Noemí Iglesias

#MAKMAArte
‘Landscapes of Affection’, de Noemí Iglesias Barrios
Comisaria: Blanca de la Torre
Museo de Bellas Artes de Asturias
Santa Ana 1-3, Oviedo
Hasta el 23 de marzo de 2025

Cuentan las leyendas que el cobalto era un metal sin valor que los duendes (kobolds) dejaban en las minas sustituyendo a la plata que robaban. Hoy se considera un mineral crítico imprescindible para el desarrollo tecnológico y la transición energética hacia la descarbonización. El cobalto no está en la superficie y reacciona con el oxígeno. Es esencial para los animales y seres humanos, pero también puede ser muy tóxico.

Landscapes of Affection’ es un proyecto específico para el Museo de Bellas Artes de Asturias de la artista Noemí Iglesias Barrios (Langreo, 1987), comisariado por Blanca de la Torre –recién nombrada directora del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM)–, que se presenta en el patio y dos salas del Palacio Velarde. Nos invita a un viaje temporal donde se va enlazando la búsqueda de valor en la minería de minerales, en la minería urbana y en la minería de los datos.

La primera extrae materias primas de la naturaleza; la segunda las recupera de los residuos electrónicos en espacios antropogénicos; y la tercera descubre y predice a través de nuestra actividad tecnológica. ‘Landscapes of Affection’ nos propone una reflexión sobre la sociedad digital y las consecuencias de la mercantilización del paisaje y los sentimientos. El color azul cobalto actúa como superconductor de las ideas que simboliza el papel de lo artístico en la comprensión del mundo que nos rodea.

Noemí Iglesias construye un paisaje afectivo que nos invita a mirar hacia lo preciado y lo recóndito, hacia la creación destructiva de la intervención humana en el territorio. Como ella misma ha explicado, conoce bien los efectos en el entorno de las labores de la minería extractiva y también de su finalización.

Así, la instalación ‘Technoceramics’ genera un nuevo paisaje con 300 pequeñas esculturas que reproducen las huellas de los restos minerales extraídos en las minas de cobalto de Blaafarveværket, en Noruega. Siempre interesada por la cerámica y la porcelana, que personifican la fragilidad y durabilidad, utiliza el material cerámico avanzado que da nombre a la obra y que se produce en Guangzhou, la histórica región de la cerámica china. Uno de sus usos habituales es la restauración y el reemplazo de prótesis.

‘Landscapes of Affection’, de Noemí Iglesias Barrios, en el Museo de Bellas Artes de Asturias.

Rodeando ese territorio, la instalación que da nombre a la exposición: ‘Landscapes of Affection’. Sobre una pared que bombea azul cobalto, la artista dispone carcasas de móviles, fabricadas en la misma cerámica tecnológica, que llevan grabados códigos de un lenguaje jeroglífico que representan nuestros movimientos dactilares en las pantallas. Los dispositivos móviles se han convertido en una prolongación artificial de nuestro cuerpo que almacena relaciones, sentimientos y emociones.

La comunicación contemporánea se contrapone con ‘I Can Still Feel You’, un mural de azulejos con un ruego en inglés: “No me escribas más”, y un enorme jarrón de Talavera de la Reina perteneciente a la colección del museo. La Pragmática contra el lujo de Felipe III impulsó la cerámica de Talavera. El objetivo era que sustituyera a las vajillas de plata para poder recuperar metales nobles destinados a las arcas reales, pero sucumbió ante la porcelana de Alcora en una guerra geopolítica de materiales en la época.

Esta relación que la artista establece entre sus obras y las colecciones del museo continúa en el patio a través del azul cobalto que observamos en una representación de la Inmaculada Concepción o en un plato de la Real Fábrica de Sargadelos. Los pigmentos azules utilizados en estas obras podrían proceder de Blaafarveværket, donde se inicia la investigación de Noemí Iglesias, fundada por el rey Christian VII de Dinamarca-Noruega en el siglo XVIII.

El azul cobalto es uno de los pigmentos más antiguos utilizado en la cerámica egipcia, china e islámica, cuya influencia introducirá ese azul intenso en las producciones cerámicas europeas. Durante siglos, la porcelana se convirtió en el oro blanco, objeto de deseo de reyes y alquimistas. Tras siglos de importaciones de porcelana china blanca y azul, Europa descubrirá el secreto de la porcelana gracias a un jesuita, orden que defendió fervientemente el dogma de la Inmaculada Concepción junto con la monarquía española.

‘Landscapes of Affection’, de Noemí Iglesias Barrios, en el Museo de Bellas Artes de Asturias.

Michel Pastoureau nos indica que el color azul no fue apreciado hasta los siglos XII y XIII, cuando comenzó a adquirir un matiz religioso y pasa de bárbaro a divino. También fue adoptado como símbolo aristocrático, aunque Pastoureau señala que su difusión en Europa respondió a razones técnicas y económicas.

En tiempos de Carlomagno, cultivar el azul fue un negocio muy rentable hasta que tuvo que enfrentarse a la llegada del índigo de Oriente. A partir del siglo XVIII, los químicos estudian la obtención de pigmentos artificiales. Nace el azul de Prusia y Louis Jacques Thénard consigue desarrollar el azul cobalto por orden del ministro del Interior de Francia, que buscaba un sustituto económico al azul ultramar del lapislázuli para la Manufactura Real de Sèvres.

Las azules flores de porcelana de Noemí Iglesias Barrios nos recuerdan a la fleurisserie de la manufactura real francesa. Era una sección formada por mujeres cuyo trabajo en la fábrica fue prohibido y continuaron en sus hogares trasladando sus frágiles productos a diario, condenadas a la invisibilidad como las mujeres en la minería.

Como si estuviésemos en un museo de geología, una vitrina nos descubre las materias primas apreciadas y críticas que atesora en su interior un teléfono móvil. El metal precioso por excelencia, el oro, el hierro o manganeso, el cobre o el litio, nos llaman la atención con sus vibrantes colores y parecen pigmentos utilizados en la creación de objetos artísticos.

‘Landscapes of Affection’, de Noemí Iglesias Barrios, en el Museo de Bellas Artes de Asturias.

La fascinación por lo oculto nos conduce entonces a la instalación ‘Dat-Astral-Chat’. Allí nos sumergimos en un azul profundo zodiacal donde una máquina de predicciones elaborará nuestra carta astral digital a partir de los movimientos de nuestros dedos en la pantalla del teléfono móvil. Y recibiremos un pequeña carta azul y oro que nos permitirá identificar nuestra personalidad tecnológica entre doce nuevos signos zodiacales.

La minería es una de las actividades humanas más antiguas que siempre ha dependido de los avances de la tecnología y la ciencia. Los inicios de la ciencia estaban unidos a la alquimia y el esoterismo en su estudio de las fuerzas invisibles de la naturaleza y la comprensión del mundo, pero los poderes fácticos de cada periodo histórico siempre exigían rendimientos materiales y los sentimientos y las emociones no eran relevantes.

Ahora, los afectos son muy preciados porque se han convertido en piedra filosofal para el algoritmo que busca extraer un conocimiento valioso de nuestros comportamientos. Nos hemos convertido en tierra rara que se ansía explotar para extraer su esencia más profunda y generar un nuevo paisaje humano.