#Covid19: Com poden els mitjans sobreviure a aquesta crisi?
Encuentro online con Ignacio Escolar, director de eldiario.es y Javier Alfonso, director de Valencia Plaza
Moderado por Noa de la Torre, presidenta de la Unió de Periodistes Valencians, organizador del encuentro
Jueves 7 de mayo de 2020
A veces las decisiones más complejas, incluso traumáticas, tienen respuestas sencillas. Simplemente se trata de aplicar una racionalidad basada en cuestiones éticas que, como apunta la filósofa Adela Cortina, no tiene por qué ser algo ajeno a la práctica empresarial, sino consustancial a ella. De manera que para responder a la pregunta ¿cómo pueden los medios sobrevivir a esta crisis del #Covid19?, formulada por la Unió de Periodistes Valencians, por medio de su presidenta Noa de la Torre, a Ignacio Escolar (el diario.es) y Javier Alfonso (Valencia Plaza), nada más sensato, por extraño que parezca en el seno del capitalismo, siempre que le añadamos el apellido de salvaje, que aplicar la receta formulada por Escolar.
“En el caso de eldiario.es nosotros hemos encontrado una respuesta a cómo sobrevivir a esta catástrofe. Estamos pasando en la parte publicitaria igual de mal que todos los medios, porque en el momento que se para la economía, se para el consumo y se para la publicidad, y la publicidad es una de las fuentes de ingresos de los medios, pero en nuestro caso hemos encontrado una tabla de salvación enorme en nuestros lectores”. Pero la cosa no queda ahí, sino que Escolar, en el encuentro online organizado por la Unió, prosiguió: “Hicimos un llamamiento a los lectores y la verdad es que nos han respondido de una manera excepcional, hasta el punto en que estamos en una situación muy rara para la mayor parte de los medios, porque hemos pasado de 35.000 socios suscriptores que teníamos a 1 de enero de 2020, 36.000 cuando arrancó la pandemia, a tener ya más de 53.000”.
Como si estuviera siguiendo el eco de las palabras de Cortina en su libro ¿Para qué sirve realmente…? La ética (“si no tomamos nota de lo cara que sale la falta de ética, en dinero y en dolor, el coste de la inmoralidad seguirá siendo imparable”), Escolar fue desgranando aún más su respuesta: “Antes de que empezara esta crisis el ingreso de la publicidad era de alrededor de dos tercios frente a un tercio de los lectores, y con esta situación hemos conseguido probablemente que vayamos a pasar a tener un modelo en el que más o menos la mitad dependa de la publicidad y la otra mitad dependa de los lectores. De manera que no vamos a aplicar ningún ERTE, ni ningún despido. Hemos recortado sueldos pero solamente del equipo de jefes, de los directivos de la redacción, entre un 10 y un 30% en función del sueldo de cada uno, y se ha congelado el reparto de cualquier tipo de dividendo entre los accionistas”.
Para Alfonso, la respuesta a la pregunta de cómo se puede sobrevivir a la crisis, pasa por hacer buen periodismo. “Es verdad que hemos visto que se puede sobrevivir no haciendo periodismo o haciendo mal periodismo, pero quiero pensar que eso no tiene mucho recorrido. Nuestra empresa lo que ha hecho ha sido suspender los planes de expansión que había, pero el periódico se mantiene sin ningún recorte, ningún ERTE. La premisa fundamental es que el producto es el periodismo, la información, y si olvidamos esto estamos hablando de otro tipo de negocio”.
Con respecto a la cuestión planteada por Noa de la Torre, en calidad de moderadora del encuentro digital, de si la crisis causada por el coronavirus va a traer cambios en los modelos periodísticos, Escolar fue taxativo: “Yo sí creo que esto va a suponer un cambio en la manera en que se consumen los medios de información y la manera en que se financian. Cualquier periódico digital que esté informando sobre el coronavirus ha notado que el consumo de información en Internet se ha disparado. Normalmente las cifras de eldiario.es en un día normal está en un millón de usuarios únicos, más o menos. Estos días hemos estado en cuatro millones, cuatro veces más. Y esta multiplicación por tres o por cuatro es lo que estamos detectando casi todos los periódicos”.
