#MAKMAEntrevistas
Meritxell Barberá e Inma García, responsables del Festival 10 Sentidos
Entrevista de: Merche Medina y Salva Torres
Taiat Dansa
Teixidors 5, València
Meritxell Barberá e Inma García llevan ya diez años impulsando la danza mediante su Festival 10 Sentidos. Diez años potenciando una disciplina que apela al descubrimiento del ser humano y de cuanto le rodea a través del movimiento corporal. Alguien dijo que bailar era alcanzar una palabra que no existe. En busca de esas palabras inexistentes que el cuerpo vehicula mediante la música y la escenografía, las responsables del festival insisten en la necesidad de ir elevando el status precario de la danza.
Lo vienen haciendo sin desmayo, también al frente de su compañía Taiat Dansa, a rebufo del dicho nietzscheano: “Deberíamos considerar perdidos los días en que no hemos bailado al menos una vez”. Ahora, del 3 al 23 de mayo, el Festival 10 Sentidos celebra su décimo aniversario creando una plataforma digital que permitirá ver 10 piezas breves seleccionadas de otros tantos festivales a nivel mundial, haciendo de la necesidad virtud para mantener así su carácter internacional. Tres semanas repletas de actividades, repartidas entre el Teatre Principal, Rambleta, La Nau, Centre del Carme, Teatre El Musical, Las Naves, San Miguel de los Reyes y Espacio Inestable.
Proponemos a Meritxell Barberá e Inma García arrancar la entrevista con una serie de preguntas, utilizando citas célebres en torno a esas fronteras que marcan la línea temática de esta décima edición. Aceptan gustosas y se lanzan al envite con el mismo entusiasmo con el que encaran su profesión, ligada a su propia forma de vida. Diez largos años y la irrupción de una pandemia que ha alterado el de por sí ya frágil ecosistema de la cultura, no ha mermado su deseo de que la danza adquiera el brillo que se merece.
“Frontera: dícese del lugar donde termina una locura y empieza otra” (El Roto)
Meritxell Barberá (MB): Pues mira, se aborda ese tema en el Festival 10 Sentidos este año: la locura, lo que es normal y no, lo aceptado por las normas que nos hemos dado como sociedad, quiénes son los outsiders. Y hay una exposición de Lola Calzada, ‘Las buenas maneras’, en Las Naves, que trata ese tema.
Inma García (IG): El concepto de normalidad y que luego, evidentemente, las fronteras no dejan de ser un punto de inflexión o de cambio, donde algo muta al traspasar cierto límite.
“¿Qué pasaría si de pronto dejamos de ser patriotas [seres fronterizos], para ser humanos?” (Mario Benedetti)
(MB): Brutal, forofa de esa frase. De hecho, el lema ‘Fronteras’ de este año viene por ahí, por esa idea de humanidad. A mí se me hace difícil defender este mundo lleno de fronteras. Es previo a la pandemia, pero después de lo sucedido ha tocado con más fuerza el lema. ¿Es necesario un mundo lleno de barreras, sitiados cada uno en su espacio, sin renunciar además a la identidad, a la cultura, a las costumbres propias de un territorio, que es algo muy chulo, pero cómo convives con todo eso?
“Las fronteras no son el este o el oeste, el norte o el sur, sino allí donde el hombre se enfrente a un hecho” (Henry David Thoreau)
(IG): Es que también las fronteras como más individualistas, las que nos ponemos a nosotros mismos, conviven con las establecidas, que son las comunes, y a veces esas otras que nos imponemos a nosotros mismos hay que obligarse a romperlas.
(MB): También cómo entienden los jóvenes ahora esas fronteras, este mundo tan globalizado digital, con este acceso a la información desde cualquier rincón del mundo; qué sentido tiene para ellos, porque de repente ha venido un virus que no entiende de fronteras.
“El sexo, el dolor y el amor son experiencias límite del hombre. Solo quien conoce esas fronteras conoce la vida” (Paulo Coelho)
(MB): Esas son igualmente fronteras que se tratan en el festival: la frontera entre la vida y la muerte, lo que cada uno es capaz de soportar o no, las diferentes maneras de sentir las cosas. En fin, tiene que ver con las distintas experiencias.
“Mientras están vivos nuestros padres son la frontera entre nosotros y la muerte. Cuando mueren, pasamos al primer puesto de la fila” (Jane Fonda).
(MB): Esa es una reflexión que me la hizo mi madre, cuando perdió a sus padres…
(IG): Son fronteras vitales.
“Te dicen que hay una línea limitadora. Pero, man, no hay fronteras para el arte” (Charlie Parker).
(MB): ¡Esto no puede ser más Festival 10 Sentidos! El discurso inicial con el que arrancamos el festival hace ya diez años se mantiene intacto: que haya propuestas no fronterizas, donde las disciplinas se mezclen completamente, donde la participación del público sea una realidad del arte contemporáneo, donde se rompa la cuarta pared, donde el arte sirva de catalizador de la acción social. Todos esos elementos ya estaban en la primera edición y, con todo lo que ha evolucionado el festival, sigue conservando esos ingredientes.
(IG): Esa filosofía siempre ha estado ahí. El poder del arte, que es muy bestia. Y cuando nos encontramos con proyectos que enseguida queremos como etiquetarlos, resulta que nos damos cuenta que responden a un montón de cosas que nos están pasando y que son un espejo del mundo en que vivimos.
¿El lema ‘Fronteras’ surgió a consecuencia de la pandemia o fue previo a ella?
