Monte. Jesús Poveda

#MAKMAArte
‘Monte. Codificar para narrar, pintar para reaccionar’, de Jesús Poveda
Sporting Club Russafa
Sala Canavese
Sevilla 5, València
Inauguración: viernes 6 de septiembre, a las 19:30

Hay algo que se puede reconocer fácilmente dentro de la producción artística de Jesús Poveda: la tríada de pintura contemporánea, diseño y naturaleza. A partir de estas claves, configura una serie de dimensiones en cada una de las piezas que ejecuta. Utiliza distintos tamaños y múltiples materiales para aunar tradición con tecnología, para trazar una línea muy personal entre lo clásico y los nuevos medios.

En estas circunstancias se mueve Poveda para presentar ‘Monte. Codificar para narrar, pintar para reaccionar’, su nueva exposición individual en la Sala Canavese del Sporting Club Russafa.

La pintura y los soportes (que normalmente reutiliza) se configuran como sus anclajes a los que aferrarse en su investigación. Para este nuevo proyecto, una de las series que más destacan son los libros de artista; un conjunto que ha realizado con tinta china sobre madera como base sobre la que ir variando y probando nuevas formas e imágenes.

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A cinco de estos se les ha incorporado el color flúor. Para Poveda, el color flúor posee varias capas: desde la potente visualidad que resalta el detalle y guía nuestra atención hasta su composición, que, al tratarse de un mineral contaminante, le sirve, precisamente, para hacernos reflexionar sobre los efectos nocivos que se dan en el territorio cercano. Se trata de poner el punto de atención a través del color, para luego extrapolarlo al resto de la tinta.

Esta tinta continúa su resbaladizo trayecto por las grandes composiciones que dan nombre a la muestra: ‘Monte’. Aquí, la casa, el monte y sus gentes son las protagonistas. Esa casa que se entrevé la hemos descubierto de pasada en multitud de ocasiones y, probablemente, sus tejas o paredes encaladas nos han liberado algún recuerdo, desencadenando toda una serie de intenciones por vivir en un lugar así, rodeados de la verdadera naturaleza.

La casa es esa imagen que nos anuda a un lugar físico, pero, además, posee otros muchos alcances simbólicos. Tal vez por ello ha sido explotada en el mundo del arte por gran cantidad de artistas y desde diversas disciplinas (Kirchner, Klee, Chagall). ¿Es, quizá, que esa básica representación del hogar físico encierra algo de cada uno? ¿Se le transfiere al hogar una corporalidad que va más allá de la intimidad que compartimos día a día?

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Concebidas como piezas individuales y, al mismo tiempo, como un todo, las trece piezas figurativas nos hacen reflexionar sobre esas pautas comunicativas que Poveda nunca ha dejado de lado. La codificación es su estrategia narrativa para abstraernos de la acción que está ocurriendo, para dejar de lado una figuración que tiende al símbolo. Mediante pictogramas, los signos nos dejan otra lectura, no sabemos si de pasado o futuro, pero el poder de transmisión de la imagen nos posiciona en el lugar lógico para entender lo que está pasando.

‘Monte’ explora las formas de nuestro hábitat, del lugar que hemos elegido en contraposición con el que desearíamos, pero se reconocen en las obras las relaciones humanas complejas y sus carencias reales. Poveda condiciona nuestra experiencia tras el enfoque, ya que concibe la obra como un todo único que pliega, dobla –y, a veces, esconde–, con el objetivo de que fijemos la atención en el detalle sobre el contexto general.

La ironía, siempre presente, le sirve para describir la realidad compleja en la que nos encontramos, una a la que despoja de catastrofismo para aportar algo de luz: esa fluorescente que nos lleva a la crítica sin desazón.