“Yo creo”, continuó diciendo, “que es un aprendizaje muy rápido para mucha gente que le había costado llegar a Internet y tengo dudas de si a la vuelta del confinamiento eso se mantendrá. Lo más probable es que sí y que pegue un escalón mayor en esta transformación en la que llevamos ya varios años de la prensa escrita en papel a la prensa en digital”, lo cual afectará igualmente al modo de practicar el periodismo. “Yo defiendo que cuando tu objetivo fundamental, por un lado, es conseguir un medio creíble para tus anunciantes y para tus lectores, y por otro lado, cuando tú piensas en qué tipo de periodismo tienes que hacer para que la gente te pague, pues es evidente que no sirven los gatitos o las Kardashian. Cuando vas a por la audiencia creo que el tipo de periodismo que haces es peor que cuando vas a la calidad”, subrayó.
Escolar puso especial acento en el tipo de publicidad insertada en los medios, porque dibujaba a su vez el perfil del propio medio. “Lo que más se te está hundiendo es la publicidad a volumen: yo tengo tantas páginas vistas y te las vendo al peso. La manera de vender publicidad un poco mejor es que tu medio sea creíble, influyente, leído, veraz y que está haciendo las cosas bien. Si un anunciante quiere comprar publicidad al peso, los medios de comunicación somos cada vez peor negocio. Es mucho más barato comprarlo al peso en Youtube, mucho más barato”. De ahí que su medio ofrezca al anunciante “una cosa muy diferente, y es que la gente confía, si somos un buen medio, en lo que estamos ofreciendo y haciendo como periodistas. A largo plazo, cuando pasemos este bache, lo que nos va a dejar es un ecosistema de medios más sano, en el sentido de que la recompensa por hacer buen periodismo, y no volumen y páginas vistas, va a ser mayor”.
Las crisis, resaltó Alfonso, “siempre traen cambios y venimos ya de uno que se produjo en 2008. Nuestro periódico es local y no puede aspirar a tener una masa crítica de lectores de suscripción muy grande, porque en la Comunidad Valenciana hay cinco millones de personas y los que están dispuestos a pagar por leer el periódico son muchos menos y no te pueden sostener una redacción”. De manera que su modelo, puntualizó, “es dar solamente información de calidad e información propia. Es un modelo en el que al final lo que queremos es que el anunciante confíe en que su anuncio va a salir junto a una información de calidad”.
Con respecto a las ayudas públicas a los medios de comunicación, Escolar mostró sus dudas con alguna salvedad: “No pueden convertirse en una herramienta de control de los medios de comunicación. Es decir, que el Gobierno, sea del signo que sea, utilice ese dinero para regar a medios afines y castigar a los críticos. Yo he defendido siempre que los gobiernos tienen que tener publicidad pública, porque es un servicio útil para la sociedad y en algunos casos campañas de publicidad que ponen las administraciones, no es que sean necesarias es que salvan vidas, como publicitar el cinturón de seguridad o que hay un teléfono de atención a las víctima de la violencia machista. Pero me preocupa la manera en que se reparte ese dinero público, porque cada vez que quieres investigarlo se convierte en top secret”.
El Gobierno, según Alfonso, debería “arbitrar algunas ayudas que no sean para sostener un medio, porque ahí se rompe la independencia. Simplemente se trata de arbitrar una fórmula objetiva de subvención vinculada al número de periodistas fijos, de manera que esa plantilla no se pudiera reducir en equis tiempo. Esa subvención pequeña permitiría asegurar unas plantillas de periodistas, de manera que ni la empresa ni los propios periodistas estén temiendo que se vaya a caer esto por una crisis o un bajón. Lo que pasa que los gobiernos no quieren un reparto objetivo, sino hacerlo a su gusto porque pagan favores o voluntades”.
Sobre la influencia que ejercen las grandes empresas tecnológicas, como Google o Facebook, en la práctica periodística, Escolar sí vio ahí un problema, “porque las redes sociales están funcionando como empresas contaminantes, que en lugar de difundir información, difunden desinformación, y creo que es uno de los problemas que tenemos en los medios”. Aunque introdujo después un importante matiz: “Para mí también es en parte culpa de los propios medios. Nosotros hacemos periodismo, hacemos titulares para lectores no para los algoritmos de búsqueda. Y en el momento en que tú construyes modelos de negocio basados en los algoritmos de búsqueda de Google o de Facebook, te conviertes en rehenes de esas empresas tecnológicas”.
“Para la distribución de noticias, las redes sociales obviamente son importantes, pero creo que no hay que desbaratar el modelo de información y de periodismo que tenemos. En cuanto a su influencia, es verdad que mucha gente entra a través de Facebook y Google, canibalizando un poco el tema de la publicidad, y ha habido choques importantes con las empresas periodísticas. Confío en que ese poder que están adquiriendo no sea omnímodo”, concluyó Alfonso.
Salva Torres
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