#MAKMAAudiovisual
‘Max Aub: mapa’
Entrevista a Elisa Ferrer y Fran Ruvira, autores del documental
maxaubmapa.apuntmedia.es
El 7 de septiembre de 1939 un tribunal militar confiscó la biblioteca personal del escritor Max Aub en Valencia. ¿A dónde fueron aquellos libros? ¿Por qué el régimen tenía tanto interés en borrar el rastro de aquella huella? Y, sobre todo, ¿por qué es importante recuperarla o, al menos, tratar de seguirle la pista?
Sobre estos interrogantes, la realizadora y escritora Elisa Ferrer y el guionista y también realizador Fran Ruvira, trataron de reconstruir el periplo vital e intelectual del autor de ‘La gallina ciega’, nacido en París, pero afincado en Valencia donde viviría su infancia y juventud.
El resultado es ‘Max Aub: mapa’, un documental que trata de discernir el paradero y el contenido de aquella biblioteca que Aub dejó atrás durante su exilio para trazar, con ello, algunas líneas clave que nos ayuden a discernir qué referencias o influencias constituyeron la formación intelectual del escritor, ensayista, poeta y dramaturgo.
Pero este mapa es algo más que una pieza audiovisual. El trabajo de Ferrer y Ruvira se extiende a una página web (maxaubmapa.apuntmedia.es) que sirve de tronco central de una investigación cuyos ramajes, partiendo de aquel hecho preciso, se abren a otros aspectos de su vida y de su obra. Charlamos con ellos sobre este ambicioso proyecto.
En la presentación en sociedad de vuestro proyecto, comentasteis que hay poco conocimiento de la obra y la figura de Max Aub entre el público contemporáneo. Para empezar y por aquello de ir poniendo las bases. ¿Quién es Max Aub?
Elisa Ferrer (EF): Max Aub es un escritor de una importancia mayúscula para nuestra literatura, nuestra cultura, para nuestra sociedad, para entendernos y entender nuestra historia.
Fran Ruvira (FR): Es especialmente la figura del exiliado español.
¿Por qué consideráis que su figura es tan relevante hoy para nosotros?
EF: Max Aub viene de una familia francoalemana, se muda España y tiene esa mirada nueva, limpia, una mirada europea sobre el Estado español en el que pronto se integra, y que pronto se convierte en su patria. Un país que ama y admira, pero al que, cuando regresa tras años de exilio, como cuenta en La gallina ciega, ha cambiado, es otro país, un país que ya no le representa, que ha perdido la modernidad, la cultura, las ganas, un país que, en lugar de avanzar, anda hacia atrás.
FR: Algo que empieza a pasar de nuevo. Gracias a los libros de Max Aub entendemos la Historia —él que fue el primero en reivindicar la memoria histórica— y entender la Historia es conocer sus errores para evitar que sucedan de nuevo.
¿Diríais que su posición política o ideológica ha perjudicado la recuperación de su figura o se debe a otros factores?
FR: Aparte de que la Generación del 27 tiene tantos nombres brillantes que opacan al resto, Max Aub es una figura incómoda.
EF: Su crítica descarnada a la España franquista, su necesidad de poner el foco en lo que se perdió con la caída de la República, su visión desalentadora de esa nueva España en la que la cultura debía engañar a la censura para no ser timorata y antigua, no gustó, por supuesto, a los altos mandos. Y eso, desde luego, no fue a favor de rescatar su figura.
Vuestro documental se centra en seguir el rastro de la biblioteca personal de Max Aub a lo largo de su vida. De entre todas las formas posibles de acercaros a su figura, ¿por qué escogisteis esta en particular?
EF: Max Aub acabó el bachillerato y decidió no estudiar una carrera universitaria, sino seguir con el negocio de su padre de venta de joyas. Es un escritor inmensamente culto y autodidacta, todo lo aprendió gracias a su curiosidad, a su ansia lectora y su biblioteca es símbolo de quién es, de su aprendizaje, de sus intereses. Por tanto, un reflejo de su persona.
FR: Una biblioteca es un lugar de resistencia que nos proporciona claves para entender el mundo que habitamos. Y en el caso de Max Aub, todavía es muy simbólico, porque buscábamos un punto de arranque en el guion y la confiscación de su biblioteca por el franquismo tenía un poso dramático muy importante. De hecho, cuando vuelve en el 1969 a Valencia, una de las primeras cosas que hace es intentar recuperar esa biblioteca.
Que el franquismo confisque tu piso con tus libros y los destierre al llamado “infierno”, es una metáfora que, además, resuena en la actualidad, especialmente en estos días.
Finalmente, el proyecto, más allá de Max Aub, es un transmedia que habla del amor a los libros, de lo que significa una biblioteca… y eso pensábamos que era una forma también de empatizar con el público lector en general, porque todo el mundo tenemos una biblioteca personal.
¿Qué nos dice una biblioteca como esta de su autor?
EF: Pues nos habla de un autor con intereses variados, con unas ganas inmensas de aprender, de entender a los clásicos, de conocer a sus contemporáneos. Un hombre culto, cosmopolita, reflexivo y consciente de que en la cultura está la clave para entender a la sociedad.
