II Bienal Mª Isabel Comenge
Primer premio: Álex Marco, por su obra ‘Paisaje de Puerto Vallarta’
Segundo premio: Toño Barreiro, por ‘Flexia X’
Fundación Juan José Castellano Comenge
Atarazanas del Grao
Plaza Juan Antonio Benlliure s/n, València
Hasta el 10 de enero de 2021
Lunes 26 de octubre de 2020
Dice Junichiro Tanizaki, en su imprescindible ensayo ‘El elogio de la sombra’, que en Occidente el más poderoso aliado de la belleza fue siempre la luz, mientras que en la estética tradicional japonesa lo esencial siempre ha sido captar el enigma de la sombra. Valga esta contraposición, para ubicar en fructífero diálogo los dos trabajos ganadores de la II Bienal Mª Isabel Comenge: el de Álex Marco, ‘Paisaje de Puerto Vallarta’, que ha obtenido el primer premio dotado con 15.000€, y el de Toño Barreiro, ‘Flexia X’, con 7.000€.
El paisaje aludido por Álex Marco en su obra está realizado con tinta china sobre papel Hahnemühle de 640 gramos. Un paisaje en blanco y negro que, siguiendo a Tanizaki, deja entrever, mediante una sutil combinación formal, el enigma del lugar digamos que cartografiado. “Lo bello no es una sustancia en sí, sino un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de las diferentes sustancias que va formando el juego sutil de las modulaciones de la sombra”, apunta el escritor japonés.
En ‘Flexia X’, Barreiro, en este caso enmendándole la plana a Tanizaki, logra con su pintura sintética sobre aluminio, de un potente color rojo, devolver a la luz sus propiedades igualmente enigmáticas. “Una piedra fosforescente en la oscuridad pierde toda su fascinante sensación de joya preciosa si fuera expuesta a plena luz”, señala el autor nipón, al que Barreiro contraría con su refulgente ‘corazón’, cuyo vigor no se apaga a plena luz, sino que se enciende por efecto de una geometría pulcramente trabajada.
De manera que tanto el paisaje en blanco y negro de Marco, como la representación en sí misma del volumen rojo de Barreiro, dialogan entre sí, en ese pulso por celebrar el enigma de la vida desde puntos de vista aparentemente contrapuestos. El “inventario de grafismos”, con el que Marco dijo reproducir lo que sucedía en el jardín de las esculturas del IVAM, recientemente presentado, es la prolongación natural de estos otros grafismos ahora imaginados para reproducir el Puerto de Vallarta.
De mismo modo, el autor de ‘Flexia X’, con motivo de su exposición ‘Black Square Folded’ en la galería Shiras, afirmó que buscaba con su trabajo “algo que te haga vibrar”. Vibración que se puede percibir en la obra premiada por la Fundación Juan José Castellano Comenge, responsable de la Bienal Mª Isabel Comenge, que tiene como objetivo promover y difundir el arte en la Comunitat Valenciana. Las obras de Marco y Barreiro pasan a formar parte de la colección de la propia Fundación.
Junto a las dos piezas ganadoras, las Atarazanas del Grao del Ayuntamiento de Valencia reúne en su espacio las otras 27 seleccionadas, que podrán verse hasta el 10 de enero de 2021. Horacio Silva, como presidente del Jurado y comisario de la exposición, destacó la calidad de todas ellas y la dificultad que ha supuesto, dado el alto nivel, otorgar los premios. Valgan algunos nombres para constatarlo: María Aranguren, Sergio Barrera, Manuel Blázquez, José Luis Cremades, Volkan Diyaroglu, Inma Femenía, Carolina Ferrer, Oliver Johnson, Rebeca Plana, Nuria Rodríguez, Mery Sales, Carlos Sebastiá o Carolina Valls.
Nico Munuera, Carolina Ferrer y Volkan Diyaroglu recibieron tres accésits, respectivamente, de una convocatoria a la que se han llegado a presentar más de un centenar de artistas y cuyos premios de arte son los mejor dotados de la Comunitat Valenciana. “Muchos de los participantes son artistas de sobra consagrados”, resaltó Horacio Silva, que contó, a modo de anécdota, el susto que le dieron al ganador. Antes de comunicarle la concesión del Primer Premio, se le dijo que su obra había sido excluida por no atenerse a las medidas dispuestas en las bases. Del susto a la alegría pasó Álex Marco en cuestión de segundos.
Con ‘Paisaje de Puerto Vallarta’, Álex Marco muestra lo que se puede hacer con una serie de trazos a modo de signos, logrando, a base de ritmo, que el lugar imaginado emerja como sucede en los sueños. “Me gustaría hundir en la sombra lo que resulta demasiado visible”, señala Tanizaki, cuyas palabras recuerdan la sensación que la pieza Marco produce en el espectador, reclamando su participación para que, a la inversa, lo visible hundido en las sombras alcance la superficie del papel.
Todo lo contrario le sucede a la pieza de Toño Barreiro. Se muestra exultante, ofreciéndonos el pálpito del corazón que la ha gestado, mientras deja entrever por sus pliegues el arduo trabajo geométrico. Su forma sólida engaña a unos ojos que la ven maleable, flexible, como si el aluminio del que está hecha fuera, en el fondo, el papel con el que también concibió Marco su obra. Elogio, pues, de la sombra y de la luz, con el que la Fundación Juan José Castellano Comenge se suma, a su vez, al enigma de la vida.
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