Hong Sang-hoo

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‘Nuestro día’
Reparto: Kim Min-hee, Ki Joo-bong, Song Seon-mi, Park Mi-so, Ha Seong-guk
‘In Water’
Reparto: Shin Seok-ho, Ha Seong-guk, Kim Seung-yun, Kim Min-hee
Director: Hong Sang-soo
Corea del Sur, 2023

Realizar dos películas al año es un privilegio que muy pocos directores se pueden permitir. Ahora bien, para poder llevar adelante semejante ritmo de trabajo, son necesarias, al menos, dos cosas: la complicidad de un equipo entregado a tu proyecto y unas condiciones de producción económicamente viables. Estas dos premisas no serían, sin embargo, posibles sin un planteamiento estético adecuado.

A lo largo de los años, el director coreano Hong Sang-soo ha ido acometiendo una incansable labor de depuración de su obra como pocas veces se ha visto en el cine actual. Un trabajo de refinamiento formal que afecta, en primer término, a una estructura narrativa que prácticamente ha prescindido de eso que llamamos argumento.

No es que en su cine no ocurran cosas, es que el posible relato que nos cuenta en sus películas no está tan afectado por la clásica división en actos. Hay aquí, desde luego, una presentación de personajes en un contexto determinado.

Esta premisa inicial, tendrá, a su vez, su pequeño desarrollo. Lo que ya no está tan claro es que ese camino iniciado en los primeros minutos de la película nos conduzca, necesariamente, a algún tipo de resolución.

Fotograma de ‘Nuestro día’, de Hong Sang-hoo.

En el cine de Sang-soo, lo que encontramos es a un grupo de personas que se reúnen de manera casual, comen (mucho) y conversan entre ellos y, de ese modo, comparten secretos, recuerdos e instantes de intimidad.

De esos encuentros se derivan algunas situaciones, gracias a las cuales nos son reveladas actitudes y comportamientos. Y será ahí, en esa exposición, en un gesto, en esa mirada o frase fortuita, donde reside el nudo de lo que nos quiere contar. Sang-soo nos abre una ventana a un universo privado y nos deja que miremos por un breve lapso de tiempo. Que conectemos con estos personajes y sus conflictos dependerá, después, de nuestra propia perspicacia y sensibilidad.

En ‘Nuestro día’, primero de los largometrajes que llegan ahora a las pantallas de la mano de Atalante, encontramos a Sangwon, una actriz que se instala en casa de su amiga Jungsoo para pasar unos días. Allí conoce a Jisoo, la joven prima de esta que también aspira a ser actriz.

Por otro lado, y sin que tenga relación, conocemos a Hong, un famoso poeta entrado en años al que una estudiante de cine le está realizando un documental. En una de las sesiones de rodaje, se presenta en la casa otro joven aspirante a actor que desea conocer a Hong, al que dice que admira y del que espera extraer alguna lección útil para su trabajo.

Y así llegamos a ‘In Water’, pieza breve de apenas 61 minutos y segundo de los trabajos estrenados estos días, que nos presenta a Seoungmo, un joven actor que se ha reunido con dos antiguos compañeros de estudios para rodar un cortometraje en una pequeña localidad costera. En este modesto proyecto, Namhee, su amiga, será la actriz principal, mientras Sangguk, también director de cine, hará de director de fotografía.

Planteado el escenario de partida, es necesario poner el foco en la forma en la que Hong Sang-soo nos muestra a sus personajes. Retratista de lo cotidiano, el coreano prescinde de la gramática tradicional con el fin de trasmitir en sus imágenes el mayor naturalismo posible.

Fotograma de ‘Nuestro día’, de Hong Sang-soo.

Sus personajes no son héroes épicos ni sus conflictos implican grandes tragedias existenciales. Al contrario, son seres comunes en un momento de tribulación y, por lo tanto, su representación no requiere de un esteticismo que estilice ni refuerce sus dilemas.

Sobre esta lógica, Sang-soo busca que centremos nuestra atención en aquello que se dicen entre sí y, sobre todo, en cómo se lo dicen. Y ahí, para evitar distracciones, coloca a estos sujetos juntos en el encuadre y deja que interactúen libremente, cubriendo con frecuencia en una sola toma de cámara cada fragmento del relato.

De este modo, el tempo de la narración no queda marcado por efecto del montaje, sino en esa manera que tienen de dirigirse los unos a los otros, en cómo reaccionan a aquello que les plantean los demás.

En ese sentido, el cine de Sang-soo se sostiene, ante todo, en el trabajo de los actores que, de una manera o de otra, dan significado a la propuesta.  En ‘Nuestro día’, por ejemplo, distinguimos en Sangwon una actitud laxa ante la vida que parece que la impele a refugiarse en ciertos elementos domésticos (el gato de su amiga, las plantas del balcón de la casa).

