In your arms, Valley, A minor leap down
Candidatas MAKMA al Premio Luna de Valencia Sección Largometrajes
Festival Internacional de Cine de Valencia Cinema Jove
Del 19 al 26 de junio, 2015
La muerte, dice Fernando Savater en La infancia recuperada, “no sabe más que desmentir a la vida”. A partir de ahí, establece una diferencia entre la novela como “género desesperado” y la narración como “género esperanzado y esperanzador”. Si tomamos esta división, diríase que las películas que compiten en la Sección de Largometrajes al Premio Luna de Valencia de Cinema Jove son en su mayoría desesperanzadas. Tan sólo Summer, de la holandesa Colette Bothof, Sworn Virgin, de la italiana Laura Bispuri, y Underdog, del sueco Ronnie Sandahl, arrojan algún rayo de luz en medio de tanta penumbra.
En todo caso, la muerte que habita en los universos de In your arms, del danés Samanou A. Sahlstrom, A minor leap down, del iraní Hamed Rajabi, y Valley, de la francesa Sophie Artus, muestra paradójicamente la vitalidad del cine que acoge las respectivas angustias de sus protagonistas. En las tres, aunque de formas bien distintas, la desazón que provocan una enfermedad terminal, un embarazo fallido por muerte prenatal y una violencia sin sentido, se pulsa con hondura los límites de nuestra existencia cuando ciertos anclajes culturales fallan.
Samanou Sahlstrom, a rebufo del cine danés que de manera descarnada ejemplifica Lars Von Trier (cuyo hálito se deja sentir en In your arms), muestra el viaje sin retorno de Niels (Peter Plaugborg), quien acompañado de la enfermera María (Lisa Carlehed) viaja a Suiza en busca de la medicina legal que ponga fin a su vida. Durante el trayecto, el renegado Niels descubrirá que no todo está corrompido por la oscuridad de su enfermedad, al tiempo que María, incapaz de desear, irá fundiéndose con la naturaleza que precisamente desfallece a su lado. La muerte anunciada desde el principio tendrá un final tan helador como purificante.
A minor leap down, he ahí su singularidad, muestra la extraña conducta de Nahal (Negar Javaherian) tras conocer a los cuatro meses de embarazo que el feto está muerto y que tiene dos días para abortar. Ni su pareja (Rambod Javan), si su familia, ni el espectador, comprenden los actos que siguen a esa muerte prematura que Nahal no comparte con nadie. Podrida por dentro y extendiendo esa podredumbre al resto del cuerpo social, Hamed Rajabi seguirá fríamente los pasos de esa mujer cuya sola conducta alumbra pasajes insólitos del cine actual.
Situada la acción en un pueblo al norte de Israel, Valley va más allá del conflicto palestino israelí, para centrarse en unos jóvenes de instituto habitados por la tensión de cierta violencia mal digerida. Violencia que tiene su origen en el desestructurado núcleo familiar y que dará pie a consecuencias imprevistas. Sophie Artus, al estilo del cineasta Gus Van Sant, radiografía esa impotencia juvenil, cuyo contrapunto siempre es la prepotencia desafiante, arrojando una luz dura, áspera y sin concesiones de tanto desamparo disfrazado en unos casos de torpe arrojo y en otros de melancólica existencia.
A estas tres brillantes representaciones de la vida zarandeada por la muerte, les seguirían en grado de interés las otras tres películas mencionadas, en las que la oscuridad sí deja entrever cierta luz. Así, Sworn Virgin, confusa diatriba en torno a la identidad corporal y su correspondiente libertad, se adentra en las cerradas costumbres de una aldea albanesa, para contraponerlas después con las más permisivas italianas. Hana Doda (Alba Rohrwacher) será primero mujer, después hombre, para poder cargar con un rifle en aquel contexto viril, hasta que el viaje a Italia en busca de su hermana permita articular tan fragmentada identidad.
En Underdog, el brazo escayolado de la joven sueca Doni (Bianca Kronlöf) sirve de metáfora del lánguido universo descrito por Ronnie Sandahl, porque al tiempo que señala cierta quiebra anatómica, que sin duda entorpece la consecución de un trabajo en Noruega, revela igualmente la tozudez de quien, a pesar de los pesares, intenta nadar a contracorriente. En cierto modo, la escayola que Doni lleva en su brazo es la misma que llevan otros protagonistas de la película, igualmente quebrados por dentro, como sucede con Steffen (Henrik Rafaelsen) o Ida (Mona Christiansen). Universo quebradizo que falla en conjunto.
Summer es, de todas las presentadas a concurso, la película más ágil, más fresca. Narrada en off por la joven Anne (Sigrid Ten Napel), discurre en un pueblo holandés dominado por una central eléctrica. Allí, al amparo de esa electricidad que provoca cortocircuitos familiares y tensión sexual entre los jóvenes, Anne descubre un amor inesperado por Lena (Jade Olieberg). Colette Bothof, al ritmo de la pegadiza música de Jacco Gardner, construye un imaginario adolescente plagado de buenos sentimientos.
Salva Torres
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