María Crespo y Moisés Romera

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‘Tú no eres yo’, de Marisa Crespo y Moisés Romera
Reparto: Roser Tapias, Jorge Motos, Pilar Almeria, Álvaro Báguena, Anna Kurikka, Pilar Martínez, Yapoena Silva, Alfred Picó
Música: Joan Vilà
Fotografía: Víctor Entrecanales
98′, España, 2023
Estreno: viernes 13 de diciembre de 2024

Tras una dilatada carrera en el campo del cortometraje con infinidad de premios y una amplia presencia en festivales nacionales e internacionales, los directores Marisa Crespo y Moisés Romera dan ahora el salto al largo con ‘Tú no eres yo’, un trabajo de género que, estamos seguros, dará mucho que hablar.

En realidad, siendo estrictos, este no es el primer largometraje de esta pareja creativa. Ya en el año 2013 habían realizado un experimento titulado ‘La insólita aventura de Jovi contra el tiempo’, un precoz intento de película interactiva en la que el público decidía el devenir del argumento a través de una app.

El cine de Marisa Crespo y Moisés Romera ha estado asociado a cuestiones de interés social, desde la cuestión de la identidad sexual en la infancia en ‘Sirenito’, su primer cortometraje, la violencia de género en ‘Papás y mamás’ o la odisea de la inmigración en ‘Un lugar mejor’.

Pero será con su anterior obra, ‘9 pasos’, un inteligente ejercicio de estilo, cuando se pasan al cine de género; un proyecto que, como cuentan en esta entrevista, supuso la antesala de este largo que estrenan este viernes día 13 en salas comerciales.

Fotograma de ‘Tú no eres yo’, de Marisa Crespo y Moisés Romera.

‘Tú no eres yo’ es un thriller con elementos de terror que cuenta la historia de Aitana, una mujer que regresa, junto a su pareja Gabi y el hijo adoptivo de ambas, a casa de sus padres. Estamos en los preparativos de la noche de Navidad y Aitana ha querido dar una sorpresa a su familia. Pero la sorpresa se la lleva ella cuando descubre que sus padres no la reciben con el calor esperado.

Además, su lugar en la familia lo ha ocupado Nadia, una indigente que parecen haber acogido. Nadia no solo ha ocupado su espacio en la vivienda familiar, sino que parece haberse apropiado de todas sus cosas.

Pero, más allá de lo material, lo que más desconcierta a Aitana es que Nadia ha tomado su puesto como si fuera la verdadera hija del matrimonio, hasta el punto de sentirse completamente rechazada. ¿Qué está ocurriendo?, se pregunta Aitana. Mientras, sus padres han organizado una cena con un extraño grupo de amigos de los que Aitana no tenía, hasta ahora, ninguna noticia.

‘Tú no eres yo’ tuvo su estreno mundial en el Fantastic Film Fest de Austin (Texas), y ha sido seleccionada en festivales como el Imagine Film Festival de Amsterdam, el Cambridge Film Festival de Gran Bretaña, el Outshine Film Festival de Miami, el Festival de Cine de Alicante o la última edición de Cinema Jove.

Mientras hacíamos esta entrevista, la cinta terminaba de ganar el premio a la mejor película en el festival de cine fantástico FantaElx, un galardón que se sumaba al premio al mejor guion y premio del público en la 30ª edición del Fant Bilbao y una notoria mención especial del jurado en el Grossman Fantastic Film Festival de Eslovenia.

Moisés Romera y Marisa Crespo, durante la entrevista con Gerardo León. Foto: Fernando Ruiz.

Acabáis de ganar el premio a la mejor película en FantaElx. La película tuvo su estreno mundial en el Fantastic Film Fest de Austin (Texas), y ha pasado por un montón de festivales nacionales e internacionales. No está nada mal para una primera película. ¿Cómo estáis viviendo este viaje?

Moisés Romera (MR): Bueno, ahora ha pasado ya un año y poco de Austin. En aquel momento, estábamos, obviamente, muy asustados, como en un examen final, como si fuera la selectividad o unas opos o algo así. Siendo un país extranjero, no sabíamos si se iban a entender algunos códigos, algunas partes del guion, pero fue muy bien.

En la primera proyección en Texas, gran parte del público era hispanohablante, así que hubo aplausos, hubo gritos, pero hubo también sus «¡fucking, yeah!». Fue emocionante.

