#MAKMAArte
‘Raw. Materia prima’
Entrevista a Moisés Mañas
Galería Rosa Santos
Carrasquer 1, València
Del 19 de mayo al 30 de junio de 2023
“Esta exposición no suscita temores, sino que se plantea la cuestión de los orígenes”. Moisés Mañas lo dice para que nos adentremos en su proyecto ‘Raw. Materia prima’, que acoge la Galería Rosa Santos, con la misma pasión con la que él aborda la Inteligencia Artificial de las máquinas: con pasión humanística.
Humanismo que, citando al antropólogo Claude Lévi-Strauss -de quien se nutre el propio Mañas en esta exposición-, “no comienza por sí mismo, sino que coloca el mundo delante de la vida, la vida delante del hombre, y el respeto por los demás delante del amor propio”. Y es así, ubicándose ante las máquinas como el observador desprejuiciado que las explora a partir de su propia constitución material, como el artista construye su singular relato.
“Lo planteo como un proyecto arqueológico para buscar de dónde viene esa Inteligencia Artificial. Aquí hay escultura y dibujo a la vez, en una exposición que se llama ‘Raw’, crudo en español, y ‘Materia prima’, como subtítulo. ‘Raw’ señala el negativo digital, pero dentro de ese juego de lo crudo, porque toda la exposición es increíblemente cruda, sacando toda esa crudeza de los propios dispositivos”, explica Mañas.
Lo crudo, por tanto, y lo cocido -aludiendo al “mitológico” texto de Lévi-Strauss-, se van dando la mano en esta exposición, para dar cuenta del origen material de las máquinas -puros minerales-, luego transformadas en dispositivos mecánicos capaces de albergar una ingente cantidad de datos, capaces, a su vez, de transformar diversas parcelas de la realidad, ya sea para bien o para mal.
“Tenemos máquinas increíbles, porque tenemos minerales, piedras de hierro que construyen nuestra techné. Yo lo que le pregunto a la máquina es si se ha dado cuenta de que ella es tecnología y de que está construyendo una sociedad, pero a partir de ser ella misma un mineral”.
Moisés Mañas dice que hay tres conceptos fundamentales sobre los que pivota ‘Raw’, como son los de veracidad, la verdad y todo lo que tiene que ver con la Inteligencia Artificial, “pero no como herramienta, sino desde el punto de vista de su cuestionamiento, tratando de encontrar su origen”, insiste.
En una primera parte de la muestra -la que el espectador se encuentra nada más entrar en la galería-, hay cuatro piezas, a modo de dispositivos en serie, con un sistema mecánico, industrial. Un sistema que “lee los bluetooth de la gente de su alrededor y, a partir de ahí, le pasa impulsos a los carros motores para que muevan estas piedras que van sobre unos raíles”.
Esas piedras son escoria de una mina romana que hay en Cuenca, lo que permite a Mañas trabajar la pieza visualmente “como si fuera una extracción, preguntándole a la propia máquina si ella es la escoria o es la materia prima”. “Se basa en lo crudo y lo cocido de Lévi-Strauss. ¿Por qué las civilizaciones hemos avanzado? Porque cocinamos y, al cocinar, hemos creado tecnología”, subraya.
Esta primera pieza posee, además, sonoridad, emitiendo un sonido que va cambiando lentamente. “¿Lo podría haber programado para que fuera más rápido? Sí, pero hubiera quedado cómico. Es una conceptualización más de ese origen del que hablamos”, resalta el artista.
Sale a relucir la famosa película de Stanley Kubrick, ‘2001, una odisea del espacio’, donde el ordenador HAL 9000 hace las veces de cerebro y sistema nervioso de la nave espacial comandada por el capitán David Bowman (Keir Dullea). Al final, este superordenador se rebelará y, antes de ser desactivado, proclamará: “Tengo miedo, David”, al tiempo que evoca cierta canción mientras va desfalleciendo.
“Kubrick, cuando HAL 9000 muere -y esto es algo que mucha gente desconoce-, le hace cantar ‘Daisy Bell’ [canción popular escrita en 1892 por Harry Dacre], siendo la primera vez que se pasó por computadora una voz humana, cerrando de esta manera un círculo entre la película, la ciencia y la ficción”.
Volviendo a ‘Raw’, Mañas apunta que, en términos de Inteligencia Artificial, “siempre estamos cuestionando qué es verdad y qué no lo es; qué datos son veraces y cuáles no. Bueno, pues la visualización de datos es nuestro nuevo Golem, que yo he retomado precisamente para plantearnos esa cuestión de la veracidad, porque el Golem, desde el ámbito de la robótica y de la Inteligencia Artificial, es fundamental entenderlo”.
