Con motivo de la exposición ‘Los Toros son Cultura ¡Claro que sí!’, organizada por la revista Avance Taurino, en colaboración con la Diputación de Valencia y Simón Casas Producciones, implementada durante el desarrollo de la Feria de Fallas 2017 en el primer piso de la plaza de toros y que ha contado con la participación de un generoso número de artistas, literatos y periodistas -Mario Vargas Llosa, Albert Boadella, Fernando Savater, Pere Gimferrer, Agustín Díaz Yanes, Andrés Calamaro, etc-, así como recapitulaciones axiomáticas e históricas de diversa índole -Camilo José Cela, Rafael Alberti, Pablo Picasso, Miguel de Unamuno, Ortega y Gasset, etc-, con el objetivo de aportar con sus respectivas sentencias un ejercicio de abogacía reflexiva de la tauromaquia, Makma entrevista al periodista Paco Delgado -comisario de la exposición, director de Avance Taurino y colaborador de información taurina en medios como Radio Nacional de España en la Comunidad Valenciana, La Razón, Las Provincias o Valencia Radio- y a Pedro Toledano -columnista taurino de dilata trayectoria en diferentes rotativas como El País, Levante y Las Provincias-, con la pretensión de conversar acerca de la cultura y el periodismo asociados al universo taurino.
¿Se alimenta esta exposición, ‘Los Toros son Cultura ¡Claro que sí!’, de la manifestación acontecida en Valencia el pasado 13 de marzo de 2016, bajo el lema ‘Los Toros, Cultura, Raíces y Libertad de un Pueblo’?
Paco Delgado (PD): ‘Los Toros son Cultura ¡Claro que sí!’ es una forma de dar conocimiento a la gente de que la fiesta de los toros es algo más de lo que sucede en el ruedo, que la fiesta tiene un componente cultural que excede, que es mucho, lo que acontece en el ruedo entre toro y torero, pero que no se limita a este comportamiento, que va mucho más allá, no solamente en el espacio, sino en el tiempo, porque la relación entre el hombre y el toro arranca, prácticamente, desde que aparecen sobre la faz de la tierra y se enfrentan por primera vez; ahí arranca la historia de la tauromaquia.
He apreciado que en el texto curatorial se hace una referencia a una acepción del término cultura emparentada con la antropología, como todo aquello fenotípico que va más allá de la genética.
PD: Sí, claro. Cultura es toda aquella creación humana que no tiene nada que ver con la genética, que requiere de un esfuerzo, de una dedicación y de una reflexión. A partir de ahí hay otras ciento sesenta y cuatro definiciones de cultura.
Creo que esa acepción prácticamente nadie podría discutirla, salvo fruto del desconocimento, en tanto que compartida y universal. Sin embargo, ¿la acepción específica de cultura contemporánea que se maneja sigue atesorando un parentesco con la tauromaquia?
PD: El término cultura referido a tauromaquia lo tenemos que enfocar desde la etimología. Cultura viene de cultivación y la tauromaquia surge desde el momento en que se cultiva o se cría al toro, porque el toro es un animal que no tiene interés pecuniario, en tanto que no sirve para comer, ni para ayudar en las tareas del campo; no tiene interés nada más que para se lidie en una plaza.
Pedro Toledano (PT): La tauromaquia aparece como cultura cuando va tomando forma de expresión entre el torero y el toro. La tauromaquia llega a ser cultura por el camino del esfuerzo del hombre por crear algo con un material tan dúctil y maleable como es el toro de lidia. Es a partir de ahí cuando va ganando en expresión y llega hasta donde lo ha hecho hoy en día. Pero todo nace de la emoción, de la expresión que consigue el torero a través de su valor.
PD: De su valor y de su manera de intrepretar ese enfrentamiento, que lo traduce en arte. Luego ya enlazamos con ese concepto de arte y cultura en la que los toros han influido en toda las actividades del ser humano, desde la medicina hasta la pintura, la música o la arquitectura. Donde pongas la mirada vas a ver que hay huellas de la tauromaquia.
La tauromaquia, además, es una industria que tiene tres siglos tal y como la conocemos, pero ya existe de antes. En cualquier evento festivo o cualquier acontecimeinto social el toro estaba presente. Una boda, un bautizo real, una alianza, todo se festejaba con el toro. Y no olvidemos que los toros son la gran conquista social del pueblo español. Ahora mismo, en el contexto político en el que estamos, nadie se acuerda y algunos lo tienen como una cosa aristocrática, incluso franquista.
PT: Los aristócratas fueron apartados de la fiesta por el pueblo. El pueblo fue el que dijo “tú vienes aquí con el caballo a matar un toro, pero nosotros venimos a divertirnos”, con toda la expresión que ha ido evolucionando artísticamente.
¿La evolucion cultural de la tauromaquia ha afectado, igualmente, a la genética y al ecosistema?
PT: Fíjate desde cuando Cúchares (Francisco Arjona) o Montes (Antonio) empiezan a torear, o darle forma a lo que es hoy la tauromaquia, lo que ha progresado hasta ahora, porque la propia genética del toro ha ido evolucionando hasta llegar a ser un material, de alguna manera, más dúctil, pero con la impronta de que es imprevisible.
