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Entrevista a Paco León, director de ‘Rainbow’
Libérrima versión de ‘El mago de Oz’ (Victor Fleming, 1939)
Con Dora Postigo, Carmen Maura, Carmen Machi, Luis Bermejo, Ayax Pedrosa, Wekaforé Jibril, Hovik Keuchkerian
112′, España | Telecinco Cinema, Andy Joke, Colosé Producciones, Los Amigos de Dorothy, Mediaset España, 2022
Preestreno: Festival de San Sebastián 2022
Estreno: Netflix, 30 de septiembre de 2022
‘El mago de Oz’ que Paco León reinterpreta en ‘Rainbow’ se aleja tanto del original como ya lo hiciera en su momento David Lynch con ‘Corazón salvaje’. Al igual que éste lo hace por medio de una joven pareja de enamorados, León plantea otro espinoso viaje iniciático -a partir del realizado por Judy Garland en 1939- en el que van apareciendo extraños personajes que acompañan, en esta ocasión, a la adolescente Dora (Dora Postigo) en su periplo existencial.
“Es un musical no musical”, apunta el director de ‘Carmina o revienta’, para dejar claro que su versión del clásico dirigido por Victor Fleming tiene “una voluntad experimental”. Experimento que a algunos les ha parecido fallido y a otros, en cambio, un saludable ejercicio cinematográfico repleto de secuencias de gran potencia visual, no exento de hilo narrativo en torno al cual hacen equilibrios los protagonistas en su afán por encontrarle un sentido a la malhadada vida.
Empecemos por las críticas a tu película, muchas de ellas negativas. ¿Las lees, pasas de ellas, las tienes en cuenta?
Sí leo las críticas, pero la verdad es que he sido bastante consentido, porque he recibido muy pocas críticas malas a lo largo de mi carrera. Esta película tiene una voluntad experimental y muy especial, de manera que es imposible que guste a todo el mundo. En cualquiera de los casos, yo estoy muy contento de haber hecho un poco lo que quería, en el sentido de que es un ejercicio de libertad y, por tanto, controlar toda esa locura ha sido muy difícil.
Es una película, además, que se sale mucho del plató y que con el tiempo se podrá apreciar mejor. Es un delirio de película, en el que se mezclan muchas cosas y por eso entiendo que haya gente a la que le pueda empachar y no le interese, pero a otras, en cambio, les pueda seducir.
En tu versión de ‘El mago de Oz’ veo un trayecto en carretera parecido al que realiza David Lynch en sus películas ‘Corazón salvaje’ y ‘Carretera perdida’, de manera que el cuento clásico se torna más inquietante e incluso alucinatorio.
Todas las versiones de ‘El mago de Oz’ son bastante delirantes y, por cierto, fracasa en su estreno, aunque fuera muy reconocida después. La influencia de David Lynch, que me halaga muchísimo, coincide con el hecho de que esas dos películas [‘Carretera perdida’ y ‘Corazón salvaje’] están basadas en ‘El mago de Oz’, con toda esa iconografía de las brujas, del viaje, de manera que el maestro Lynch te da permiso, como todos los grandes, para hacer locuras. Y si ellos lo hacen, por qué tú no.
Quizás porque aceptamos mejor las extrañas narrativas de directores como Lynch, Tim Burton o David Cronenberg, por citar algunos, que cuando esa experimentación la lleva a cabo un director español.
Hay gente para todo, porque también hay quienes lo aprecian. No sé, puede ser. Tim Burton, a quien he conocido recientemente por su exposición [‘El laberinto’, en Espacio Ibercaja Delicias de Madrid], también ha tenido muchas películas incomprendidas, a pesar del universo tan personal que tiene. Para mí, la creación de universos está por encima de la perfección narrativa.
Yo no quería contar una historia concreta, sino que ‘El mago de Oz’ me permitía crear cierto universo que, más allá de la película, se extendía después a la campaña de promoción, a la gráfica, a la mezcla de disciplinas artísticas, como la danza, la música o las artes plásticas.
La protagonista de ‘Rainbow’ es Dora, justo en el momento que celebra sus 16 años, edad que muchos psicoanalistas consideran problemática y desencadenante de conflictos psicológicos en muchos adolescentes.