Y recuerda, en este sentido, cómo el Golem tenía un mensaje escrito en la frente que decía ‘Emet’ (verdad) y cuando borrabas la ‘E’ quedaba ‘Met’, que significaba muerte. “Entonces, ese ente trabajaba sobre la verdad o moría, lo cual me parece muy importante para entender la visualización de datos: o son veraces o mueren, porque son escoria”.
Moisés Mañas va un poco más allá: “La visión que yo tenía, hasta hace poco, era la del Golem de Praga, que es donde aparece el personaje ya con forma humana, pero los textos jasídicos -los anteriores- hablan del Golem como un elemento abstracto, sin forma humana de por sí, pero con capacidad de modelarse y de trabajar verdad o morir. Y yo construyo mi propio Golem en la parte de abajo”, refiriéndose a la segunda pieza que integra la exposición, ubicada en la parte inferior de la Galería Rosa Santos.
Allí, en penumbra, se puede ver una instalación con dos vainas de cristal soplado, que disponen de dos placas y cinco sensores cada una, recogiendo los datos del entorno y, como sucede en la otra pieza, totalmente inertes. “Tiene su gráfica, pero no hay categorías, sino valores frecuenciales generados a partir de esos sensores”, señala Mañas.
Hay otra piedra de hierro auténtica -de la mina romana ya citada- que viene a sustentar la estructura de esta segunda pieza, trabajando de nuevo entre lo crudo y lo cocido, entre materiales distintos: una tecno goma, que se utiliza para frenado de máquinas, y una plancha de metal. “Mi intención era construir un elemento inerte, lo suficientemente modelado y completamente abstracto. Eso para mí era el Golem, basado en datos”, destaca el artista.
“Para estas imágenes, que acompañan la pieza, yo le dije a la máquina: ¡Quiero que me hagas una estructura de escoria, con barro y con goma! Y me salieron este tipo de cosas que yo he puesto en negativo. Me quedé asombradísimo”, cuenta Mañas, antes de dirigirse al video que viene a ser el resumen de su relato.
“El video te habla de ‘Fausto’ (Goethe), del Golem, de la mitología clásica y de la literatura, de referencias cinematográficas, como las vainas de ‘La invasión de los ladrones de cuerpos’ [Don Siegel], ‘The thing’ [‘La cosa’ o ‘El enigma de otro mundo, de Howard Hawks y Christian Nyby], ‘Solaris’ [Andrei Tarkovski] y ‘Alphaville’ [Jean-Luc Godard]. Lo crudo y lo cocido está en toda la exposición”, resalta el artista.
Todas esas influencias de la ciencia ficción y de su propia cultura visual aparecen en la muestra desprovistas de una percepción negativa. “Hay algo de lo bello y lo siniestro, pero me interesa sobre todo lo de la visualización de datos como un nuevo Golem, porque esa va a ser la forma que vamos a entender lo de verdad o morir”.
Moisés Mañas insiste en la interrogación que vertebra el conjunto expositivo: “Yo le pregunto a la máquina: tú eres abstracta, eres hierro, en parte fuiste escoria y en parte materia prima, y has llegado hasta aquí para demostrarnos que, después de que te cocinaran, eres capaz de hacer esto con lo que estamos todos asombrados; y no me importa lo que eres capaz de hacer, sino quién eres”.
Una pregunta tan radical como la que nos formulamos los seres humanos desde el principio de los tiempos, lo cual da pie a formular una nueva cuestión en torno a esa supuesta inteligencia ligada a la artificialidad. “La realidad virtual es un oxímoron en sí misma y la Inteligencia Artificial es, igualmente, otro oxímoron. Si pensamos que las máquinas pueden ser inteligentes ya no hay ningún oxímoron. Habría que ver si entendemos la máquina como algo artificial, como puro artefacto, porque entonces ya estamos de nuevo en el oxímoron, o no”.
Moisés Mañas, en definitiva, convierte ‘Raw’ en una exposición en torno a los datos que caracterizan esa inteligencia maquinal y quienes, valga la redundancia o no, maquinan con ella. “Yo necesito contar un relato y lo hago a través de la tecnología, la electrónica, la mecánica y elementos escultóricos. Los estudiantes están ahora enamorados de la ciencia de datos y serán en el futuro científicos de datos masivos, y yo lo que hago, como artista, es crear un relato en torno a esos datos”, concluye.
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