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Obertura Carabanchel 2024
Galería Nueva Carabanchel
Confluencia de las calles Miguel Mayor y Alejandro Sánchez de Carabanchel, Madrid
Del 15 al 17 de noviembre de 2024
La tercera edición de Obertura Carabanchel abrió sus puertas el pasado fin de semana para reunir las propuestas más innovadoras del panorama artístico actual, así como para armonizar uno de los distritos más enérgicos del panorama cultural madrileño a través de la conciliación de la vida de barrio con el arte contemporáneo.
En su celebración de 2024, Obertura acogió a doce galerías con propuestas tanto nacionales como internacionales para que habitaran el imponente espacio de Galería Nueva Carabanchel, un enclave ubicado en la confluencia de las calles Miguel Mayor y Alejandro Sánchez de Madrid.
La compleja dicotomía que genera un distrito como Carabanchel –alejado de los núcleos artísticos hegemónicos de la capital, pero que crece a pasos agigantados– supone todo un reto que la feria Obertura ha sabido desenvolver con gran artificio; no solo a través del acercamiento y la accesibilidad hacia el mercado artístico contemporáneo, sino también a través de la intervención del propio núcleo vital que supone el barrio, para crear una simbiosis que, lejos de ser intrusiva, ha conseguido conciliar la propia vida y la práctica artística, muchas veces juiciosamente elitista.
Esta nueva entrega de Obertura ha hecho evidente el crescendo que el proyecto atraviesa desde sus entregas anteriores hasta hoy, con más de una docena de galerías de carácter estatal, pero también ecuménico. La variedad de propuestas que esta variopinta amalgama creativa ha traído consigo a la feria supone una visión verídica de la multiplicidad que el arte contemporáneo nos ofrece. Un abanico de creaciones –sobre todo pictóricas, aunque también, algunas, con intención instalativa– que ofrecen un sinfín de sensibilidades subjetivas, tanto estéticas como emocionales.
Resulta importante dar nombre propio a estas entidades que han encontrado en Galería Nueva Carabanchel una casa de huéspedes donde seguir proyectándose y acercándose al consumidor artístico. De este modo, Obertura Carabanchel 2024 contó con Arias Rego Contemporary (Madrid), ArtQuake Gallery (Madrid), ASPA Contemporary (Madrid), Beatriz Pereira (Plasencia), Castellá Gallery (Barcelona), CLC Arte (Valencia), Ilgaz Yildiz (Madrid), Lapislázuli (Madrid), Natia Amini (Madrid), OB Contemporary (Madrid), PICNIC (Madrid) y Tönnheim Gallery (Madrid).
Este carácter anfitrión de Galería Nueva, que la definiría –con deliberada reiteración– como una “galería de galerías”, propició la celebración de una feria profusa, pero que a la vez dinamizaba el espacio de forma magistral. En este sentido, el enclave, además de ser habitado por las obras y los estantes expositores, cobraba vida a través diversas propuestas. La performance de Belén Benavent y Montserrat Camargo, así como la sesión de videoarte de Aissa Santiso, Ecem Dilan Köse, Meltem Şahin y Sebastián Boesmi, evidenciaron la importancia que obtiene en Obertura el componente humano y conceptual, más allá de lo puramente plástico o material.
Este propio componente humano y la conciencia que lo acompaña cristalizó en la iniciativa ‘Obertura de proximidad’, un recorrido bajo la batuta del comisario Gerard Zamora por diversos emplazamientos del barrio, en los que algunos artistas participantes de la feria dejaron su impronta mediante la intervención artística. Un ejercicio consciente que reflexiona en torno al vórtice imparable de la gentrificación, que ha ido transformando paulatinamente Carabanchel “gracias al (o por culpa del) arte”, en palabras del propio comisario.
El itinerario, que transitaba a través de los diferentes comercios y locales de la zona, obtuvo, como fin último, la creación de vínculos orgánicos y conscientes en los que ambas partes puedan convivir. Un sincretismo en el que la vida cotidiana y el arte contemporáneo se fusionan; una actitud conciliadora frente a la problemática que cada vez afecta a más barrios españoles. Una iniciativa que radica en la negativa de aislar las entidades culturales y el arte per se –el cual sale de su hábitat genuino, la galería–, para convivir con la propia realidad de su entorno y tomar conciencia del mismo.