PD: Hemos llegado a crear un animal artificial, un animal que no existía. Antes era un animal salvaje prácticamente intratable. Por la evolución y la genética se ha ido creando un animal que hace tres siglos no existía. Ahora tenemos un toro propio que es el toro de lidia, que en el momento en el que se supriman las corridas desparece.
PT: Y el bien ecológico que produce y que hemos visto a lo largo de la exposición. España es un país, afortunadamente, con mucho monte, no tenemos industria pero tenemos mucho campo y la crianza del toro está equilibrando el paisaje y la conservación del ecosistema.
PD: En el momento en que desaparezca el toro desaparece el ecosistema que es la dehesa. Y no solamente desparece el toro, sino un montón de especies que viven en ese ecosistema, aves, reptiles y demás que superviven gracias a la cría del toro. Sin contar ya los más de doscientos mil puestos de trabajo que genera su industria, los miles de puestos indirectos, el dinero que genera e ingresa el Estado gracias a la fiesta de los toros.
Unos de los apéndices fundamentales de la cultura taurómaca debemos encontrarlo en el periodismo taurino, en la crónica, como legado y constatación presente de su devenir histórico. ¿En qué media se ha transformado y cómo ha afectado a su desarrollo la transformación de los medios técnicos y audiovisuales o la formación cultural para el ejercicio de la comunicación?
PT: Creo que hemos salido perdiendo a través del tiempo. En la época anterior a nosotros, y como consecuncia de la guerrra civil, se incoporaron al mundo de la crítica personajes muy cultos, muy preparados, que no tenían cabida en el ámbito político que se estaba viviendo en España, y se refugiaron en la crítica de toros. Entonces había crónicas que eran una delicia. Ahora, el periodista, probablemente, domina más la técnica pero no la literatura, lo que era darle el carácter literiario a la crónica. En este sentido, creo que la crónica taurina del pasado era mejor que la presente.
PD: Ahí influyen dos factores: por un lado la inmediatez que requiere ahora el medio periodístico, en tanto que termina la corrida y tienes que tener la crónica ya hecha. Eso imposibilita que repases la crónica, que la pulas, que se repose. Antes salían las crónicas con dos o tres días de retraso, podía pensarse detenidamente, uno podía recrearse, hacer una pieza literaria. Ahora es una crónica de urgencia. Por otro lado, tenemos un fenómeno que es muy perjudicial, sobre todo para el aficionado, que es que el periodismo taurino está derivando en un medio publicitario de cara a las empresas y los toreros. Ahora hay muchos medios que no hablan para el público, sino para el profesional taurino, con lo cual diría que se está engañando al aficionado.
En consecuencia, ¿ello contribuye a alimentar ese fenómeno endogámico, asociado a la tauromaquia, que imposibilita universalizar parte de lo que acontece en este ámbito, es decir, que posibilite una mayor democratización del conocimiento taurino?
PD: No es que se limite esa democratización, sino que se está teledirigiendo la información, se está manipulando.
PT: Creo que se ha derivado a proteger lo que es la fiesta y hemos caído en este error. El no criticar lo suficientemente claro lo que pasa en el ruedo para que los que nos leen, que no sean aficionados, no consideren que esto no merece la pena. Nosotros mismos hemos derivado hacia una fórmula de protección y, de alguna manera, le estamos hurtando al lector, aficionado y público asistente, muchos matices que en un momento dado se dirían y permitirían un mayor aprendizaje del aficionado. Hemos perdido algo de frescura.
La crónica taurina probablemente sea la que con más riqueza emplea el lenguaje y, por tanto, también exige de un lector mucho más avezado.
PT: Porque se utiliza mucho el léxico. La tauromaquia es muy rica en expresión, tanto en la plaza como en la literatura. Si embargo, la immediatez y la urgencia de hoy nos ha obligado a soslayarlo y nos basamos más en la técnica del momento.
PD: Un periodista que se dedique a la información taurina tiene que tener unos conocimentos profundos de lo que es la tauromaquia, con unas referencias más complejas de las que pueda tener otro tipo de periodismo.
¿Qué factores han influido en la progresiva animadversión y desconexión hacia la cultura taurina?
PT: Mucha culpa de esa desconexión que existe entre parte de la sociedad y el mundo del toro la tienen los políticos, sólo y exclusivamente. Ya sabemos lo fácil que es majear a las masas y para ser aficionado a los toros también debe tenerse un nivel de preparación más alto que en otras expresiones populares y artísticas, incluso.
PD: Para lograr una mayor conexión son fundamentales los medios masivos, la televisión, que otorgue mayor presencia a los toros. También influye que se ha perdido de vista la vida rural. La gente joven desconoce lo que es el campo.
PT: No han visto matar a un cordero, a un conejo o a un cerdo. Todo eso influye en la relación con la muerte, no se percibe con igual naturalidad.
PD: La corrida de toros, al fin y al cabo, es la representación de la vida. El sufrimiento, la cumbre, el afán de superación, la codicia y también está la muerte; es un personaje principal. Desde fuera la gente ni lo percibe ni se lo puede imaginar.
Jose Ramón Alarcón
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