#MAKMAArte
‘Regreso al Edén’, de Paco Roca
Comisariado: José María Azkárraga
Sala Estudi General
Centre Cultural La Nau de la Universitat de València
Universitat 2, València
Del 1 de febrero al 24 de abril de 2022
La ley, según la RAE, es un precepto dictado por la autoridad competente, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados. ¿Casa por tanto esa ley objetiva con la más subjetiva memoria, para nada sometida a mandatos y prohibiciones, sino a la más libre narración de unos hechos singulares que pueden alcanzar, llegado el caso, el estatuto de universalidad?
Paco Roca, más allá de la ley de memoria histórica invocada como trasfondo de su exposición ‘Regreso el Edén’, lo que hace es tirar de la memoria subjetiva de su madre Antonia, para dibujar el panorama de la Valencia de posguerra, allí donde el hambre, las penurias económicas, el miedo a la represión franquista y la evasión del cine como válvula de escape a tanta estrechez de miras, pueden llegar a trazar el retrato de una sociedad con más sombras que luces.
En todo caso, a Paco Roca lo que le importa es que la memoria de su madre no se pierda, después de haber dejado pasar la de su padre, que “se murió sin que pudiera atesorar sus vivencias”, hecho este que el autor de ‘Arrugas’ sintió como una “espina clavada”. A partir de la supuesta “rareza” del solo testimonio de su madre, fue recopilando otros muchos de familiares y amigos para concluir que se trataba de la “normalidad de toda una sociedad”.
Esa Valencia de posguerra es la que Paco Roca recrea en la Sala Estudi General de La Nau de la Universitat de València, con la ayuda del comisario José María Azkárraga, quien presentó la muestra como si tuviera cierta analogía con una “explosión nuclear”, a partir del “neutrón” que supone una fotografía de Antonia, “que impacta en la mente radioactiva de Paco Roca”, provocando la “reacción en cadena” de la exposición ‘Regreso al Edén’.
Esa foto neutrón sería, tal y como describe Roland Barthes en su ensayo ‘La cámara lúcida’, el punctum que cautivó la mirada de Antonia y, por extensión empática, la de Roca, ambos atrapados por un sentimiento oceánico que da lugar al relato expositivo desplegado en La Nau. La Valencia de posguerra, gris y demoledora como solo pueden serlo las ciudades dominadas por el miedo de una guerra fratricida, se convierte, por obra y gracia de Paco Roca, en una provincia del alma herida a la que únicamente el recuerdo de cierto paraíso perdido puede consolar.
De hecho, el Edén aludido en el título de la muestra tiene que ver con esa fotografía de Antonia, la única que posee junto a su madre fallecida cuando ella apenas alcanzaba los 14 años. La imagen de color sepia ilumina la vida de Antonia, de manera que Paco Roca, dejándose llevar por ese destello precario, transforma el gris de aquella Valencia del estraperlo en otra menos plúmbea y más imaginaria.
Para ello, el autor de ‘Andanzas de un hombre en pijama’ se vale igualmente de cierto cuento que su madre le contaba del mago Milá, que no era otro que el aeronauta Amador Fernández, cuando al subirse a un globo desapareció para siempre, cautivando la imaginación del entonces niño Paco Roca. De ahí, como explicó en la presentación de ‘Regreso al Edén’, que esa historia le diera “una trama de fantasía y de escape a esa España gris”.
La suma de esa fotografía neutrón y del cuento del globo que surca los cielos con el mago Milá hasta desaparecer por el vasto firmamento, da como resultado esa radiografía de la Valencia de posguerra “casi de realismo mágico”. “Quizás tenga ese tono amable, porque es mi forma de ver las cosas”, señaló el historietista, para quien la “visión estoica de luchar con cierta dignidad”, en semejante contexto, le da ese “punto de optimismo” que caracteriza la mayoría de sus trabajos.
Las viñetas de Paco Roca, extraídas de la novela gráfica que da título a la muestra, aparecen combinadas con fotografías, prensa de la época, documentos, libros y audiovisuales de aquellos años, dando forma al edén que es, como resaltó el autor de ‘El invierno del dibujante’, “la infancia, porque es el verdadero paraíso de la persona”. Un paraíso dibujado por Roca como reflejo y representación de la memoria de su madre Antonia.
Una madre a la que describió como “persona humilde”, que “no luchó contra el sistema, sino que sobrevivió” en medio de tan áspera realidad. “A veces no le ponemos cara a toda esa gente humilde que vivió con dignidad la posguerra”, subrayó. Luego se limitó a llevar la contraria a quienes dicen que no hay que mirar hacia atrás, cuando otros países como Francia, Italia, Alemania o Estados Unidos lo hacen, con el fin de “indagar en nuestro pasado para aprender”.
La memoria que Paco Roca rescata del olvido no acata más ley que la singular e intransferible de su madre, libre de cualquier atadura ideológica, por cuanto es el reflejo de la fragilidad que nos constituye, y cuya universalidad será consecuencia del efecto acumulador que tamaña humanidad concite a su alrededor. Que ‘Regreso al Edén’, como apuntó Azkárraga, permita a través del cómic divulgar la memoria histórica es asunto para un ensayo. El expositivo diríase que invierte los términos para contar cierta historia personal mediante el sobresaliente uso creativo de la memoria.
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