se encuentra, y que ni siquiera tiene ganas de salir de ese lugar tan oscuro. Este personaje sería así si fuera cajera de un supermercado o maestra, lo que pasa es que el mundo de la prostitución me ayudaba a contar este ambiente un poco triste y un poco amargado que tienen estos personajes, pero no hablo directamente de la prostitución”.
El film sucede en un lugar muy pequeño, una casa sórdida, y a medida que va evolucionando la trama se clarea, algo que nos lleva en un viaje emocional diferente gracias a las texturas. “La base era empezar con una oscuridad muy grande y que fuera entrando la luz, a veces es muy sutil, pero lo hablas con el equipo, son cosas muy pequeñas, adonde va el personaje, de la sombra a la luz; aquí hay cuatro personajes que viven en una situación muy oscura, pero sobreviven, como todos”, señala Seresky.
El buen recorrido que ha tenido por festivales es algo muy positivo para un film, tal y como destaca la propia directora: “Es muy importante, sobre todo para una película como esta, que es una película con un presupuesto bajo y ha tenido un recibimiento en los festivales internacionales maravilloso, y ves la reacción del público en lugares que no te puedes imaginar y se ríen de lo mismo; estar en México, en Rumanía o en Bulgaria y que entienden lo mismo”.
El papel de Antonia, madre de Rosa (Carmen Machi) lo iba a interpretar Amparo Baró, pero su fallecimiento impidió que así fuera y entonces se optó por Terele Pávez. “Fue muy duro en el fondo personal, porque Amparo además de ser la actriz que iba a interpretar a Antonia era mi amiga personal; además falleció durante la película. Y en la película yo había ensayado ya con ella, pero de repente entra Terele, que es un tsunami… No le puedo estar más agradecida, porque ha entrado en un momento crítico para nosotros, porque no teníamos a la Antonia y lo ha dado todo», explica Seresky.
«Además -continúa la directora- hace para mí una cosa maravillosa en la película, un personaje muy complicado, porque es buena, mala, loca, tierna, enferma… lo tiene todo. Es bestial trabajar con Terele Pávez; para mí que amo el cine, que he crecido con Los Santos Inocentes, estar trabajando con Terele Pávez es un sueño”.
El film demuestra que con pocos medios también se pueden rodar pequeñas obras maestras. Como dato curioso apuntar que un nutrido grupo de fans de Asier Etxeandia estaban allí con él, y mientras esperábamos nuestro turno de preguntas, nos fueron informando de sus trabajos en teatro, cine y en televisión. Nos encanta ver que el cine español goza de tan buena salud.
Javier Caro
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