El sexo en la época romana
Museo de Prehistoria
C / Corona, 5. Valencia
Hasta el 30 de abril de 2017
Un gran vaso ritual con forma de pene erecto, varios amuletos fálicos de bronce, hueso y plomo para colgar del cuello, cuencos y lamparillas decorados con escenas eróticas muy explícitas. Estos objetos no se exhiben en un artístico sex shop, ni forman parte de la colección de un erotómano acaudalado. Son algunas de las 80 piezas arqueológicas seleccionadas de los fondos de once museos catalanes que integran la muestra ‘El sexo en la época romana’ que se puede visitar en el Museo de Prehistoria de Valencia hasta el 30 de abril.
Un recorrido por la intimidad de las alcobas de la antigua Roma desde la República hasta los albores del cristianismo que se completa con un ciclo de conferencias que inició el pasado día 8 la comisaria de la muestra, Esther Gurri. El 22 de febrero el catedrático Joaquín Ruiz de Arbulo hablará del negocio del sexo en Pompeya y, el 26 de febrero, el catedrático Marc Mayer abordará la vida de los emperadores a través de los autores clásicos.
Reproducciones en gran formato de las célebres pinturas murales de Pompeya y Herculano revisten la sala convertida por unos meses en uno de esos gabinetes secretos prohibidos a menores y mojigatos, que reúnen vestigios de las costumbres sexuales pretéritas. Joan Mayné y Esther Gurri del Museo de Badalona son los comisarios de la exposición producida por el Museo de Arqueología de Catalunya a través de Arqueoxarxa. Al conjunto se han sumado dos piezas de la Comunidad Valenciana: el torso de una Venus de mármol y un Cupido de bronce de la villa Cornellius en Enova.
“Una de las más valiosas del conjunto por su rareza es el Ryhton, especie de copa en forma de falo”, dice Gurri. “También por su singularidad las lucernas con escenas eróticas y por su belleza y por su trabajo escultórico las esculturas de las Venus y de Baco”.
¿Los antiguos romanos se escandalizarían de nuestras costumbres sexuales? “Creo que no se escandalizarían de nada. No obstante existía una moral, según la cual algunos placeres sexuales estaban mal vistos en ciertas épocas o clases sociales”.
Libres de las cortapisas impuestas posteriormente por la moral judeocristiana, los antiguos romanos vivían su sexualidad de una forma libre, pero eso no excluía sus propias normas y tabúes y también la doble moral. El culto al falo presidía una sociedad marcada por un androcentristo absoluto, la sumisión absoluta de la mujer y la rigidez de las clases sociales divididas en patricios, ciudadanos y esclavos. Los hábitos sexuales variaban según el rango social y cada época. De un periodo de libertinaje encarnado por la figura de Mesalina, esposa de Claudio que se prostituía públicamente, o depravados como Calígula y Tiberio, se pasó a una moral más recatada. También la situación de la mujer, que podía ser asesinada impunemente por el pater familias en caso de adulterio, se suavizó ligeramente.
La muestra se divide en cuatro ámbitos. Sexo y matrimonio dedicada a las relaciones básicas entre hombres y mujeres, su evolución a lo largo del tiempo y la posición de corrientes filosóficas como el epicureísmo y el estoicismo. Sexo, seducción y belleza se centra en la pura atracción física y los recursos de seducción descritos por el poeta Ovidio. Prácticas sexuales describe distintas formas de disfrutar del sexo como la homosexualidad masculina, tolerada siempre que se ejerciera el rol activo, mientras la femenina estaba muy mal vista. Sólo los esclavos o libertos podían ejercer la prostitución y la zoofilia también está documentada.
Los dioses romanos sucumben al deseo carnal. En la muestra están presentes: Júpiter, Venus, Cupido, Hermafrodito, Baco o Príapo, algunos de los que tuvieron un influjo más poderoso en la vida íntima de los romanos.
A lo largo de la exposición autores latinos como Ovidio, Séneca, Plauto o Suetonio aportan un contexto literario a estos objetos de tipo religiosos con finalidad ritual o simples elementos de la vida cotidiana que han sobrevivido a los siglos. El mensaje que transmiten es muy claro. En lo que al sexo se refiere, no es fácil inventar nada nuevo. Todo lo que se pueda imaginar ya ha sido practicado por nuestros predecesores.
Bel Carrasco
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