‘Martin Parr. Parrathon’
Sala Carlos Pérez
Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC)
Museo 2, València
Hasta el 6 de junio de 2021
Suelen achacarse al capitalismo todos los males de nuestra sociedad del bienestar, al menos desde una postura crítica, que vendría a zarandear las más acomodadas conciencias. Quienes lo hacen forman parte de ese mismo capitalismo que les permite viajar de un lado para otro y disfrutar de todo cuanto, a su vez, es objeto de críticas. Convendría, por tanto, ajustar la denuncia al más salvaje capitalismo, como convendría hablar por un lado de sociedad de consumo y, por otro, de consumismo.
Al filósofo François de la Rochefoucauld le preguntaron un día por sus virtudes y, ni corto ni perezoso, enumeró algunas. Luego le preguntaron por sus defectos y contestó: “La exageración de esas virtudes”. Al capitalismo y al consumo, tan vilipendiados desde esa mirada crítica, les ocurre algo parecido: dentro de ciertos límites poseen bondades inestimables, propias de cierto disfrute contenido, que se transforman en lacras cuando el dispendio resulta excesivo.
El fotógrafo Martin Parr se mueve, como funambulista agarrado a la pértiga de su cámara, entre ambos mundos. Primero se dedicó a la más contenida visión de una sociedad próxima, como la suya británica de pueblos cercanos, mediante la cual radiografió lugares con mal tiempo (‘Bad Weather’) y gentes que, en medio de tan gris escenario, apaciguaban su soledad con diversiones y rituales alejados del boom consumista que vendría después. Son imágenes, esas primeras, en blanco y negro que destilan un lirismo poético, no exento de la ironía que luego fue adquiriendo en su obra una mayor acidez.
Aquel blanco y negro fue dejando paso a lo que después se ha convertido en signo definitorio de su trabajo, marcado por un color desbordante, sin duda apropiado para dar cuenta de un feroz consumo, del que, ni los más críticos, llegan a estar a salvo. Él mismo lo dice: “Las nuevas clases medias y el impacto de su estilo de vida sobre el medio ambiente van a hacer más daño incluso que la guerra y el hambre”. Y lo remacha así: “Tú y yo somos los primeros culpables, con nuestros coches y nuestras vacaciones”.
Martin Parr, como todo artista que se precie, adopta con el objetivo de su cámara la distancia exacta para establecer, entre el eje imaginario que va del tú al yo, una mirada plástica que conmueve por la revelación de las contradicciones que nos habitan. Así, en ‘Small World’, dice seguir “los pasos del turista medio que somos todos”. Y en otra serie sobre la moda, no incluida en la exposición retrospectiva que el Centre del Carme le dedica hasta el 6 de junio, vuelve a poner el dedo en la misma llaga: “Aunque el mundo de la alta costura me parece loco y molesto, también es un poco adictivo”.
Las más de 360 imágenes incluidas en la muestra ‘Martin Parr. Parrathon’, comisariada por Nacha Soler y José Luis Pérez Pont, director del Consorci de Museus, se hacen eco de esa contradicción entre el yo consciente, que al ver ciertas imágenes grotescas sonríe manteniéndose a resguardo de ellas, y el más inconsciente, que se sabe concernido por esa energía desbordante del consumidor exacerbado, al haber momentos, quizás más de los que le gustaría reconocer, en que se ha sentido atraído por tan gozosa entrega consumista.
Las 13 series seleccionadas por el propio Martin Parr, para formar parte de una exposición que estuvo en Rennes (Francia) antes de venir por primera vez a España, privilegio reservado a Valencia a través del Centre del Carme, recrean el delirio colectivo de cuantos conformamos esa realidad, caracterizada por la necesidad imperiosa de consumir desaforadamente. Parr se detiene unas veces en el ‘Establishment’, las élites del país británico y sus “curiosos rituales”, en cuyo apartado bien pudiera estar la serie que dedicó a ‘El Bulli’, donde se mostró sorprendido por el “más de un millón de comensales esperanzados compitiendo por las 8.000 cubiertas disponibles cada año” en el famoso restaurante de Ferran Adrià.
Otras veces detiene su mirada en los rituales del más ensimismado turismo (‘Death by Selfie’), en el consumo ostentoso (‘Luxury’), en el de masas y derroche (‘Common Sense’) o en el de las nuevas clases medias “ricas y ambiciosas” (‘The Cost of Living’). También presta atención a las prácticas cotidianas relacionadas con el baile de las clases de aerobic o los bailes para la tercera edad (‘Everybody Dance Now’), sin perder de vista el ocio de los balnearios (‘The Last Resort’), o la supuesta abulia observada en determinadas parejas (‘Bored Couples’). Completan las series, ‘The Non-Conformists’, sus ‘Autorretratos’ y el citado ‘Bad Weather’, de cuyo mal tiempo extrajo admirables instantáneas de gran belleza plástica y humor temprano.
Martin Parr, más allá de las evidentes alusiones críticas a la sociedad de consumo, en su vertiente más adinerada o en la más popular de clase media, lo que hace en su trabajo es animarnos a profundizar en el desbarajuste propiciado por los excesos de ese consumo, asociado al narcisismo igualmente desaforado. Un delirio colectivo que Parr nos pone delante de unos ojos extasiados por la fiesta de los sentidos, que propicia tanto color, y la marabunta de gente entregada al ocio. Más de 360 imágenes, a modo de sucesión de espejos, que algunos prefieren mirar desde la distancia crítica, por temor a verse reflejados en ellas. Fotografías que escuecen y cuyo picor solo el humor y la ironía pueden aplacar.
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