Marina Camargo

#MAKMAArte
‘Cartografías fluidas y otras metamorfosis del espacio’, de Marina Camargo
Comisariado: Juan Bautista Peiró
Fundación Giménez Lorente
Universitat Politècnica de València
Del 20 de enero al 14 de abril de 2022

Cuenta Jorge Luis Borges en su breve relato ‘Del rigor en la ciencia’ que hubo un imperio en el que el arte de la cartografía alcanzó tal perfección “que el mapa de una sola provincia ocupaba toda una ciudad, y el mapa del imperio toda una provincia”. “Con el tiempo”, prosigue el narrador, “estos mapas desmesurados no satisficieron y los colegios de cartógrafos levantaron un mapa del imperio, que tenía el tamaño del imperio y coincidía puntualmente con él”.

El resultado fue que las generaciones siguientes tacharon de inútil tan extenso mapa, abandonándolo para que las inclemencias del tiempo lo arruinaran. De esta forma, la cartografía borgiana demostraba la imposibilidad de ajustar lo real del territorio a su representación. El propio lenguaje con el que nos comunicamos no deja de ser un conjunto de significantes incapaz de ceñir la complejidad del ser. Aún así, es con lo que contamos, de ahí la importancia de afinar cuanto decimos para siquiera aproximarnos al núcleo de lo que nos conmueve.

Uno de los mapas de gran formato de la exposición ‘Cartografías fluidas’, de Marina Camargo, en la Fundación Giménez Lorente. Foto: Jose Ramón Alarcón.

Marina Camargo (Maceió, Brasil, 1980) es una artista visual que, mediante el uso de la fotografía, el video, la pintura y la instalación, trata de aproximarse a ese núcleo incandescente de la experiencia humana, allí donde esta comparece en su fragilidad. “La intención es situarme en el mundo, tras la sensación de desplazamiento muy fuerte vivida y que me lleva a buscar en el mapa una referencia gráfica. Y esto tiene mucho que ver con vivir fuera de mi país y cambiar de ciudades, lo cual provoca una sensación abstracta que, mediante el arte y los mapas, genera cierta ilusión de orden”.

Lo dice en el marco de su exposición ‘Cartografías fluidas y otras metamorfosis del espacio’, que la Fundación Giménez Lorente de la Universitat Politècnica de València acoge hasta el 14 de abril. A medio camino existencial y laboral entre su Brasil natal y la ciudad alemana de Berlín, Camargo traslada al conjunto expositivo de sus cartografías esa vivencia a caballo entre dos mundos, para cuestionar los límites fronterizos de los mapas tradicionales, poniéndolos del revés y apuntando, más allá de la geopolítica, hacia lo poético y cierto horizonte utópico.

“Las cartografías fluidas del título tienen que ver con los espacios cambiantes de mis fronteras personales y con esas otras espaciales que resultan inútiles e imposibles, y que apuntan a un horizonte de utopía. Hay una fluidez en la geología de la Tierra, pero la creación del hombre es establecer rigideces y divisiones que no forman parten del orden natural de las cosas. Es un orden impuesto”, explica quien acudirá a la próxima edición de ARCO Madrid, junto con Javier Bravo de Rueda, por medio de la recién estrenada Jorge López Galería.

Marina Camargo, apuntando hacia una de sus obras en la exposición ‘Cartografías fluidas’, en la Fundación Giménez Lorente. Foto: Jose Ramón Alarcón.

“Cuando dibujo un mapa como este -señalando uno de los dos de gran formato integrados en la exposición-, que es una representación muy clásica de la Tierra, lo que hago es ponerlo del revés, de manera que el norte es el sur y viceversa, transgrediendo las coordenadas espaciales”. Mundo al revés de raigambre carnavalesca, que asume parcialmente.

“Quizás haya una referencia carnavalesca en mi obra, con ese mundo al revés, pero hay otra muy clara que viene de Joaquín Torres García, quien, desde Uruguay, el sur del mundo, planteaba que para pensar ese mundo al revés tenía que imaginar que su norte era el sur, haciendo el primer mapa de América Latina invertido”.