Ahora ya estamos bastante más tranquilos porque vamos viendo que, en cada pase que se ha hecho de la película, aparecen críticas nuevas que nos dicen que la peli, en general, está gustando. Obviamente, no puede gustar a todo el mundo, pero, vamos, que, en la medida, el recibimiento es un 90 % bueno.

Cuando estaba viendo la película, como os conozco, lo primero que pensé fue: bueno, esta gente, con la cara de buenas personas que tienen, ¿cómo han hecho una película tan retorcida?

[Risas]

Hasta vuestro anterior corto, ‘9 pasos’, no habíais tocado el cine de género. ¿Cómo dais ese salto al thriller o el cine de terror?

Marisa Crespo (MC): Pues la verdad es que dimos el salto al cine de género porque nos apetecía realmente, porque somos inquietos y cada vez que se nos cruza una historia y nos ponemos a jugar con ella y a desarrollarla, intentamos que sea algo que nos interese, que nos aporte y, si es posible, que no hayamos tocado hasta el momento.

‘9 pasos’ lo hicimos como muestra para un proyecto de largometraje del que ya habíamos escrito el guion y como, precisamente, no habíamos hecho nada de género, en más de una ocasión un productor nos había dicho: «Me gustaría ver cómo os manejáis con el género».

Entonces, hicimos el corto. Después del corto, teníamos el proyecto de largo de ‘9 pasos’, como te digo, y luego esta historia que, en realidad, era el plan B. Mientras se iba completando la financiación para el plan A, fuimos trabajando en el plan B. Y, mira, cosas de la vida, el plan B salió antes que el plan A, que sigue completando su financiación.

Por la pregunta anterior, pero relacionándolo también con uno de los temas de la película, ¿diríais que las apariencias engañan?

MR: Siempre, sí.

MC: [Risas]

MR: No, a ver. Fíjate que, de los dos, el que tiene un aspecto más de fan del terror soy yo. Pero la que realmente tiene sus VHS de ‘La matanza de Texas’, ahí bien guardaditos, como si fueran un tesoro, en casa, es ella.

MC: Sí, la friki soy yo.

MR: Luego, más allá de terror o no, o hablar de la película o del corto de ‘9 pasos’, lo que siempre nos ha interesado hacer (y eso sí que pasa en casi todos nuestros cortos) es tratar de trasgredir un poco, intentar meternos en algún jardín. Y luego también estamos interesados en algunas temáticas sociales porque nos afectan o porque nos interesan.

Si ves ‘Sirenito’, por ejemplo, nuestro primer corto, se metía en un jardín importante en aquella época con la cuestión de la educación y el tema LGTBI. O si ves ‘Papás y Mamás’, tiene un punto, se puede decir en plan suave, también bastante borde, en el que buscábamos la provocación en el espectador. Y aquí, esas cositas, esa intención la hemos mantenido.

Moisés Romera y Marisa Crespo, en un momento de la entrevista. Foto: Fernando Ruiz.

Vuestros cortos, efectivamente, han abordado algunas temáticas bastante tiempo antes de que se hayan colocado en primera línea desde un punto vista social, sociológico o político. ‘Tú no eres yo’ aborda también esas cuestiones, si bien lo hace de una manera muy discreta.

Sin ser el tema principal, de alguna manera están presentes, por ejemplo, en la relación entre las dos protagonistas. Desde la perspectiva que os da vuestra carrera, ¿cómo veis vosotros esta nueva tendencia a abordar estas cuestiones?

MC: Bueno, en nuestro caso la protagonista es lesbiana porque realmente nos funcionaba bien para la historia.Es curioso porque la semana pasada estuvimos en el festival LesGaiCineMad de Madrid, que es un festival de temática LGTB, y nosotros nos decíamos, bueno, no sabemos muy bien cómo va a encajar esta película, más allá de que la protagonista sea lesbiana”.

Y la verdad es que el público salió encantado, tenía muchísimas preguntas y nos pareció que les apetecía mucho ver una historia en la cual la protagonista era lesbiana, pero no hacíamos ningún tipo de reivindicación.En este caso, simplemente queríamos encontrar motivaciones para que la protagonista se sintiera incómoda, que pensara que su familia no la aceptaba por ello.

Además, queríamos provocar esa incomodidad de pareja de chicas lesbianas, interracial, que encima han adoptado un bebé negro en un entorno de gente conservadora, con los amigos de los padres, que son más conservadores aún.Queríamos, pues eso, jugarlo todo a generar una cierta incomodidad.