Cuatro intervenciones in situ que evidenciaron el carácter transformador que tiene el arte contemporáneo, incluso en los espacios más cotidianos, que pueden llegar a ser lugares de experimentación artística. Un proyecto en el que la vida corriente no está reñida con la estética o la conceptualidad, con propuestas como la de Vicente Prieto en el Obrador Panorama, que reflexionaba sobre la tarea de la recogida de chatarra y el propio comercio local del barrio, a través de la construcción de una hilera de carros en suspensión.
Seguidamente, encontrábamos una intervención en GC Motors de la mano de Noé Peiró, una representación de un cochecito de juguete que cobraba sentido a través de la técnica del grafiti y su uso del espray, remitiendo al mítico “chapa y pintura” de los talleres mecánicos, para crear un vínculo entre arte y artesanía. Por su parte, Víctor Solanas actuó sobre una sede bancaria abandonada para crear una obra de gran formato con reminiscencias del pop art, en la que reflexionó sobre los resquicios de la crisis financiera y la lacra especulativa que, actualmente, sigue azotando a muchos barrios españoles.
Por último, la tarea colaborativa de los artistas Vicky Barranguet y Martín Mas con ‘Ascensión II nº24’ vislumbró una reflexión en torno a la superficialidad de los materiales y su elevación metafórica como producto artístico en sí mismo, en el único espacio del recorrido con fin expositivo, el Centro Cultural Fernando Lázaro Carreter.
Obra en la que también cobraba asaz importancia un material denostado como la cinta de embalar, relacionado con el frenesí del consumismo, pero también con la propia experiencia vital de ambos a través del viaje, muy presente en la vida de los dos artistas uruguayos.
Por otra parte, la jornada de Obertura dejaba una impronta agridulce entre las paredes expositivas: la desgarradora realidad que vive el pueblo valenciano azotado atrozmente por la DANA. Una sensación acética por el recuerdo de una catástrofe que pasará a la posteridad como la más inclemente de la historia, pero también con un componente en clave positiva y esperanzadora: la solidaridad del mundo del arte que, cada vez más, demuestra no estar estar alieno a las realidades sociales, siendo capaz de coligarse para ayudar a los que, por desgracia, se encuentran completamente desamparados.
En este sentido, surgió la iniciativa ‘Galerías de Obertura Carabanchel con Valencia’, en la que, gracias a la solidaridad de galerías y artistas, la recaudación de algunas de las obras de la feria ha sido destinada a Cruz Roja para colaborar con las tareas humanitarias y aportar un granito de arena a los miles de damnificados por la DANA. Por tanto, si una cosa nos ha demostrado Obertura Carabanchel 2024 es que ese poder transformador del arte se materializa cuando las personas que dan entidad y alma al mismo toman conciencia de la realidad que les rodea.
Un ejercicio sublime de convivencia y empatía con la realidad próxima –o no tan inmediata– que tiene urgente importancia en nuestra existencia y también en nuestra praxis artística, la cual se muestra cada vez más inhóspita en algunas de sus premisas. Los que –y hablo, también, por mí misma– tenemos la suerte de amar el arte hasta el punto de hacer de él nuestra única realidad conocida, los que nos dedicamos al mundo –benévolo o no– de la cultura, debemos tomar conciencia de todo aquello ajeno a nuestra idealizada realidad para, así, a través de nuestra pasión, crear un engranaje transformador.
Y no debemos olvidar que esto no es optativo; los sujetos del mundo del arte tienen el deber, para con el resto del mundo, del público artístico y de la sociedad, de no mirar hacia otro lado ante una realidad que sí les compete. Tal vez por ello, ya advertía Walter Benjamin que “cuanto más disminuye la importancia social de un arte, tanto más se disocian en el público la actitud crítica y la fruitiva”.
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