(MB): Vino previamente, porque al hablar de los jóvenes en la edición ‘Soñadores’, pensamos que esos jóvenes entenderían el mundo de otra manera. Imagínate si, una vez sufrida la pandemia, podemos hablar de las fronteras de otra forma, todavía más a raíz del confinamiento. El término se expandía.
¿De qué manera pensáis que entienden los jóvenes el mundo?
(MB): Nosotras, que somos jóvenes, pero ya no tanto, hemos vivido en un mundo analógico, aunque ya casi no lo recordemos.
(IG): Nosotras lo hemos aprendido, pero ellos son nativos. Y el festival, aunque siempre ha puesto el foco en este espectro de la población, a través del área del club de los espectadores jóvenes, ha impulsado esa atención, generando nuevos públicos, que es otra de las obsesiones del festival.
(MB): Queremos generar nuevos públicos y que sean activos en un festival 360 grados, viendo las entrañas del mismo, hablando con los artistas, entrando en los ensayos, entendiendo muy de cerca cómo son las artes vivas.
Con la pandemia hay muchos coreógrafos y bailarines que estaban fuera y han regresado a sus países, encontrándose, en el caso de España, con que los espacios culturales se han mantenido abiertos tras el primer periodo de confinamiento.
(MB): La gente de toda Europa ha vuelto a sus casas y eso ha sido lo prioritario, porque ha primado la salud sobre la profesión. Una vez aquí, la suerte que hemos tenido es que la cultura, pese a las trabas, ha seguido adelante y, en este sentido, hay que agradecer a las instituciones, tanto a nivel nacional como a nivel Comunitat Valenciana, las ayudas realizadas para que el sector no se hunda.
También es cierto que Europa cuenta con un sistema de ayudas al artista que no hay en nuestro país.
(IG): El artista en general, ya no en tiempos de crisis, está mejor tratado fiscalmente en Europa, donde hay una protección al artista de la que carecemos aquí, pero al final te haces a tu realidad.
(MB): ¿Qué cosas deberíamos cambiar aquí para que funcionara mejor? Esa es la gran pregunta. De todas formas, yo, que peco de optimista, pienso que la humanidad entera ha sido más consciente que nunca de que la cultura es muy necesaria. Y en una situación de crisis ya se ha visto cómo la cultura ha salvado emocionalmente del confinamiento a millones de personas. Y esto hará, a su vez, que los gobiernos tomen conciencia de ese valor de la cultura.
¿De una cultura gratuita?
(MB): Nosotras siempre hemos luchado por que la cultura no sea gratuita. Y durante esos días de confinamiento nos lo llegamos a plantear, cuando vimos la cantidad de artistas que ofrecía gratuitamente sus contenidos.
(IG): Nosotras ahí nos paramos.
Según datos de la SGAE, las representaciones de danza fueron el 4% de las funciones de artes escénicas realizadas en España, solicitando, por esa escasez, más programación de esta disciplina en los espacios públicos.
(MB): Yo pienso que se tendría que exigir una cuota, que, al final, generara un público para la danza. Si los teatros no programan danza es porque se escudan en que no hay público para esta disciplina. Pero, ¿cómo va a haber si no se programan espectáculos de danza? Es el pescado que se muerde la cola. Hay que cometer el riesgo de invertir dinero público y que haya diez personas en la sala durante mucho tiempo, hasta que haya 20, 30, 50 y se terminen llenando los teatros, que es lo que pasaría.
(IG): Nosotras, desde la iniciativa privada, hacemos en este sentido un trabajo de sensibilización.
(MB): Tiene que haber una obligación de programar tanta danza al mes, para que el público se acostumbre a verla y pierda el miedo de atravesar esa frontera.
El ciclo de cine del Festival 10 Sentidos, que se venía haciendo en la Filmoteca y en el Centre del Carme, ahora se hace en La Nau. ¿Hay más novedades?
(MB): La plataforma digital 10 Sentidos, creada para esta edición, albergará diez breves piezas coreográficas, tras pedir a diez directores de diez festivales distintos de los cinco continentes que seleccionaran a un creador asociado a su festival, para que hiciera un solo en torno al lema ‘Fronteras’. Al no tener por primera vez programación internacional, a causa de la pandemia, hemos incluido esto.
(IG): Es un proyecto digital sin fronteras.
(MB): Y Taiat Dansa [la compañía de Meritxell Barberá e Inma García] será la primera vez que participe en el festival, a propuesta de Lorenzo Pappagallo, que es el coordinador artístico de esa plataforma digital, que fue quien nos dijo que no tenía mucho sentido que siendo la décima edición del festival no fuéramos nosotras las que hiciéramos esa pieza breve para Valencia.
¿Qué más ofrece el Festival 10 Sentidos en su décimo aniversario?
(MB): ‘Impulso’, de Rocío Molina, una artista a la que adoramos y que ha creado para esta ocasión una pieza muy chula para San Miguel de los Reyes. Y también es muy potente lo de ‘No me hizo Brossa’, de Cabo San Roque, en el Teatro Principal.
(IG): Esta es una instalación y una experiencia muy fronteriza a nivel artístico, rompiendo a su vez la frontera del teatro convencional, obligando al propio Teatre Principal ha transformarse durante todos los días de actuación. Se harán visitas en pequeños grupos, para vivir el teatro de otra forma. También destacaría el proyecto ‘Telepatía’, que se llevará a cabo en Rambleta, en el que diversos artistas romperán sus propias fronteras para tener una experiencia artística compartida.
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