#MAKMAEntrevistas
‘Un riu salvatge’, de Nelo Vinuesa
Espai d’Art Contemporani ‘El Castell’ (E CA)
C / Cisterna, 28. Riba-roja de Túria (Valencia)
Del 21 de octubre de 2021 al 9 de enero de 2022
A Nelo Vinuesa, cuyo ‘Un riu salvatge’ se expone en el E CA de Riba-roja de Túria, la pintura le interesa como lugar de interrogación acerca de lo que los seres humanos somos cuando dejamos de aferrarnos a estrechos sistemas de creencias. Pintando, diríase que el artista hurga en las entrañas de aquello que nos conmueve; lo subterráneo, las fuerzas de la naturaleza que, en el fondo, son las nuestras, a veces en una erupción que conviene canalizar para que tanta energía fluya sin derramamientos de sangre.
Por eso dice que hay que combatir la resistencia a adoptar otros puntos de vista, con el fin de acceder a un conocimiento que va más allá de lo dado. ‘Un riu salvatge’ es la prueba de ese tesón por aventurarse en senderos desconocidos que él trata de ceñir con intensas manchas de color. Sabedor de que el cambio es lo único que no cambia, no deja de adentrarse en esas transformaciones de la naturaleza, que son las nuestras, para ver lo que hay en su interior. Asómense con él; atrévanse a sentir lo que subyace en su cromática abstracción.
El título de tu exposición, ‘Un riu salvatge’, alude, según has llegado a comentar, no al río físico, sino a la idea del río como tránsito, metáfora de la transformación, de lo que no es inmutable. ¿Qué sería lo inmutable a lo que nos aferramos y que dificultaría la entrada a tu obra?
Así es. ‘Un riu salvatge’ guarda relación con la idea de transformación, con el fluir de las cosas y de cómo estas siguen su curso natural. Resulta paradójico hablar entonces de lo inmutable, puesto que, al parecer, el cambio es lo único que no cambia. En mi opinión, a lo que más nos aferramos es a nuestro sistema de creencias, nos resistimos a adoptar otros puntos de vista y dicha resistencia dificulta el conocimiento y, por tanto, el progreso. Por otro lado, creo que la forma más sencilla de entrar en mi obra, o en la de cualquier otro artista, es hacerlo sin prejuicios, observándola tal y como es, en el ahora.
Es famosa la frase de Heráclito, “nadie se baña dos veces en el mismo río”. ¿Te la has aplicado a la hora de pintar ese río salvaje que, siendo el mismo, no para de cambiar?
He reflexionado sobre la naturaleza del cambio constante y me he preguntado el motivo de las numerosas mutaciones que se han producido a lo largo de mi carrera como artista. Durante un tiempo me preocupaba que los sucesivos cambios fueran respuesta a los sentimientos de inseguridad, incertidumbre y vulnerabilidad propios de la “sociedad líquida” actual descrita por Zygmunt Bauman. Puede que en parte sea así, pero, al analizar mi propia práctica, he comprendido que mi motivación responde a una búsqueda que, si bien no rechaza el cambio, sí aspira a encontrar cierta solidez y estabilidad, es decir, un punto fijo desde el que profundizar. Siento que ‘Un riu salvatge’ representa dicho punto.
El paisaje atraviesa tu obra. ¿Qué es lo que tanto te atrae del paisaje?
Me interesa el acercamiento del ser humano a la naturaleza y, por tanto, la forma en que percibimos y entendemos el paisaje. Para mí, el paisaje trasciende su especificidad física o geológica para hablarnos del marco de nuestra propia existencia. Como dijo Azorín, “el paisaje somos nosotros; el paisaje es nuestro espíritu, sus melancolías, su placidez, sus deseos, sus tártaros”. En este sentido, en mi pintura el paisaje es la a vez fuente de inspiración y de expresión.
Mark Rothko, uno de los representantes del expresionismo abstracto que figura entre tus referencias artísticas, decía que la pintura no trata de una experiencia, sino que es una experiencia. ¿Qué experiencia tratas de suscitar en tu trabajo?
Sin duda, comparto la idea de que la pintura es una experiencia en sí misma. Rothko me interesa, pero mis planteamientos conceptuales y formales están más próximos a pintores como Willem de Kooning o Arshile Gorky.
En mi caso, cuando empiezo a pintar, a menudo tengo en mente la atmósfera de un paisaje en particular. Los lugares que he visitado, mis vivencias y recuerdos, aparecen como referencias recurrentes en mi obra, aunque sea de una forma muy velada. En esta serie me he inspirado en ideas como lo subterráneo, en el cosmos, en las fuerzas de la naturaleza…, pero también me han influido mis experiencias emocionales y afectivas recientes. De algún modo, el resultado evoca una especie de ‘Génesis’ en el que todo parece estar agitado, como en un proceso en constante transformación y de cambios de estado de la materia.
Has hablado también, en cierto momento, de un mundo desconocido al que te aventuras. ¿Solo quienes estén dispuestos a asumir ese mismo riesgo pueden adentrarse en tu pintura?
En realidad, me refería a que me siento atraído por lo misterioso, lo oculto, lo inefable y por todo aquello aparentemente inalcanzable. Aventurarme en lo que es desconocido representa para mí un desafío y, al hacerlo, descubro y aprendo. Hace falta determinación y coraje, pero honestamente considero que no asumo grandes riesgos, así que el espectador tampoco tiene porqué.
Para adentrarse en mi pintura, el espectador únicamente debe prescindir de la necesidad de un relato y conectar con la abstracción como concepto. Mi trabajo se relaciona con precedentes históricos como el expresionismo abstracto, la pintura de acción y el informalismo, pero, además de la tradición pictórica, también me interesa la cultura audiovisual, la infografía o los videojuegos. Podría decirse que, de alguna manera, en mi obra trato de conectar lo primitivo con diversas referencias al imaginario visual contemporáneo.
Vi una imagen en tu estudio de la erupción de un volcán, cuando aún no había cobrado la enorme actualidad derivada del accidente en La Palma. ¿Crees que existe relación entre esa fuerza telúrica y la propia pulsión humana, de la que se nutre el propio artista?
Por supuesto. Puede parecer algo esotérico, pero la relación de los fenómenos telúricos y su influencia en la vida es un área ampliamente estudiada por la geobiología. Es un tema apasionante. No obstante, imágenes como la del volcán en erupción y otras relacionadas con las fuerzas de la naturaleza, me hacen pensar en la energía como algo casi sagrado, como una fuente primaria de creación que opera en el universo y también en nosotros mismos.
Rothko, de nuevo, cuando decía que si el espectador, en su caso, solo se sentía atraído por las relaciones de color, entonces se le había escapado lo decisivo. ¿Qué es lo decisivo que emerge entre esas relaciones de color que configura la obra expuesta en el E CA de Ribaroja?
La famosa cita de Rothko alude al carácter religioso de su pintura y cómo esta trasciende más allá del color, la forma e incluso de su propia condición física. Creo que la abstracción o, más bien, la buena pintura, puede revelar verdades universales y atemporales, funciona como un espejo donde vernos reflejados y es capaz de provocar sentimientos profundos en aquel espectador que decide ver más allá de la superficie. Seguramente las reacciones frente a mis cuadros serán diferentes, puesto que vibran en una frecuencia muy distinta, pero lo decisivo en mi obra tiene mucho que ver con la dimensión espiritual a la que Rothko hace referencia.
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