Uno de los temas centrales de la película es la familia. Estamos criticando todo el tiempo el modelo de familia, pero luego, por lo que plantea la película y le sucede a la protagonista, ocurre que, cuando nos sentimos excluidos de ella, parece que nos falta algo. Como si, al final, eso es lo que, de alguna manera, nos anclara el mundo.

MR: Bueno, mira. Antes incluso de que existiese, cuando íbamos por ahí haciendo pitchies, intentando conseguir dinero para la financiación, un resumen de la película era que la familia es esa secta de la cual nunca puedes escapar. Y eso resume bastante lo que es la temática de la película.

Por un lado, cada uno tiene su familia, hay gente que es feliz con ella desde el inicio, pero, para nosotros, por lo menos en las nuestras y en otras que conocemos, dentro de la familia se generan muchas contradicciones. Está mi padre, mi madre, están tus hermanos, que a veces te hacen putadas y con los que tienes muchas discusiones, pero, al final, son tus hermanos. Es esa dinámica.

Hay un componente biológico, pero más que el biológico, está el componente psicológico. Tú has crecido en ese entorno. Tus padres pueden ser mejores o peores, pero ese es el universo en el que tú has crecido durante muchos años, mientras te ibas formando como persona.

Luego, cuando te haces adulto y sales de ahí, ya puedes contrastar y decir, “ostras, mis padres son majísimos o están como una cabra”. Pero, a pesar de eso, son tus padres y hay algo que siempre ha estado ahí y de lo que no te puedes desligar, que es esa relación personal con ellos. Llámalo afecto, cariño o lo que quieras, pero es algo muy emocional y no puedes huir de ello.

La película te fuerza a preguntarte si quizá no sabemos quiénes somos hasta que alguien nos desplaza de nuestro sitio, hasta que nos dejan fuera del juego.

MC: Sí, es una de las historias de la película. De hecho, la protagonista se va de casa sin ser capaz de reconocer ante sus padres su sexualidad. Y, precisamente, cuando vuelve, lo hace para reivindicar quién es y qué es lo que quiere y para buscar la aceptación. Y es ahí, cuando se da de bruces con el rechazo de la familia, cuando ella se vuelve aún más reivindicativa y toma conciencia realmente de lo que quiere y de que se quiere quedar ahí.

De hecho, en un momento dado, su pareja tratará de disuadirla: “Vámonos, ya está, se acabó; vámonos porque aquí te estás trastornando”. Pero ella le dice “no, yo me quiero quedar y quiero saber qué es lo que está pasando aquí. Lo que quiero realmente es recuperar mi sitio en esta familia porque lo que yo quiero es formar parte de esta familia”.

MR: Esa es una visión [risas]

MC: [Risas]

MR: A ver, nos hemos dado cuenta en los pases, en las charlas y en los coloquios que, luego, cada espectador se monta su película en su cabeza. Ha habido desde un crítico de cine que nos dijo de forma despectiva en un festival europeo que la película era una película progre, woke, simplemente porque la prota era lesbiana y había personas de diferentes razas.

Eso fue en un pase de prensa, pero luego, por la tarde, en el pase con el público, una chica dijo que era una peli con un final nazi o fascista, para que veas que, luego, cada uno hace suya la película e interpreta la parte que le conviene bajo sus prejuicios.

Pero, volviendo a la pregunta, yo creo que ella se queda porque sabe que pasa algo y necesita saber qué hay ahí. Y al final, ella misma, digamos que se ve forzada por las circunstancias, que de nuevo son la familia, a aceptar lo que ha pasado.

Como se dice en una parte de la película, ella es una tía que trabaja en una ONG, es altruista, trabaja por los más desfavorecidos, y al final se ve obligada a tirar a la basura sus principios para aceptar algo que es inevitablemente más importante para ella.

La película tiene un final controvertido porque, por un lado, tiene una parte feliz, bonita y, por otro lado, estamos fastidiando a una pobre desgraciada, aunque luego, te das cuenta que a la mayoría le parece un final fantástico. Lo que buscábamos un poco era la provocación.

Fotograma de ‘Tú no eres yo’, de Marisa Crespo y Moisés Romera.

Yo no sé si estaréis de acuerdo, pero el cine de terror es, curiosamente, un género que, sobre esa pátina de entretenimiento ligero o friki, como habéis dicho antes, nos invita a reflexionar sobre la sociedad, sobre nuestro mundo.

