#MAKMAEntrevistas | Manuel Jabois
‘Miss Marte’
Editorial Alfaguara, 2021
Manuel Jabois (Sanxenxo, Pontevedra, 1978) tiene buena estrella. Al éxito periodístico se le ha sumado el literario con sólo un par de novelas: ‘Malaherba’ (2019) y ‘Miss Marte’ (2021), ambas en Alfaguara. Tras sumergirse en la infancia, lo hace en la adolescencia a través de Mai Lavinia, una chica que aterriza con su hija Yulia en Xaxebe, el verano de 1993. Poco después ocurre una doble tragedia: en la fiesta de su boda con un muchacho del pueblo, la pequeña desaparece y, poco después, ella se lanza al mar.
En febrero de 2019, la periodista Berta Soneira llega al pueblo para grabar un documental sobre los hechos y reconstruir el pasado como un puzle mediante los testimonios de quienes los vivieron. Con este relato entretejido en dos tiempos, Jabois reflexiona sobre lo que es, realmente, la verdad y cuándo conviene callarla o revelarla. Sobre cómo se crean las noticias a partir de distintos testimonios y sobre los misterios de la mente. Todo ello con una prosa sugestiva y envolvente, de forma que la novela se lee casi como si fuera un cuento infantil.
En tu anterior novela, ‘Malaherba’, los protagonistas son niños y, en ‘Miss Marte’, adolescentes. ¿En la próxima serán ya adultos? Bromas aparte, supongo que la etapa de crecimiento te resulta especialmente interesante.
Me interesan las fronteras. Todo pasa ahí, en las geográficas, las biológicas y las mentales. En ‘Miss Marte’, una protagonista, Mai, sobrevive en la frontera entre la cordura y la locura, durante un tiempo breve, intenso y fulminante. Generalmente, la belleza extrema existe porque tiene fecha de caducidad, porque sabemos que estamos asistiendo a un momento muy concreto de la vida de alguien, da igual su edad, pero en el que de repente todo cobra un sentido exacto y hermoso.
Y lo idealizamos porque hemos asistido nosotros a ese espectáculo, quizá otros en otra época tengan una idea diferente. Y ese espectáculo, en cualquiera de las fronteras, me interesa muchísimo; el niño que se convierte en adolescente (mi hijo lo estará dentro de poco; un día se despertará niño y se acostará adolescente) o el adolescente como Santi y Nico, que están jugando una prórroga que les impide ser adultos.
El relato te sumerge en una atmósfera algo irreal de cuento infantil. Trata sobre el rodaje de un documental, pero de una forma muy alejada del periodismo. Supongo que como periodista eso habrá sido un desafío para ti.
Un desafío muy divertido porque se trataba de que pasasen cosas que no pasan nunca pero que podrían pasar. Los adultos les contamos a los niños cuentos infantiles que, cuando nos los contamos entre nosotros, son cuentos de terror. Por ejemplo, un lobo devorando a una niña. Tierno cuando se lo cuentas a tu hijo, pero la única tierna en ese cuento es Caperucita.
La verdad y sus mil caras es uno de los temas de fondo. ¿Se puede hablar de algo verdadero en estos tiempos de fake news?
Se puede y se debe. Que las mentiras tengan más recorrido y eco que antes no hace desaparecer las verdades, aunque estén acosadas.
‘Miss Marte’ vio la luz cuando el Perseverance pisó el suelo del planeta rojo. ¿Por qué elegiste ese título?
Mai Lavinia se viste de blanco para su boda como una novia, pero para el pueblo va vestida de blanco en su propia boda, “como si estuviese metida en una secta”. Llega a un pueblo de costa en verano como cualquier turista, pero para el pueblo lo hace como una marciana. Hace cosas que hace todo el mundo, pero son calificadas de otra forma porque ella es especial, diferente, y nadie se atreve a ponerle el nombre normal a esas cosas.
Ella misma dice al presentarse, en un trepidante relato contra las guapas de instituto, que es Miss Marte porque allí hay otro canon. Y en Marte, al fin y al cabo, es donde transcurren todas las primeras historias de amor.
Crees, como una de las protagonistas, que un pueblo “tiene la capacidad de crear una atmósfera en la que nadie, sólo quien vive dentro, puede respirar”. ¿Xaxebe se parece a tu Sanxenxo?
Ante un hecho traumático, creo que sí, que un pueblo tiene la capacidad de crear esa atmósfera única y cómplice, no necesariamente negativa. Xaxebe tiene de Sanxenxo las ‘x’, el Atlántico y poco más. Pero esas emociones de esos chavales y esa fascinación por ellos mismos cuando tienen diecinueve años sí podrían ser las mismas que las nuestras de entonces.
La locura es otro tema que abordas de forma sesgada. “¿La gente se pone muy nerviosa con las cosas del cerebro, buscan lo que sea para explicarlas?”, como dice otro de los personajes.
Respeto mucho la enfermedad mental y he tratado, primero, de no escribir de lo que no conozco en profundidad, de escribir de lo que sí conozco en superficie y, por último, de ser lo más delicado posible, sin ser cursi o ponerme estúpido.
“Hemos hecho una cosa muy difícil, que es pasarlo bien. Ahora tenemos que hacer algo que es lo más fácil del mundo: pasarlo mal”, afirma Mai. ¿Pasarlo mal es más fácil que pasarlo bien?
Depende de las circunstancias. Para mucha gente pasarlo mal es fácil porque solo tiene que despertarse para hacerlo, a otra le cuesta mucho más. En boca de Mai Lavinia esa frase es perfecta, quizá la mejor de su personaje, porque lo resume.
Decías en una entrevista que pese a tu éxito literario nunca abandonarás el periodismo. ¿Sigues pensando lo mismo?
Yo no creo que tenga éxito literario, o al menos no un éxito mayor que el que tuve al salir del instituto. Ese éxito me pasó una vez en la vida y fue un éxito profesional muy grande que se prolonga casi 25 años después, que fue cuando me pusieron a escribir en un periódico con un sueldo, sin carrera ni experiencia ni nada. Como ese éxito no lo voy a repetir nunca, yo voy a seguir viviendo de él hasta que me dejen, escriba lo que escriba y haya la crisis que haya.
Ante el dilema: ¿lápiz o goma de borrar?
Lápiz. Mejor arrepentirse de lo que has escrito que de lo que has borrado.
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