Nocturna. II Festival Internacional de Cine Fantástico de Madrid 2014
Sociedades orwellianas, belicistas y fanáticas. Brujería, vampirismo y licantropía. Espíritus hostiles, criaturas informes, sádicos asesinos y ánimas del purgatorio. Todo ello se dio cita en el cine Palafox de Madrid durante la semana del 26 de mayo al 1 de junio. La segunda edición de Nocturna convirtió la capital madrileña en el centro del cine fantástico por unos días, ofreciendo una programación lo suficientemente heterogénea para el goce de un público de preferencias dispares. Jaume Balagueró, Dario Argento y Tobe Hooper fueron los homenajeados este año, de los cuales se proyectó, para deleite de fans, Mientras duermes (2011), Profondo Rosso (1975) y The Texas Chain Saw Massacre (1974). Asimismo, la presentación de un libro guía sobre la película señera del director tejano por parte de Rubén Higueras Flores fue otro de los hitos de esta segunda edición. Sólo ciertos inconvenientes relacionados con la periodicidad rigurosa del diario, el pautado en el subtitulado de las películas o la estrechez del espacio destinado a presentaciones y mesas redondas, empañaron el festival, si bien fueron contratiempos menores disculpables debidos a la juventud del evento.
La cueva (2014) de Alfredo Montero, un thriller que se sirve del found footage para narrar las claustrofóbicas vacaciones de unos amigos en la isla de Formentera, recibió el premio Paul Naschy a la mejor película de la sección oficial. Tal y como dijera Hooper durante el festival, el único verdadero monstruo es el hombre, premisa de la que parte el director español para construir un asfixiante y opresivo relato. Sin embargo, La cueva no se trata de una historia original. Podría hablarse de un subgénero sobre personajes atrapados que luchan por sobrevivir actuando según arquetipos cinematográficos constantes: el líder déspota, su antagonista, la víctima inocente y el resto, que se adhiere a unos y otros según sus intereses. Ejemplos son Cube (Vincenzo Natali, 1997), Cazadores de mentes (Mindhunters, Renny Harlin, 2004), The Divide (Xavier Gens, 2011) y Beneath (Ben Ketai, 2013), películas filiales a la obra de Montero, si bien ninguna de ellas se había adscrito al estilo puesto en boga por Daniel Myrick y Eduardo Sánchez en 1999. Pese a algunos detalles fotográficos incoherentes –que los planos subjetivos, aun siendo grabados por la cámara de uno de los protagonistas, ostenten la misma calidad que los objetivos−,
La cueva posee un guión bastante solvente y unas interpretaciones loables –la actriz Eva García Vacas obtuvo una mención especial por su trabajo− que podrían posicionarla entre una de las mejores y más angustiosas películas españolas de este año.
Por su parte, la sección Madness, dedicada al humor negro y la violencia extrema, premió Pinup Dolls on Ice (Geoff Klein, Melissa Mira, 2013) como mejor película, una divertida secuela de Bikini Girls on Ice (G. Klein, 2009) plagada de mucha más sangre y erotismo. El argumento no es para menos: cuando las strippers Pinup Dolls arriban al campamento donde ofrecerán su espectáculo, se topan con un psicópata que pertrechará con ellas una sangrienta caza humana. Construida con aires de película Grindhouse y Slasher repleto de atractivos senos y traseros rotundos, la última producción de Klein y Mira resultó una de las que más expectativas generó entre el público del festival −curiosamente, masculino y heterosexual en su mayor parte−, quien recordó, entre muchas otras, obras hermanas como la seminal Blood Feast (Herschell Gordn Lewis, 1963), The Gore Gore Girls (Herschell Gordon Lewis, 1972), The Slumber Party Massacre (Amy Holden Jones, 1982) o Sleepaway Camp (Roert Hiltzik, 1983). En definitiva, un delirio de sexo, sangre y rock&roll ideal para toda Dita Von Teese y friki que se precie.