Y lo consigue, quizá, incluso con mayor efectividad que otros modelos de cine que se suponen más autorales y que, a priori, nos incitan directamente a ello. Al final, en el cine de terror siempre hay una reflexión que tiene mucho que ver con cómo somos o cómo es nuestra sociedad. No sé si compartís esta reflexión.

MR: Sí, yo creo que a nosotros el cine de terror o thriller que nos interesa es el que aporta algo más que los sustos o un misterio y una resolución. Es como una salsa. Si no lo aliñas con algo más interesante, a mí me llega aburrir porque, al fin de cuentas, es un género que, como tiene mucho éxito, se autocopia constantemente.

En ese sentido, la mayoría de espectadores estamos muy acostumbrados a lo que va a pasar. Una película de género innova y se sale del montón, ¿una vez cada diez años? Al menos, nosotros sí que quisimos ponerle un poco de nuestro aliño.

Hay un elemento que me gusta de la peli y que encuentro muy hitchcockiano, podríamos decir, que es esto de poner a un personaje contra todos los demás. Son estas situaciones en las que, mientras nosotros vemos las cosas de una manera, una especie de verdad que se esconde detrás de las apariencias, todo el mundo nos dice lo contrario. Me parecía una reflexión muy interesante para estos tiempos que corren. ¿Era una de las temáticas internas de la película?

MC: Es curioso esto que planteas, y me hace pensar, pero no nos habíamos planteado poner a un personaje en plan: todos están contra mí. Simplemente, cuando nuestra protagonista llega a la casa, llega con unas expectativas y se siente frustrada porque esas expectativas no se cumplen, más bien todo lo contrario y, a partir de ese momento, los personajes se van poniendo en su contra.

Pero también es ella la que, con su actitud, provoca lo encontronazos. Es una acción-reacción. Al principio, cuando llega la pareja de chicas, Nadia está súper emocionada, pero conforme ve que Aitana se va comportando de una manera más desequilibrada, se va poniendo en su contra.

Pero yo creo que cualquier persona haría lo mismo. De hecho, hay gente que dice: “Al final, lo entiendes todo, pero qué nervioso me ha puesto Aitana”. Es como que te dan ganas de coger y sacudirle y gritarle: “Pero ¡no te das cuenta!”.

Otro elemento que interviene en la película es la cuestión de la superstición o el rito, ese algo atávico del que parece que no nos podemos desprender.

MR: ¡Y yo creo que cada vez más! Vamos, que ayer todo un señor político de renombre, un ex-ministro, habló de la creación y en contra de la evolución ¡en nuestro Congreso de los Diputados! O sea, cada vez da más la sensación de que, con las redes sociales, con algunos bulos, con la desinformación, la gente arropa mucho más las cosas inciertas, como la fantasía, la religión o la superstición, y menos las cosas reales, como la física o las matemáticas.

Más allá de esto, en la película se toman unos ritos que están basados en una investigación. Las Navidades es una fiesta cristiana, pero, previamente, existía una fiesta pagana, romana, y anteriormente fue griega y, anteriormente, persa, y de ahí viene todo este juego.

Están las Saturnales que adoraban al rey Saturno, que era Cronos, que mataba a su hijo, y hacían también sus rituales matando a los primogénitos… Todo esto aparece también en el Antiguo Testamento, quiero decir que todo está basado en creencias antiguas.

En la película hay un momento en el que los personajes están viendo ‘Plácido’, la película de Berlanga. ¿Funciona solo como homenaje o es una reminiscencia que juega a modo de espejo en la película? ¿Qué otras referencias considerasteis a la hora de plantear este proyecto?

MC: Es un homenaje y también estamos haciendo un guiño al espectador porque, en realidad, los padres literalmente están sentando a un pobre a su mesa, como en ‘Plácido’. Y bueno, además es que Plácido es una de nuestras películas favoritas.

MR: Es que siempre sale entre las tres mejores películas de la historia de España.

MC: Sí, pero, aparte de eso, es que es una película que creo que veo por lo menos una vez al año, y siempre la disfruto como si fuera la primera vez que la descubro. Luego, hay otras referencias, pero yo creo que la única que hemos puesto a propósito, que no ha surgido de forma inconsciente, es la de ‘Plácido’.

El resto de referencias que puedan encontrar los espectadores son de películas o libros que nos gustan mucho y, claro, cuando algo te gusta mucho, de manera inconsciente lo acabas homenajeando o reproduciendo, pero nada hecho a propósito.

