#MAKMAArte
Conversación y presentación de catálogos de Moisés Mahiques y Vicent Carda
Sala San Miguel
Fundació Caixa Castelló
Enmedio 17, Castellón
16 de noviembre de 2022
“Dedicat a tot Castelló” es la frase resultante de la performance ‘Escriptura sonora’, de Bartolomé Ferrando, quien introduce el coloquio en la Sala San Miguel de la Fundació Caixa Castelló. Bartolomé, dejándose llevar por lo sonoro, reproduce una variedad de grafemas, como atravesado por el oráculo de la fonética. La sucesión de sonidos es acompañada por letras tangibles que el artista engancha con pinzas sobre su rostro, mientras que los asistentes, pañuelo en mano, complementan el ritmo sonándose con fragor según las indicaciones del performer.
Entre finales de 2021 y los primeros meses de 2022, la Sala San Miguel acogió la obra visual de Moisés Mahiques (València) y Vicent Carda (Castellón), con cuyos catálogos se obsequia al público del coloquio mientras se proyectan imágenes de las respectivas exposiciones.
‘Del llindar a la clau’ de Mahiques representa el tiempo-acción a través del cuerpo dibujado; aquí Mahiques reúne una selección de obras elaboradas en los últimos 10 años que aún no habían visto la luz en la Comunidad Valenciana y cuya recopilación se acompañó de un mural-instalación producido ex profeso para la sala.
‘La ciutat perduda’ de Carda presenta una instalación de piedras y adoquines reales, conjuntamente con su representación en dibujos y formas, que muestran una ciudad que crece y se moderniza; piezas que cuentan la historia de calles alzadas en barricadas por los movimientos revolucionarios y las revueltas obreras.
La conversación siguiente, que giraría en torno a la ubicación, comprensión y alcance del arte a lo largo del último tiempo, reúne en la Fundació a artistas, comisarios, galeristas o educadores con veteranía. Asisten al coloquio varios nombres que acompañan a ambos artistas: Pilar Dolz, Rafael Menezo, Eduardo García Nieto, Alfredo Llopico como moderador y el gerente de la sala Leopoldo Monfort.
El inicio del coloquio plantea el papel de Castellón como refugio del arte. Carda sugiere que, en un principio, “era impensable que la ciudad acogiera este tipo de proyectos. Ha habido un cambio en la sociedad castellonense”, y pone de manifiesto la labor de Fundació Caixa Castelló, haciendo mención también al EACC y a la Galería Cànem. Sin embargo, estima que la localidad es un desierto en comparación con otras ciudades como Alicante.
Mahiques, que ha pasado años sin exponer en la Comunidad Valenciana, apunta a que su generación –la de artistas no-jóvenes, no-emergentes– queda, en general, abandonada por las instituciones en cuanto a ayudas y convocatorias. Añade que actualmente la producción artística se enfoca hacia el consumo apresurado de lo más nuevo, evitando el espacio para la reflexión y creando un vacío en el arte de los re-emergentes.
Bartolomé defiende el interés artístico de Castellón y lo aleja de lo desértico, aludiendo a una diversidad de propuestas para un público variado, y a un admirable funcionamiento de los espacios oficiales que abren sus puertas a las inquietudes culturales de los castellonenses. La cultura más contemporánea o la cultura de museos más estáticos permiten que exista una pluralidad de manifestaciones.
La primera clave, que se determina como un inconveniente en la articulación del entramado artístico, es la falta de continuidad. Pilar Dolz, de la Galería Cànem, refiere un oportuno trabajo de las instituciones que puede quedar desaprovechado por una educación insuficiente. Así, también, apoya el trabajo de las galerías privadas y su utilidad como transmisoras de arte.
El moderador plantea a Mahiques una división entre una cultura de proyectos que incluyen “desfiles de moda y sesiones de DJ”, frente a una cultura de proyectos “más serios”. Moisés no observa a las instituciones artísticas como algo que deba imprimirse sobre un formato lúdico, y acentúa de nuevo el cambio de velocidades que existe entre diferentes generaciones a la hora de percibir las cosas.
¿Es viable un espacio cultural en que “todo pase para todos”? Vicent Carda considera propicio que la cultura pueda llegar a todas partes: “Parece que la calidad y viabilidad del arte se haya de mensurar por la cantidad de personas que entran”, y lo compara al estadio Mestalla o al museo del F. C. Barcelona. Cierra la idea refiriendo que, por ejemplo, en una obra de Mahiques el espectador ha de dedicar un tiempo para su aprehensión.
El consumo rápido y superficial, con novedades como los NFTs, llevan a la desvalorización de la obra del artista y a la pura especulación; esto se trata en el coloquio como consecuencia de un problema educacional. Una memoria cultural corta concluye en un pensamiento único. Los implicados en la conversación esbozan el mundo del arte como un espacio de encuentro para distintos códigos donde se fomente el debate. De nuevo, lo estructural queda inevitablemente desenterrado cuando se plantea la necesidad de una mejora educacional.
Antes y ahora, la precariedad del artista es una cuestión y un problema recurrente que arrastra la cultura. Mahiques evoca que “pocos pueden vivir de lo suyo”, en tanto que no resulta fácil compaginar con otros trabajos, ni encontrar hueco en la cultura actual, cuyas ayudas se enfocan casi exclusivamente a los jóvenes.
Pilar Dolz introduce la cuestión de la maternidad, y la no-maternidad –el sacrificio–, y cómo “lo creativo y lo procreativo coinciden” en la etapa madura de la mujer, como artista y como ser humano. Defiende las galerías privadas como vía para el arte: “Si no nos cargamos el sistema, seguiremos necesitando de las instituciones o de las galerías privadas”. Añade que “la política parece un tema tabú, pero es algo que salpica a todo”; así se desperdician “joyas” como son el arte, la sanidad, la educación…
Dolz recuerda cómo, en los 80, los jóvenes tenían gran interés en las exposiciones y en la propia creación. Entre la ironía y el estoicismo, comenta cómo ahora algunas de sus becarias no habían acudido nunca a una muestra: “Hay exposiciones divertidas y exposiciones molestas. Si el espectador actual no lo pasa bien, o no es provocado, es por una falta de reflexión”.
La inmediatez y el intrusismo son los dos enemigos de la sociedad actual. De este modo, la profesora Inma Collado refiere que estos son aspectos que emanan del uso de las redes sociales, y recalca la importancia de una educación que tome en cuenta los sentimientos de niños y niñas, y su canalización, ayudando a desarrollar la sensibilidad ante lo estético. Familia, educación y arte deben favorecer la creación de una conciencia reflexiva, atenta.
Para Vicent Carda, “delante de una obra se ha de sentir una emoción, pero las emociones muchas veces han sido castradas”, y subraya el papel de las madres y los padres, así como el hábito insensibilizador que reviste especialmente al género masculino.
El artista francés Jean Dubuffet exclamaba en uno de sus textos que “el arte no puede ser una botella vacía, sino una botella encantada que vaya llenándose a medida que se va bebiendo”. La obra la hace el espectador. Bartolomé Ferrando critica el inmovilismo frente a la capacidad de resignificación, inherente al observador de la obra de arte. “El que mira, como un creador”, una aptitud da pie a la transformación. Tal cosa requiere un esfuerzo creativo e inteligente y, sin embargo, pensar es también disfrutar.