#MAKMAArte
Georgia O’Keeffe x María Herreros
Comisario: Asier Mensuro
Sala de la Muralla
Col·legi Major Rector Peset
Plaça del Forn de Sant Nicolau 4, València
Hasta el 4 de junio de 2023
“¿Y qué si me caigo?” La interrogación a modo de exabrupto en tono provocador contiene parte de la esencia de la pintora norteamericana Georgia O’Keeffe (1887-1986). Interrogación que recoge María Herreros en una de las ilustraciones que forman parte de la exposición ‘Georgia O’Keeffe x María Herreros’, compuesta por el centenar de originales que la artista valenciana creó para el libro sobre la pintora norteamericana editado por Astiberri.
El desafío contenido en esa interrogación queda elocuentemente aclarado en esta otra sentencia de la propia artista: “Tengo miedo todo el tiempo, pero nunca dejé que me detuviera. ¡Nunca!”. Ahora es una interjección la que viene a cerrar de forma categórica el espíritu combativo de una pintora que se lanzó a crear como quien se lanza en paracaídas presa de un vértigo inconmensurable.
Algo parecido queda de manifiesto en esta otra declaración recogida en una de las imágenes de la muestra que acoge el Col·legi Major Rector Peset de València: “He estado aterrorizada cada momento de mi vida. Y nunca he permitido que eso me impidiera hacer ni una sola de las cosas que quería”. Esa mezcla de tozudez y miedo, de voluntad a prueba de bombas y de fragilidad, es lo que María Herreros ha pretendido reflejar en su obra.
Lo hace a base de lápiz y carboncillo para dar cuenta, precisamente, de esos claroscuros de O’Keeffe, cuya obra, paradójicamente, se halla caracterizada por colores deslumbrantes que vienen a reflejar el ímpetu de quien alcanza la superficie dejando atrás ciertas profundidades sombrías.
“Es una artista muy nuclear”, señala Herreros en el video que acompaña la exposición. “Estaba cabreada con el color”, añade. De nuevo, lo nuclear y el cabreo asociado a quien entiende la obra de arte como un espacio arrebatado, donde se van dando torpemente la mano el placer creativo y el tormento por encontrar la materia debajo de palabras gastadas.
“Se necesita coraje para ser pintora. Siempre sentí que caminaba por el filo de un cuchillo. En este cuchillo, me puedo caer por ambos lados, pero lo caminaría de nuevo. Prefiero caerme haciendo lo que me gusta”, dice O’Keeffe en otra de las ilustraciones de la exposición, precisamente la que, en medio de la frase, despunta con mayúsculas, a modo de grito, la interrogación aludida al comienzo de estas líneas.
María Herreros, conocedora de la fuerte expresividad con la que atacaba cada una de sus obras la pintora norteamericana, ha preferido llevársela al terreno del blanco y negro para extraer de los colores su carga de profundidad, allí donde aparece lo sombrío a partir de su deslumbramiento. Porque, así como la artista se obstinó en que la gente apreciara lo que de tan visto desaparece, también la ilustradora valenciana pone el acento en el blanco y negro para subrayar la luminosidad nacida de los contrastes.
“La mayor parte de la gente de ciudad corre tanto que no tiene tiempo de mirar las flores. Quiero que las miren, quieran o no”. De nuevo el empecinamiento por despertar en la gente lo que ella previamente ha experimentado: que la vida se nos va mientras gastamos las blusas o las camisas por delante, de tanto ir mirando al suelo -siguiendo a Italo Calvino-, en lugar de por detrás, elevando la vista en busca de horizontes más altos.
¿Altanería? Más bien, entusiasmo desbordante; el que le impulsa a crear sin desmayo, de forma constante. “El interés es lo más importante en la vida. La felicidad es temporal, pero el interés es continuo”, dirá en cierto momento. Diríase que, después de todo, la felicidad tiene precisamente que ver con esa curiosidad imperiosa por captar cuanto le rodea de una manera vigorosa, aunque las circunstancias le sean adversas.
‘Georgia O’Keeffe x María Herreros’ reúne los originales del cómic encargado por el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, con motivo de la celebración de la muestra organizada en 2021 y que ahora recala en el Col·legi Major Rector Peset. Exposición que, además de los 102 dibujos a lápiz y carbón, contiene los 14 bocetos del rostro de la pintora y otra serie de piezas distribuidas en dos vitrinas, junto al propio libro de Astiberri.
“Paso tanto tiempo sola…que no estoy siempre segura de si pienso con cordura…La incertidumbre de que mis ideas rozan la locura lo hace más divertido”, apunta en otro de los dibujos de Herreros. El interés y la curiosidad, a veces malsana, pueden en su ánimo más que la vacilación o la perplejidad derivadas de la presión social. “Es muy íntegra, porque es muy coherente”, subraya María Herreros en el video expositivo.
“Algunos de los campos son verdes, muy muy verdes, casi increíblemente verdes, contra la oscuridad de los bosques de pinos. Siento el aire cálido y suave”. Georgia O’Keeffe, de nuevo, se siente irresistiblemente atraída por todo aquello que le asalta a la vista y necesita -siguiendo su propia sensación- reverdecer, esto es, inyectar de una renovada vitalidad. María Herreros recrea esa peripecia vital a base de intensos claroscuros.
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