MR: En algunas charlas, los espectadores nos han dicho que les recordaba a algunas películas de género actuales, como ‘Hereditary’ (Ari Aster, 2018) o ‘The invitation’ (Karyn Kusama, 2015). Pero la verdad es que el guion es de 2015, tiene ya casi diez años, y estas películas no existían. Lo que hacíamos era beber de los clásicos del género.

Si hablas de sectas, todo el mundo va a acabar en ‘El nombre de mimbre’ (Robin Hardy, 1973). O si hablas de satanismo, pues ‘La semilla del diablo’ (Roman Polanski, 1968) era otra de las referencias. Pero digamos que son los clásicos directos, no los más cercanos.

Marisa Crespo, en un momento de la entrevista. Foto: Fernando Ruiz.

Vosotros sois pareja, en lo personal y lo creativo. ¿Cómo se dirige una película a cuatro manos? ¿Quién decide qué?

MC: Pues los dos decidimos todo. Lo que hacemos es que, durante la preproducción, lo discutimos todo, lo pactamos todo, y cuando llegamos al rodaje, lo hacemos con las cosas bastante claras.

En los rodajes, evidentemente, hay veces que la cosa se va de madre y hay que tomar una decisión y, a lo mejor, en ese momento, no podemos estar los dos. Ahí nos basamos en la confianza. Pero, durante el rodaje yo suelo estar más pendiente de los actores, de las interpretaciones, y Moisés de los técnicos. Pero luego, a la hora de la verdad, los dos tomamos las decisiones juntos.

MR: Llevamos trabajado juntos más de 20 años. Marisa siempre tiene más afinidad, o se le da mejor, digamos, la parte de interpretación, y a mí me gusta más la parte de la imagen, de los encuadres, de la luz, las cámaras… Pero, vamos, no es estricto. Es decir, que ella mete mano en esta parte y yo también meto mano en la suya, pero en general, estadísticamente, sí, yo voy hacia un lado y ella hacia otro.

Y en el aspecto creativo, a la hora de construir la historia, de tomar una decisión final, como decir, por ejemplo, cuál es la toma buena de una escena, ¿dónde se produce la confluencia?

MR: Bueno, hay una norma muy sencilla y es que, si uno de los dos dice que no, es que no…

MC: Pero argumentando.

MR: … Acierte o no. Eso lleva a un clásico. Cuando no hay consenso es como “venga, ¿quién dijo que no?” [Risas].

MC: Pero siempre previa argumentación.

MR: Claro, claro, si uno está seguro o convencido de sus ideas, pues las pelea. Es algo normal. A ver, el proceso creativo es como todo, a veces se le ocurre a uno una idea, y luego, si al otro le gusta, se le queda ahí dando vueltas, y estás enganchado, y te apetece desarrollarla, y luego, bueno, pues nos toca ponernos a escribir, que es obligarse a ponerse delante del portátil, a cuatro manos.

MC: Solemos acordarnos de quién es el germen de cada cosa, pero luego ya le perdemos la pista. Vamos, que tiramos al 50 %. Incluso preferimos firmar como M+M para que ninguno de los dos vaya delante.

Fotograma de ‘Tú no eres yo’, de Marisa Crespo y Moisés Romera.

Quería que me hablarais un poquito del reparto. Habéis apostado por uno muy valenciano, entiendo que por acción, omisión y convicción.

MR: Bueno, pues como pasa en casi todas las películas, hay una parte que tú decides y otra parte que decide la producción por ti. Esto era inicialmente una película más grande, una coproducción a varias bandas, pero nuestros posibles socios se fueron cayendo porque no obtuvieron financiación, y llegó el momento de decir: “¿Tiramos para adelante o no?”. Como somos guionistas y directores, dijimos: “Pues vamos a producirla”, sin saber muy bien la cantidad de estrés y trabajo que era, y tiramos para delante.

Por ejemplo, en el caso de la protagonista, buscábamos una actriz catalana porque intentamos que fuera una coproducción con Cataluña. En el caso de la chica brasileña, en la parte inicial de la financiación, como era una coproducción entre España y Portugal, había un personaje que tenía que ser portugués.

Cuando se cayó esa parte, ya era demasiado tarde y decidimos buscar una persona que hablase portugués o que fuera brasileña y que viviese en València porque, como es una peli muy pequeña, con unos costes muy acotados, nos tocaba hacer eso.

Y el resto del elenco eran actores con los que ya habíamos trabajado, aunque la mayoría son ya leyendas locales del teatro y del cine de aquí. Son gente muy solvente, muy asentada. Así que no hubo que hacer casting. Decidimos por perfiles.

