Ortifus

#MAKMAArte
Ortifurama valencià
Comisariado: Álvaro Pons y Daniel Tomás
Sala Acadèmia
Centre Cultural La Nau de la Universitat de València
C / Universitat, 2. València
Del 25 de enero al 24 de abril de 2022

El filósofo Kuno Fischer, al que Sigmund Freud cita en su texto ‘El chiste y su relación con lo inconsciente’, dice que el humor “es un juicio que juega”, en oposición a la seriedad del trabajo. Juego que tiene que ver con la libertad para romper con las ataduras del lenguaje, allí donde este se manifiesta como cárcel de los significados más estrechos. De manera que el humor vendría a casar ideas contrapuestas, sacando de quicio a quienes se empeñan en mantenerlas por separado en su afán por vivir la vida a base de compartimentos estancos.

Antonio Ortiz Fuster, es decir, Ortifus, diríase que lleva 40 años emitiendo juicios juguetones a través de sus viñetas, para descolocar a cuantos ven la realidad con la seriedad ideológica de sus monolíticos postulados. Es curioso, en todo caso, que sus juegos con las palabras y con las imágenes, para extraer de ellas insospechados significados, se produzcan en el ámbito de un trabajo diario al que, con su imaginativo quehacer, le rompe igualmente las costuras.

Vista de la exposición ‘Ortifurama valencià’, del humorista gráfico Ortifus. Imagen cortesía de La Nau.

La Nau de la Universitat de València reúne cerca de un millar de piezas, entre ilustraciones, esculturas y material bibliográfico, de Ortifus, para conformar la mayor retrospectiva de su trabajo. Un trabajo en torno al humor gráfico como espacio donde el sentido de la realidad representada se topa, de pronto, con cierto sinsentido provocado por el artista mediante el juego de las palabras y las imágenes.

Pongamos un ejemplo. “La bombona de butano sube este martes un 4%”, según se recoge en una noticia, a la que Ortifus añade este diálogo: “¿Y esto por qué?”, pregunta una señora. “Porque es martes y crece”, responde el butanero. O este otro más reciente: “Pillan a Urdangarín paseando de la mano con una mujer que no es la Infanta Cristina”. En la viñeta, se ve a la adúltera pareja cogidos de la mano, con el siguiente enunciado: “Solo lo hago para demostrar la inocencia de la Infanta. ¿Veis cómo no se enteraba de nada?”.

Ilustración de Ortifus, presente en la muestra ‘Ortifurama valencià’, en La Nau de la Universitat de València.

Una más, de igual actualidad. “Las vacunas Pfizer y AstraZeneca ofrecen protección contra la cepa india”, seguida la noticia de esta advertencia: “Más que nada para que lo cepáis”. En todos estos ejemplos, y muchos otros recogidos en la Sala Acadèmia de La Nau, Ortifus procede al desconcierto del enunciado previsto, para iluminar una realidad paralela que juega con el drama para tornarlo comedia. He ahí, después de todo, una forma de ver el humor como espacio creado por los seres humanos para reírnos del dolor ajeno y, por extensión, del propio.

Ortifus no hace leña del árbol caído, ni se regodea con el sufrimiento ajeno, sino que utiliza el humor para extraerle la acidez estomacal a las frustraciones de la vida, transformando el malestar en carcajada liberadora de los irritantes gases gástricos. Por eso, más que ácido, su humor es lisérgico, al provocar sus ilustraciones una percepción de la realidad que invita al cuelgue de la risa, a la levitación de los problemas, sin dejar de apuntar al centro neurálgico que los suscita.

“El humor es salud y da esperanza”, dijo el artista gráfico, apuntando en la dirección de una “crítica, pero graciosa” constitutiva de su obra. También aludió, durante la presentación de su retrospectiva, a los juegos de palabras que caracterizan su trabajo, porque “te permiten jugar con la doble lectura”. Dobles formas de encarar la realidad y que sacan a relucir la doblez propia de las situaciones más penosas, como cuando en un funeral, de pronto, estalla la risa por algún comentario intempestivo.

Vista de ‘Ortifurama valencià’, de Ortifus, en La Nau de la Universitat de València.

“Hay, en la exposición, viñetas políticas, de sanidad, de economía”, todas ellas realizadas mediante ilustraciones sobrias (“no hay prácticamente escenarios en mis viñetas”), pero de un trazado singular: “Además de humorista, Ortifus es un dibujante excepcional”, subrayó Álvaro Pons, comisario de la exposición junto a Daniel Tomás. Según Ester Alba, vicerrectora de Cultura, Ortifus “es humorista y humanista; un artista poliédrico”.

Ese humanismo sale a relucir en sus historietas gráficas precisamente a través de ese humor al que extrae la acidez, para que la risa provocada por las dobles intenciones y las metáforas visuales salga depurada, limpia de los gases tóxicos de los que parte su juego humorístico. Humanismo igualmente presente en la muestra con ese diálogo entre la escultura de Luis Vives, que preside el claustro universitario, y la creada por el artista, en cuyo pedestal se puede leer lo siguiente: “Ojito Luis que sabemos dónde vives”.

Ortifus, junto a su escultura de Luis Vives, prolongación de la muestra ‘Ortifurama valencià’, en La Nau de la Universitat de València.

Si nunca, como dijo el escritor Amos Oz, había visto un fanático con sentido del humor, tal vez entonces el humor sea el mejor antídoto contra el fanatismo. Así lo cree el propio Ortifus: “Al fanatismo se le puede ridiculizar y dejar con el culo al aire”. Incluso sería lo recomendable. Como lo es el hecho de mantenerse ojo avizor con las prohibiciones a las que puede dar lugar tanta corrección política.

“La vida cambia y el humor también. De lo que nos reíamos hace 40 años, ahora hay que tener cuidado, porque ciertos colectivos en su momento lo pasaron mal. ¡Pero hay cosas que se están prohibiendo…! Raúl Salazar, de El Jueves, ha tenido problemas por dibujar a alguien con ojos estrábicos. Igual me encuentro algún día con que los calvos se unen y tenga que dejar de dibujar así mis personajes”.

‘Ortifurama valencià’ presenta apenas un 1% de la producción de Ortifus, que ronda los 40.000 dibujos, según datos del propio artista, destacando el mural de 20 metros de largo que viene a resumir, mediante diversas caricaturas de personajes políticos, cuatro décadas de la más reciente historia de Valencia, a través de 600 imágenes.

“Es una exposición que eleva la dignidad del humorista gráfico”, concluyó Ortifus, después de subir y bajar la cremallera de su chamarra, con el micrófono de solapa amplificando el rasgueo de su gesto inconsciente. A Freud le hubiera dado para continuar buscando relaciones entre el chiste y la realidad oculta bajo las palabras. Búsqueda que Ortifus, incansable, prosigue porque el humor es salud.

Viñeta del propio Ortifus, en la exposición ‘Ortifurama valencià’. Imagen cortesía de La Nau.