FR: Al final, somos lo que leemos, dice Max Aub. Es muy emocionante ver algunos de los ejemplares que se conservan en la Fundación Max Aub o en la Biblioteca Histórica de la Universitat de València.
Una biblioteca nos habla de amistad, de amor, de aventuras… a veces hay pistas en las dedicatorias, pero también en la elección de los libros. Joan Oleza ha hecho un artículo que se puede encontrar en nuestra webdoc muy interesante analizando los libros que quedaron.
Vuestra propuesta nos ofrece un documental y una web interactiva donde encontramos diferentes documentos y vídeos que amplían o complementan ese trabajo original. Desde la aparición de internet y su influencia en el mundo audiovisual se ha hablado mucho del concepto de transmedia como una vía de futuro. Sin embargo, pocas veces esa estructura multi-plataforma parece realmente justificada como en vuestro caso. ¿Cómo estructurasteis el proyecto para encajar todas esas piezas?
EF: ¿Sabes cuando ves un documental sobre una figura desconocida para ti y sales de la sala de cine para entrar directo en Google a buscar más información sobre ella porque normalmente los minutos de metraje te han sabido a poco? Pues cuando pensamos en la idea de hacer una película pedagógica para dar a conocer la figura de Max Aub, desde el principio, un largometraje nos supo a poco.
FR: Además, pensamos que Max Aub, con su manera de aprender a través de sus libros, sería el primero que, en la actualidad, habría usado el transmedia, así que no lo dudamos: los minutos del documental son apenas una puerta por la que cruzar para interesarnos por todo lo que nos ofrecerá después la web con todas esas piezas sobre la vida y obra de Max Aub por las que navegar con libertad e independencia.
EF: También fue clave para ordenar toda la información, estructurarla en ‘Biblioteca’, ‘París-València’, ‘Juventud’, ‘Guerra Civil’, ‘Exilio’, ‘Retorno’ y ‘Legado de Max Aub’. Una especie de brújula para guiar a navegantes.
¿Qué nos sugiere, en ese contexto, la propia idea de mapa?
FR: El mapa es un elemento vertebrador en el proyecto porque el propio Max Aub, cuando viene a España, denuncia que su obra, y la del resto de compañeros, ha desaparecido, el franquismo lo ha borrado del mapa.
En ese sentido, la metáfora de la biblioteca funciona como un mapa donde el lector es un viajero que camina por diferentes territorios y Max Aub el guía para trazar una cartografía personal entre ciudades, libros, momentos de la Historia que nos parecía muy apropiada. No hablamos de un recorrido por la obra diversa de Aub solamente, sino de los libros de su biblioteca que conformaron la personalidad del escritor y que podemos encontrar en cualquier librería o biblioteca personal de cada uno de nosotros, lo cual nos proporciona un vínculo con el autor desde el presente.
El trabajo reúne la colaboración de un buen número de estudiosos de la obra y la vida de Max Aub. ¿Cómo establecisteis ese diálogo a tantas voces?
EF: Tuvimos claro desde el principio que queríamos contar con las voces de los grandes conocedores de la vida y la obra de Max Aub, como Joan Oleza o Manuel Aznar Soler y contrastarlas con voces más cercanas a nuestra generación, como la de Esther Lázaro o José Martínez Rubio. También queríamos contar con esa visión más íntima del autor, por eso fue indispensable hablar con su nieta, Teresa Álvarez Aub, o con escritores que reconocen la huella del autor en su obra, como Rafa Lahuerta. Esa pluralidad de voces es necesaria para mostrar los matices que encierra la figura de Max Aub, las múltiples lecturas y capas que, desde lo intelectual y lo emocional, encontramos en su literatura, en su cine y en sus obras de teatro.
FR: Al final, nos planteamos que un transmedia se parece mucho a una de las obras de teatro o novelas corales de Max Aub, repleta de personajes que están al mismo nivel. Es también la fuerza de lo colectivo, que es crucial en el mensaje de Max Aub.
Mapa de Max Aub no se queda aquí, sino que es un trabajo vivo, que tiene una proyección hacia el futuro. ¿Cómo es ese trabajo?
FR: El webdoc es solo el punto de partida. De hecho, la narrativa transmedia se caracteriza por ser un relato abierto que puede ir cambiando o aportando contenido, según la propia experiencia de los usuarios. Pretendemos que los usuarios participen del propio relato, así como estudiantes, profesores, investigadores… Con el tiempo, se podrán ampliar los temas. Max Aub es tan poliédrico que se puede abrir desde cualquier puerta, y pensamos que, para eso, el webdoc es perfecto.
EF: Existe también un relato digital paralelo que se complementa a través de redes sociales propias. Finalmente, también se han puesto en marcha diferentes proyectos didácticos que vamos a realizar bajo el paraguas de la fundación Wikimedia en el ámbito internacional.
¿Os habéis planteado otro tipo de proyectos similares?
FR: Sí, por supuesto. Creemos que el transmedia es una herramienta que nos gustaría explorar. Proporciona mucha libertad creativa y es una herramienta divulgativa muy potente que puede llegar a muchas generaciones. Por ejemplo, existen muchos nombres de escritores valencianos del exilio que prácticamente desconocemos.
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