Tucker: masa y figura
Museo de Bellas Artes de Bilbao
C / Museo Plaza, 2. Bilbao
Hasta el 14 de septiembre, 2015
El Museo de Bellas Artes de Bilbao acoge una amplia selección de voluminosas obras de la etapa más figurativa del escultor anglo-americano William Tucker, uno de los pioneros del movimiento minimal europeo en los años 70. Bajo el título Tucker: masa y figura, la primera exposición que protagoniza en España, presenta 48 piezas, 24 esculturas de tamaño grande y medio y 24 maquetas previas de las mismas, y 57 dibujos, en una retrospectiva que abarca sus últimos 30 años de carrera escultórica, en los que dio un giro de 180 grados a su obras, según informa Efe.
Tucker, según explicó el comisario de la muestra, Kosme Barañano, dejó el minimalismo a mediados de los años 80, tras trasladarse a vivir y trabajar a EEUU. En esa época dejó de hacer piezas de carácter conceptual y frío y comenzó a interesarse por la escultura de grandes volúmenes que podía modelar y realizar, en yeso o bronce, con sus propias manos, al estilo del francés Auguste Rodin.
El artista, presente en la inauguración, reconoció que lo que le interesa de Rodin es que el escultor francés, contemporáneo de los pintores impresionistas, “era un artesano, que sabía cómo hacer sus propias esculturas”. “No era como la gente actual que tiene una idea y le pide a alguien que se la haga”, indicó, al tiempo que reconoció que le gusta dejar inacabadas sus obras a propósito para que el espectador tenga que cavilar y pensar qué es lo que ha querido plasmar en sus voluminosas piezas.
“Son obras -explicó Barañano- que nos hacen trabajar para ver qué hay detrás de la presencia del bronce o del yeso. Las figuras, cabezas y manos que plasma en sus obras se ven cuando damos una vuelta a las esculturas”. Barañano puso como ejemplo de ello la pieza en yeso titulada Odalisque (2008), que vista desde un ángulo se asemeja a una masa informe en forma de uve pero que, contemplada desde otro, se revela como el torso, sin cabeza ni pies, de una mujer sentada con las piernas en alto.
Respecto a los dibujos a carboncillo que acompañan y en muchos casos explican las esculturas, Barañano comentó que también el lugar y la distancia desde la que se observen influye en lo que el público ve reflejado. “Al alejarse -matizó-, uno puede ver manos, torsos y cabezas, pero al acercarse al dibujo, sólo contempla una serie de líneas abstractas, aparentemente sin sentido”.
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