#MAKMAArte
‘A pesar / A saber / A tientas’, de Mar Arza
Comisariado: Nuria Enguita
Institut Valencià d’Art Modern (IVAM)
Guillem de Castro 118, València
Del 26 de mayo al 16 de octubre de 2022
“La idea del universo como madre que todo lo da ha sobrevivido, aunque bajo diferentes formas, hasta nuestro tiempo”, señala Riane Eisler en su libro ‘El cáliz y la espada. De las diosas a los dioses: culturas prepatriarcales’. Mar Arza, también en cierta manera y formulándolo mediante un conjunto de 12 esculturas, en diálogo con otras de Julio González y piezas arqueológicas antiguas, dibuja ese mismo universo, entre poético y sacro, en torno al cuerpo femenino ligado a la donación y a la fertilidad de la tierra.
“Las estatuillas femeninas de los pueblos del Paleolítico son, junto con las pinturas rupestres, los santuarios en cuevas y los sitios funerarios, importantes registros psíquicos. Dan testimonio del sobrecogimiento que sentían nuestros antepasados ante el misterio de la vida y el misterio de la muerte”, subraya Eisler en el citado libro. Y Arza, de nuevo siguiendo ese rastro milenario, muestra esas mismas estatuillas femeninas en una sala del IVAM a modo de santuario repleto de misteriosos claroscuros entre vitales y siniestros.
“Es un proyecto pensado para esta sala, que tiene algo de capilla con el techo bajo”, apuntó la artista de una exposición que ha titulado ‘A pesar / A saber / A tientas’. Capilla con sus respectivos espacios de recogimiento en torno a figuras femeninas representadas en formas diversas y con materiales distintos: diosas, madres, mujeres amamantando a bebés, bustos, vainas, botellas o vasijas, ya sean en plancha de cobre, bronce sobre piedra, tierra cocida o cerámica.
Una capilla repleta de inscripciones o plegarias conformadas por oraciones sobre la espesura del cuerpo, la abundancia, el cuerpo materno simbolizado en jarras, en barro, en lugar sagrado. Una visión “fragmentada de la iconografía femenina”, que Arza reinterpreta mediante el “intento de disfunción” de las formas que acogen toda esa simbología femenina. “Esa jarra que debiera contener el líquido -vertido fuera- parece que llora, de manera que doy vida a otras significaciones”, resaltó la artista, en alusión a la pieza “El cant de la vessada’, que, más que llorar, diríase que hace aguas.
Y así, “a tientas”, es como Mar Arza va desplegando los misterios del cuerpo femenino, que “a saber” lo que revela, una vez la mitología se alía con las nuevas investigaciones arqueológicas, y “a pesar” de los intentos por despojarlo de las etiquetas que lo encierran en la maternidad como fuente de vida. “Hay también una vertiente teatral” acerca de esas “formas ancestrales y prehistóricas”, representando “no solo al cuerpo donador de vida, sino la vuelta al origen no para restituir nada”, señaló Nuria Enguita, directora del IVAM y comisaria de la exposición.
“Junto con la primera conciencia del ser en relación con otros humanos, animales y el resto de la naturaleza, debió de existir una conciencia del asombroso misterio -y la importancia práctica- sobre el hecho de que la vida surge del cuerpo de la mujer”, apunta Eisler. “El cuerpo materno bien puede ser una vasija que contiene y nutre, rebosa vida y la cobija”, se dice en uno de los cinco módulos de la muestra relativo a la ‘Oración en jarras’.
La presencia iconográfica de ese simbolismo sobre el cuerpo femenino (“figuras femeninas prehistóricas que me fascinan”, dijo Arza) es subrayada en el texto que acompaña a la exposición: “Su cuerpo constituía un amuleto que canalizaba las aspiraciones de continuidad y alimento. La fertilidad de su cuerpo y el cultivo de la tierra estaban intrínsecamente relacionados”.
Las esculturas de Mar Arza vienen a resaltar lo que el mismo texto expositivo formula: las capacidades intrínsecas del cuerpo de la mujer, que aparecen “multiplicadas o desfiguradas, en tensión o abandono…, desplazando el cuerpo a zonas de conflicto y ampliando el eco de su disfuncionalidad”. De ahí la ligazón entre lo que la propia artista llamó el paso de “lo ordinario a lo extraordinario”.
Lo ordinario del recipiente utilizado para la función que le es inherente y lo extraordinario de una estética alejada del fin para el que fue creado y que “le añaden la belleza, el rito y la simbología”, subrayó Arza. Otro tanto cabe decir del propio cuerpo femenino dotado de la capacidad de gestar vida -he ahí la función de la estricta biología- y las lecturas mitológicas y plásticas a que da lugar su capacidad de procreación.
En la sala convertida en capilla dentro del IVAM, las 12 esculturas de Mar Arza se someten a la “cuestión sacra” sugerida por la artista, para revelar nuevas lecturas a partir de aquellas otras provenientes de la prehistoria. El cuerpo femenino aparece como depósito de múltiples formas asociadas con esa donación de vida. Formas que la artista muestra a tientas, dejándose llevar por los claroscuros, en una especie de juego “que esconde unas piezas y revela otras”.
‘A pesar / A saber / A tientas’ indaga en ese cuerpo desde una óptica que lo trasciende, al modo en que los poetas renuevan las palabras gastadas por el tiempo. Palabras encarnadas en las obras ‘Feuille volante’ o ‘Femme gaine’, como dadoras de un sentido que escapa a la materialidad corporal. Con esta exposición, Mar Arza no hace si no dar cuenta de la fuente de vida -a veces contradictoria- que emana en cada una de las obras por las que ruega tras evocar su larga existencia.
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