Festival Valencia Negra
Diversos espacios de Valencia
Del 21 al 26 de mayo
El arte no tiene precio pero hay que pagarlo. Los artistas se empecinan en comer cada día, amén de beber más de la cuenta o consumir sustancias que no hace falta mencionar. En el principio fueron Papas y purpurados quienes les llenaron el pesebre a cambio de que ellos atiborraran conventos e iglesias de arte sacro. Con la democracia el Estado tomó el relevo en una siempre polémica y errática política de subvenciones.
Pero esas dos pródigas tetas están más secas y chupadas que una bota de vino al final de la fiesta y hay que inventar otros cauces de financiación. Con siglo XXI y las nuevas tecnologías se impone el crowdfunding, cuya traducción literal es mecenazgo colectivo, aunque en lenguaje llano es el arte de sacar dinero de debajo de las piedras. De esta forma, a base de pequeñas aportaciones voluntarias ya se han puesto en pie infinidad de tinglados, quioscos y paraetas. Un ejemplo reciente es el Festival Valencia Negra que arranca esta semana, del 21 al 26 de Mayo, en pleno mes del color y las flores y cuyo epicentro es la Sala Russafa, aunque también se desparrama por otros puntos de la ciudad: MuVIM, Cosecha Roja, Bibliocafé, etcétera.
“Nos hemos lanzado de cabeza a la piscina”, dice Jordi Llobregat, director de organización del evento con una imagen muy estival. “Confiamos en mucha gente, un grupo de 15 colaboradores directos y otros agentes que aportan ingredientes básicos del menú, desde el local para hacer el banquete hasta el arroz para cocinar la paella”, añade en términos también metafóricos.
Un arroz que será negro como homenaje al tema del encuentro, pues la gastronomía se integra en el programa al igual que la música, el cine, la fotografía y el teatro. Un Festival holístico que trae a Valencia a grandes maestros como Juan Madrid y Andreu Martín, Juan Ramón Biedma, Carlos Zanón, Susana Hernández o Toni Hill, entre otros y lo más granado de los negros valencianos en el mejor sentido del término: Arias, Palomar, Piera y Valera.
“Los gastos más importantes son los viajes y dietas de los autores invitados, una docena en total, aunque en ese aspecto algunas editoriales nos echan una mano”, explica Llobregat. “Para cubrirlos hemos propuesto dos líneas de colaboración: los padrinos y los mecenas”.
Los padrinos lucen su munificencia con aportaciones a partir de cien euros y los mecenas, más modestos, de cinco a cien a cambio de una serie de productos oficiales del Festival y entradas a actividades.
Como patrocinadores oficiales figuran la Diputación y el Colegio de Detectives Privados, uno de cuyos representantes participará en una de las mesas redondas. En el ciclo de cine se han programado filmes raros e inéditos como Pitfall, Homicide y Mafioso. Habrá mucho más que ver y oír (jazz), además de la concesión del I Premio Mejor Novela de Valencia Negra.
Tras el despliegue de trabajo, inventiva e ilusión, los organizadores del Festival esperan que éste sea el principio de una larga amistad, que Valencia responda a la llamada y el evento se consolide. “Ya tenemos cinco o seis autores apalabrados para la próxima edición”, anuncia Llobregat.
Bel Carrasco
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