Sobre la tela de araña de uno de sus mapas, evocando el carácter siniestro de aquello que nos atrapa, junto a la blandura de su tejido flexible, que viene a licuar el rigor de un orden impuesto, Camargo dice que empezó a pensar en todo ello a partir de la fluidez de los continentes, de la Tierra. “Luego busqué materiales físicos que pudieran aportar también esa flexibilidad en la obra. De ahí el caucho, que es un material blando que rompe esa estructura rígida de la representación”.

Mapa de caucho en la exposición ‘Cartografías fluidas’, de Marina Camargo, en la Fundación Giménez Lorente. Foto: Jose Ramón Alarcón.

El origen del caucho, ligado a la automoción, asegura que es natural, ya que procede de los árboles de la Amazonia en Brasil: “Yo lo utilizo para subrayar esa mezcla de lo natural y lo artificial; lo que viene de la naturaleza luego se convierte en algo artificial, tal y como queda representado en el mapa”.

Juan Bautista Peiró, comisario de la exposición, subraya que el título ‘Cartografías fluidas’ viene a poner en jaque “ese concepto de ordenación del territorio, generalmente movido por intereses políticos y económicos”. Y añade: “Marina lo que hace es proponer su propio ordenamiento o desordenamiento, organizándolo a partir de los numerosos ejemplos que integran la exposición. Ese caucho licuado de los dos mapas característicos de su obra viene a mostrar cómo se puede desvanecer ese orden, que va a estar siempre cambiando”.

Juan Bautista Peiró y Marina Camargo, junto a uno de los mapas de la exposición ‘Cartografías fluidas’, en la Fundación Giménez Lorente. Foto: Jose Ramón Alarcón.

Michel Houellebecq, en su novela precisamente titulada ‘El mapa y el territorio’, pone en boca de su personaje principal, el artista plástico Jed, la siguiente sentencia: “El mapa es más interesante que el territorio”. Maravillado por la “rejilla fascinante de carreteras departamentales, pintorescas, de vistas panorámicas, bosques, lagos y puertos de montaña”, Jed se había acostumbrado a esa belleza cuadriculada de los mapas, por encima de la vívida experiencia de lo real del territorio, unas veces amable y otras, sin duda, áspero e inclemente.

“El territorio es el espacio que está vivido, pisado por el hombre, mientras que el mapa es una abstracción, por eso es más fácil pensar otros órdenes del mundo a partir de esas abstracciones cartográficas. Es lo que hago en estos dos videos. En este, me valgo del mapa de una ciudad, en el que cada papelito es como una calle o manzana, y al jugar con ellos lo que hago es crear otro mapa que no existe en realidad. Son otras formas de hacer y de pensar la ciudad”, resalta Camargo.

Detalle de uno de los videos de la exposición ‘Cartografías fluidas’, de Marina Camargo, en la Fundación Giménez Lorente. Foto: Jose Ramón Alarcón.

“En este otro”, continúa diciendo, “busco con mis manos las latitudes y longitudes del globo terráqueo que manoseo, a partir de la experiencia en mi propio estudio. En el fondo, es lo que hago en toda la exposición: tocar el mapa y rehacerlo de otro modo”. Esa manipulación, en el estricto sentido de moldear con las manos, a modo de tentáculos de nuestra mente, no deja de formar parte de esa idea utópica, introducida por la propia artista, de construir otros mundos, a partir de aquellos otros que nos desagradan.

“Tiene un poco de utopía, pero también de poder imaginar, mediante la deconstrucción, otra forma de habitar el mundo, pensando en los errores que están implicados en ese proceso de reconstrucción”. Dice Marina Camargo que, en todo caso, no hay un objetivo directo en la exposición, aunque sí “un deseo de desubicar al sujeto mediante la alteración del espacio, para que lo reconsidere de otro modo”. “Hay algo de geopolítica o de cómo pasar de lo político a lo poético”, concluye.

Marina Camargo, en su exposición ‘Cartografías fluidas’, en la Fundación Giménez Lorente de la Universitat Politècnica de València. Foto: Jose Ramón Alarcón.