Y lo mismo le sucede al pobre poeta Hong, cuyo entusiasmo ante la visita de los estudiantes revela la soledad en la que vive y las ausencias de una vida que ha perdido parte de su brillo de antaño, cuando era tan joven como ellos y ambicionaba eso que parecen desear.

Esa sombra de un pasado perdido aparece también en las conversaciones que mantienen los personajes de ‘In Water’ mientras repasan, con pesadez, recuerdos que proyectarán sobre un presente que, a su edad, les ha dejado poco espacio para el descubrimiento y la aventura.

Hay en las dos obras de Sang-soo, en apariencia tan distintas, algunos elementos comunes. El primero de ellos podría referirse a una melancolía que parece afectar a sus protagonistas. Hay en todos ellos una falta de vigor, un decaimiento a la hora de conducirse ante las realidades que se les presentan que remite a un cierto agotamiento vital.

Con la excusa de ver a su amiga, Sangwon se instala en su casa, pero su actitud oculta quizá su deseo no expresado de esconderse, de encontrar un espacio seguro donde refugiarse de aquello que la persigue. Algo parecido le sucede al poeta Hong, recluido de un mundo exterior que, sin embargo, acaba por invadirlo.

Una melancolía que afecta igualmente a los tres viejos amigos de ‘In Water’, y que se refleja en la cadencia con la que hablan entre sí, arrastrando con sus palabras y silencios esa losa que oprime su ánimo. Incluso cuando, resueltas sus dudas creativas, Seoungmo logra encarrilar al fin su cortometraje, no habrá en ello ninguna muestra de celebración.

A los personajes de Sang-soo les invade, además, un cierto sentimiento de fracaso al no encontrar nuevos caminos que alimenten esa ilusión perdida, pero también ante el propio ejercicio artístico como forma de realización individual.

No es la primera vez que Hong Sang-soo toma su trabajo de cineasta como espacio en el que enmarcar su obra, si bien en estas dos piezas parece más justificado que nunca. Sang-soo coge al mundo del arte, de cualquier disciplina, y lo baja de ese pedestal al que, de tanto idealizarlo, lo hemos elevado.

Sangwon es una actriz de éxito. Sin embargo, ante las constantes preguntas de la prima de su amiga, que la admira, se muestra displicente y desencantada. Para ella no hay nada satisfactorio en un trabajo que ya se ha vuelto rutinario, puro negocio, y en el que no cabe desarrollar ningún aspecto creativo, convirtiéndola en un instrumento sin alma al servicio de quien la contrata.

Preocupado por superar su adicción al tabaco y la bebida, Hong intenta, por su parte, transmitir a sus estudiantes el verdadero valor de la vida. “¿En qué ocupo mi tiempo?”, esa es la pregunta fundamental, les dice. Pero aquellos no lo escuchan.

Por otro lado, sentado bajo un techado frente al mar, protegiéndose del frío, Seoungmo alaga el talento de su amigo Sangguk, que ya ha realizado antes varias películas. Pero Sangguk no muestra por ello ningún entusiasmo especial. Ahora se dedica a otras cosas, decepcionado también ante una industria que le ha cerrado unas puertas que ya no ansía derribar.

Pasados ya los 60 años de edad y con una amplia carrera a sus espaldas, Hong Sang-soo plantea, a través de estos personajes, una confrontación con la juventud que le sucede, como si quisiera advertirles de algo. Como sus personajes, está condenado a fracasar por partida doble.

Fotograma de ‘In Water’, de Hong Sang-hoo.

Hong trata de mantenerse firme y no caer de nuevo en sus adicciones, pero la adulación de los jóvenes anima la conversación y le hace bajar la guardia. Creyéndose protegido por su “sabiduría” y experiencia, el viejo maestro se deja seducir por la tentación y cae ante la inconsciencia de los estudiantes que, tras obtener lo que desean, lo dejan de nuevo solo.

Pero también es posible que todas estas interpretaciones no sean más que meras especulaciones de una obra abierta a la mirada del espectador. En ese sentido, cabe destacar, para acabar, que ‘In wáter’ es un experimento donde la mayor parte de las imágenes están desenfocadas.

No es fácil dilucidar a qué responde esta decisión estética más allá de un aparente capricho (que la película sea tan corta da pie a pensar en las dificultades que conllevaba el ejercicio para el impaciente público moderno).

Sang-soo pone a sus personajes en la misma situación que en ‘Nuestros días’, solo que aquí no distinguimos sus rasgos en un juego formal con el que logra unas texturas que nos remiten a la pintura impresionista, tal y como ha declarado el propio director. Un paso más quizá hacia esa depuración de una imagen que habla por sí misma, que sugiere sin explicar, que muestra sin revelar todas las claves.