Judy Garland tenía, cuando rodó ‘El mago de Oz’, prácticamente la misma edad que Dora [16 años]. Y este viaje lo que cuenta es ese paso a la edad adulta. De hecho, hay un momento en la película en que le dicen si es una niña o una mujer, y no sabe qué contestar. Hay cosas mías que recuerdo de la adolescencia; me horrorizaban todas las cosas que salían por la tele y yo decía que había mucha maldad en el mundo y que no iba a poder soportar todo eso. Luego te acostumbras y parece que en eso consiste ser adulto.
[Dora, en un momento de la película, hereda parte de la empresa que comandan las “brujas” Coco Cabrera (Carmen Maura) y Maribel (Carmen Machi), esta última revelándose como la abuela de la protagonista. En una vuelta de tuerca, Dora descubrirá que su madre, a la que busca en su viaje iniciático, fue violada por su tío -marido de Coco-, de ahí que le corresponda esa parte de la herencia].
En ese instante, Dora da la impresión de dejar a un lado su ingenuidad para convertirse en una nueva mujer o niña fatal. ¿Pensaste en algún momento darle ese giro?
Ella tiene esa tentación del lado oscuro cuando se convierte en heredera, poniéndose chula y poderosa, pero luego recula y elige su realidad. Está simplificada y concentrada en una historia, pero es un proceso vital que todos vivimos.
Cuando eres adolescente te parece que nuestros padres son lo peor y quieres ser lo contrario, y cuando llegas a los 30 te das cuenta que eres exactamente igual que ellos, incluso en lo que más detestas. Y entonces se produce como una vuelta a casa, como un bumerán en el que empiezas a reconciliarte con tus raíces, y perdonas a tus padres, entendiendo que lo han hecho fatal, igual que tú. Y esa vuelta es un poco lo que le pasa a Dora en la película.
José Luis (Luis Bermejo) es un hombre depresivo a punto del suicidio, manifestando su desencanto hacia una sociedad que parece construida para ser felices, ocultando su lado menos amable.
El personaje de Luis Bermejo es bien complejo -muy pequeño, como todos los secundarios-, puesto que tiene una depresión con intento de suicidio, reflejando una realidad que ahora mismo está muy presente, como son los problemas mentales y el suicidio, siendo un tabú del que no se habla. Además, es una persona de cierta edad que se involucra en un viaja y se droga, llegando a sitios extraños. A mí como actor me alucina que pueda dar todo ese abanico de situaciones y de emociones.
La presencia del león, que aparece justo cuando Dora juega con las sensaciones que le producen ciertos besos con Akin (Wekaforé Jibril), ¿está vinculada con esa parte instintiva, animal, que subyace en el cuento?
El león está ahí de una forma mágica y casi subliminal, pudiendo significar muchas cosas. Es un elemento que se explica poco y por poco que se explica es muy polisémico. Es un desdoblamiento de Akin, que es el león cobarde, pero también es quien le persigue y le acecha, representando su talento y su animalidad. Es, a su vez, como una granada de mano lanzada contra la fiesta final para detonarla. Fue impresionante rodar con un león de verdad, porque es un bicho que ruge y sobrecoge. Cómo mira, la fuerza que desprende. Fue uno de los lujos que me he permitido en la película.
Las hermanas Coco Cabrera (Maura) y Maribel (Machi), las brujas de la película, mantienen una relación entre sadomasoquista e incestuosa.
Esa pareja es un clásico, presente en películas como ‘¿Qué fue de Baby Jane?’ [Robert Aldrich] o la Bernarda y Poncia de ‘Las criadas’, de Jean Genet, con relaciones de mujeres de muchos años, que se han faltado al respeto, con un vínculo de odio, pero que se quieren, y donde cabe, por qué no, el afecto amoroso. Es la única historia de amor tóxico completamente, pero la única historia de amor que hay en la película.
La secuencia final, con Dora cantando ‘Feel it’ y toda la gente de la fiesta como poseída por su música, resulta catártica, como si esa música que acompaña a la protagonista durante toda la película cobrara vida propia.
La película es un musical no musical. Desde el principio tenía muy claro que no quería hacer un musical de género donde se canta y se baila sin razón, sino que había momentos musicales para intentar justificar en cierta manera por qué se canta y se baila. Es verdad que ella tiene esa relación con la música y no sabes hasta qué punto ella tiene esa percepción o de repente puede cambiar la realidad con la música.
Y eso se va exagerando hasta el final de la película en la que utiliza todos esos poderes ya sin control y de forma catártica, al estilo de lo que sucede en películas como ‘Bitelchus’ [Tim Burton] o ‘Matilda’ [Danny DeVito], donde la gente se ve poseída por la música.
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