Yo creo que si la película funciona es, sobre todo, porque logra transmitir muy bien la tensión interna de la trama metiendo al espectador en un espacio de terror físico y psicológico muy vivo. ¿Cuáles diríais que son las claves para introducir al espectador en ese espacio?

MC: En esta película hemos jugado a una tensión que se cuece a fuego lento, hasta el punto de que llega un momento en el que te puede exasperar. Esto es algo que hemos buscado para que, cuando ya estés alcanzando el mismo punto de hastío que la protagonista, de repente, te venga lo inesperado, que no te puedo decir lo que es [risas].

La película tiene unos cuantos sustos, unos cuantos jumpscare, para que el espectador esté en tensión esperando lo siguiente, pero tampoco hemos querido abusar porque no era la película que queríamos hacer, queríamos conseguir otro tipo de tensión.

MR: Tienes que dibujar unos personajes que importen, y aunque al principio la gente se separa un poco de la protagonista porque no se sabe muy bien si tiene razón o no, luego, van a tope con ella.

Y, por otro lado, se trata también de plantear unas situaciones que también importen. Y ahí, claro, todos tenemos una familia, y todos queremos ser aceptados o sentirnos queridos por ella. Es algo que es casi biológico, muy primario. Como digo, aparte de los personajes, hay que buscar situaciones que al espectador le importen y se vea arrastrado por ellas.

MC: Y crear también situaciones extrañas, como ese hermano que habla con el abuelo que está muerto, o esos invitados extraños, como esa mujer a la que no le gustaba su destino y se cambió la línea de la mano. Situaciones extrañas y personajes extraños que hagan que el ambiente de la película se vaya enrareciendo cada vez más.

Parece que el cine español de terror está viviendo un buen momento. ¿Cómo lo veis vosotros? ¿Va a ser este vuestro futuro terreno de exploración?

MR: Tenemos proyectos que son de género y otros que no lo son. Tenemos hasta comedias dramáticas. De hecho, en nuestros cortos, como hemos hablado antes, hemos tocado muchos palos. Hemos hecho hasta comedia romántica, imagínate, que es casi lo más alejado de esto. No lo sabemos.

Con respecto al buen momento del cine español de género, fíjate que esto se dice siempre. Se dice ahora, se decía hace cinco, hace diez, hace quince, hace veinte años. Lo que sí es cierto, también se dice siempre y lo hemos vivido en nuestras carnes, es que el cine español de género tiene fama y se valora muchísimo más fuera de España que en España.

Te vas a Bélgica, a Holanda, a Estados Unidos o a Inglaterra, y están esperando a ver cuáles son las dos o tres pelis de género de España porque, digamos, nuestra media de aciertos es más alta que la de otros países. Tenemos fama en ese sentido. Pero aquí, en España, es al través. En España, salvo por la gente muy especializada, como el público de Sitges, está bastante denostado por la industria y por el público en general.

MC: Hablando de la aceptación del cine de género en el extranjero, algo que nos llamó mucho la atención en Austin, por ejemplo, es que, aunque había mucho público hispanohablante, pensamos que a lo mejor no encajarían bien que la película fuera en V.O. en valenciano, y en todas las proyecciones que estamos haciendo y que se van a hacer en Estados Unidos esta semana, cuando se estrene, va a ser en su VO Pero allí a la gente le encantó, lo asumieron súper bien. De hecho, era como que apreciaban que no fuera en castellano, que fuera en otra lengua porque decían que eso le añadía riqueza a la obra.

Parece que, cuando nos alejamos de nosotros mismos, miramos nuestro cine de manera más objetiva, podríamos decir.

MC: Sí.

MR: A un tipo de Texas o alguien que habla inglés, le da igual que esté en valenciano o que esté en coreano. Pero a lo mejor aquí, en España, hay algunas zonas o algunas personas que tienen más prejuicios respecto al idioma.

De hecho, es curioso que, siendo cada vez más complicado, nos haya sido más fácil estrenar en salas de cine en Estados Unidos que en España. Igual también son mercados diferentes, pero es la realidad. La realidad es que ha sido más fácil, por extraño que parezca, meter la peli en siete estados en Estados Unidos, que aquí.

María Crespo y Moisés Romera
Marisa Crespo y Moisés Romera, tras la entrevista, en el hall del IVAM de València. Foto: Fernando Ruiz.