Rafael Pérez Contel, precursor en la educación de las artes visuales en Valencia
En el año del 25 aniversario de su fallecimiento
Rafael Pérez Contel nace un 24 de octubre en el pueblo de Villar del Arzobispo (Valencia), municipio de la comarca de los Serranos cuyos habitantes hablaban el castellano con una importante variedad de valencianismos. Segundo hijo de una familia de origen humilde: su padre era minero. Su abuelo materno, Marcos Contel Aparicio, herrero del pueblo, es quien descubre y promueve las habilidades artísticas del niño. Su madre le enseña a leer y a reconocer los números. Es su primer maestro, Demetrio Gil de Boix, quien lo alienta a que ingrese en la escuela antes de tiempo. Sus progresos son tan prematuros que sin haber cumplido la edad reglamentaria sus padres lo matriculan en la escuela pública.
La obra de Pérez Contel es la de un creador íntimamente comprometido con el arte, la educación, el pensamiento, la cultura y la democracia. Un artista y docente que, dotado de una personalidad multifacética, renueva el panorama artístico y educativo en España.
En 1928 ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, allí conoce a los artistas con quienes renueva el paisaje artístico de los años treinta. En el año 1933 se presenta en el primer cursillo convocado por el Ministerio de Instrucción Pública con el fin de seleccionar al profesorado de Enseñanza Media; actividad que hasta entonces impartían en exclusividad las órdenes religiosas.
En la primera eliminatoria madrileña sólo tres valencianos son seleccionados: Antonio Ballester, Francisco Carreño y Rafael Pérez Contel, los cuales al final del cursillo son nombrados profesores de los institutos de Valencia, Xàtiva y Alzira respectivamente. Es pues, en el Instituto de Alzira, donde Rafael Pérez Contel inicia su labor docente.
En 1933 le es concedida por oposición una pensión de escultura para España y el extranjero de la Diputación de Valencia, siendo también becario del gobierno francés. Como Catedrático de Dibujo, amplia sus estudios en el extranjero residiendo temporalmente en Francia, Bélgica, Holanda, Italia y Portugal, países en los que conoce a los artistas y museos más importantes del momento.
Al acabar la Guerra Civil la dictadura lo encarcela como represalia por defender la democracia y lo despoja de su plaza docente. A partir de ese momento, Rafael Pérez Contel se ve obligado a empezar de cero e iniciar alguna actividad remunerada que le permita vivir y mantener a su familia. Es una de las etapas más duras la que tiene que afrontar en estos años de su vida adulta.
“Cuando estuve encarcelado en la Cárcel Modelo de Valencia, atrapado por los ‘liberadores’ fascistas, por aquello de redimir Penas por el Trabajo, el Director de la cárcel nos permitía tener en los talleres, herramientas para la práctica del oficio de escultor. Tallaba figuras femeninas, la mayoría de ellas representando maternidades -mi primer hijo nació a los tres meses de estar encarcelado-, figuras que vendía mi mujer a los amigos o forofos de mis esculturas”.
En 1950, recupera su plaza docente y se le destina al Instituto José de Ribera de Xátiva. Se vincula entonces durante más de veinte años a una ciudad y a una institución que llega a amar profundamente. Es en Xàtiva, pues, la ciudad donde hallará el ambiente académico, intelectual y humano que estaba buscando desde hacía tiempo. El 6 de noviembre de 1983 es nombrado «Hijo Ilustre de la Ciudad de Xàtiva» junto a Francisco Carreño Prieto, Carmen Gómez Carbonell y Francisco Lozano Sanchis.
Las clases de dibujo de Rafael Pérez Contel no se limitan sólo a su asignatura, sino también a diversas actividades curriculares y extracurriculares; entre ellas, realizar salidas para investigar el patrimonio arqueológico de la región fomentando el conocimiento del arte íbero, las pinturas rupestres, los abrigos y las cuevas. También se preocupa porque sus alumnos conozcan la cerámica y las diversas técnicas que se pueden aplicar al barro, como el «socarrat», técnica en la cual se especializa. La música, las fallas, los juegos infantiles y el folklore también ocupan un lugar importante en su labor pedagógica.
Entre los años 1958 y 1971 se implica en reforzar la presencia de la revista Nuestro Instituto. Con un formato novedoso, crea un diseño con la idea de que estas publicaciones representen los movimientos artísticos que se desarrollan en ese momento en Europa.
Uno de sus trabajos más importantes como profesor y editor es Linoleografía, expresión gráfica con linóleo, un libro que se compone de aproximadamente doscientas páginas con ciento diez estampas originales realizadas por sus alumnos, un libro dedicado a su mujer e hijos. En su inicio, Pérez Contel escribe: “El arte es la piedra de toque de la cultura de una época y de un pueblo, y puede medirse por la comprensión del arte del momento en que se vive. El arte es también un medio educativo del que no podemos prescindir en los planes de la educación general de los hombres de mañana”.
Las estampas se encuentran organizadas en diferentes apartados que ilustran los diversos temas propuestos en sus clases: «Bodegones», «Paisajes de Játiva», «Animales», etcétera. Además de esta práctica docente de grabado, su innovación pedagógica supone que el trabajo de sus alumnos se vea destacado al ocupar la parte central de un libro o de una revista escolar dedicados a la enseñanza de las artes plásticas y visuales. Para su trabajo como editor contaba con el apoyo de las imprentas de los hermanos Bellver, y Ricardo Mateu de la ciudad de Xàtiva y Manuel Soler de la ciudad de Valencia.
Aunque su influencia en el ámbito educativo es importante, tiene una trascendencia limitada debido al rigor ideológico y a la censura impuestos en los años de una España sin democracia. Pese a estas dificultades, trabaja incansablemente para desarrollar su labor docente, investigadora y artística, lograda en gran medida gracias a su esfuerzo personal y el apoyo de sus amigos y compañeros de Xàtiva y Valencia.
Rafael Pérez Contel ha sido un profesor comprometido con su tierra, su cultura y su historia con una destacada trayectoria artística y una apasionada labor educativa. Su deseo cumplido fue aportar a sus alumnos una visión del mundo que en ese momento no existía.
Alejandro Macharowski
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