El premio a los mejores efectos especiales fue para Extraterrestrial (2014), el tercer largo de los canadienses The Vicious Brothers (Colin Minihan y Stuart Ortiz), conocidos en el terreno de lo fantástico por las dos entregas de Encuentros paranormales (Grave Encounters, 2011-2012). En esta ocasión, su relato se centra en un grupo de jóvenes dispuestos a pasar un fin de semana en la cabaña que uno de ellos posee en el bosque. Sin embargo, lo que en principio se presentaba como unos días de etílica diversión acabará convirtiéndose en un verdadero infierno. También conocida como The Visitors, Extraterrestrial presenta múltiples alusiones que la emparentan con producciones recientes del género: Señales (Signs, M. Night Shyamalan, 2002), La Guerra de los mundos (War of the Worlds, Steven Spielberg, 2005), Attack the block (Joe Cornish, 2011) o La cabaña del bosque (The Cabin in the Woods, Drew Goddard, 2012). Asimismo, cuenta con pequeños guiños a películas no tan contemporáneas: Alien, el octavo pasajero (Alien, Ridley Scott, 1979), Posesión infernal (Evil dead, Sam Raimi, 1982) o Matrix (The Matrix, Hermanos Wachowski, 1999). El resultado final es un simpático y correcto film que, pese a su nula originalidad, goza de un visionado ameno.
A caballo entre el mito de Sísifo y Prometeo, Memento (Christopher Nolan, 2000) y el mediometraje Tras el castigo (Après la peine, Anh Minh Truong, 2012) se presentó Cruel & Unusual (2014), el primer largo de Merlin Dervisenic. Galardonada con el premio a la mejor película de Dark Visions −la sección dedicada a las propuestas más innovadoras y transgresoras del festival−, la cinta de Dervisenic dedica su argumento a las tribulaciones de un individuo corriente en un contexto kafkiano de perpetua repetición. La culpa y la redención son los principales temas de una de las cintas más interesantes de esta segunda edición de Nocturna.
Desde las Antípodas llegó Greg McLean y su Wolf Creek 2 (2013), película que no sólo recibió el premio al mejor director, sino también al guión escrito por el propio McLean y Aaron Sterns, además de a la interpretación de John Jarratt y Ryan Corr. Recuperando la tradición del psicokiller y el redneck australiano, Wolf Creek 2 retorna a su predecesora de 2005 para narrar, una vez más, las desventuras de unos jóvenes ingenuos que yerran al adentrarse en el territorio de un cazador especializado en presas imberbes y foráneas. El humor negro, la abundancia de sangre y el sórdido carisma del personaje principal confieren calidad a esta cinta, una nueva demostración de cuán afilado continúa aún el género slasher.
Ávido de venganzas truculentas, el público premió Savaged (Michael S. Ojeda, 2013), una típica Rape&Revenge –I Spit on your Grave (Meir Zarchi, 1978), La última casa a la izquierda (The Last House on the Left, Wes Craven, 1972), Cuanto tu carne grite ¡Basta! (Guillermo Martínez, 2013)− aunque sazonada con espíritus y componentes melodramáticos. Pese a la humildad de los efectos especiales y que la transformación de la dulce protagonista en una justiciera y brutal asesina de fuerza sobrenatural no resulte una propuesta cinematográfica nueva, Savaged consiguió reavivar el carácter más tradicional y divertido de cualquier festival dedicado al fantástico: el de los gritos de apoyo hacia el personaje principal, las risas no programadas y los aplausos espontáneos ante las muertes de los malos.
El primer largo de Ojeda supone la renovación de un subgénero además de la crítica del patriarcado blanco y occidental, misógino y racista. Y de espíritus vengadores a demonios que poseen. 24 horas con Lucía (2013) de Marcos Cabotá fue uno de los dos cortos premiados por el público. La frescura de esta pequeña película rodada por estudiantes de las Islas Baleares fue aplaudida no sólo por su cómica y diabólica idea argumental, sino por las interpretaciones tan verosímiles, el buen uso de la música y el maquillaje, así como la calidad del montaje y la fotografía.
Por su parte, el segundo cortometraje galardonado por el auditorio, Lothar (Luca Zuberbuehler, 2013), resultó otra divertida y sencilla propuesta cercana a la factura amable del cine de Javier Fesser −recuerden El milagro de P. Tinto (1998)−. La historia de un joven con el absurdo poder de hacer estallar todo cuanto se encuentre a su alrededor con sus estornudos supuso una de las narraciones más hilarantes proyectadas.
En definitiva, el carácter divertido además de reflexivo que sobrevuela cualquier festival dedicado al género fantástico no eludió Nocturna, convirtiendo esta segunda entrega en un excelente y digno aperitivo previo a los certámenes de Sitges y San Sebastián.
Tere Cabello / Diego Tur
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