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‘Perfect Days’, de Wim Wenders
Con Kôji Yakusho, Tokio Emoto, Arisa Nakano
123′, Japón, Alemania, 2023
Han pasado más de veinticuatro horas desde su visionado y siguen viniéndome detalles e imágenes a la cabeza, acaso porque la última película del cineasta alemán Wim Wenders, ‘Perfect Days‘, donde nos transporta a Tokio y al modus vivendi de la sociedad en la capital nipona, es de esas cintas cinematográficas que dejan poso por su sencillez y por su admirable armonía.
Solamente con la ocurrencia principal de su armazón fílmico ya debería tener suficiente valor. Me refiero a la rutina laboral como motor existencial del personaje central, un anónimo, discreto, retraído, educado, humilde y escrupuloso limpiador de lavabos públicos que compagina su trabajo con ciertas aficiones que podrían ser consideradas como nimiedades, pero que son esas pequeñas cosas que dan sentido a la vida, y a las que se suman anécdotas personales relacionadas con su pasado que permiten elucubrar que podría haber escogido una fórmula de vida más acomodada y pudiente.
Una particularidad importante es la banda sonora acompañante. Es un verdadero lujo que estén presentes ‘Perfect Day’ de Lou Reed, ‘Brown Eyed Girl’ de Van Morrison, ‘Sunny Afternoon’ de los Kinks, ‘House of the Rising Sun’ de los Animals, ‘Pale Blue Eyes’ de la Velvet Underground, ‘Sittin on the Dock of the Bay’ de Otis Redding, y hasta incluso una maravillosa rareza sixtie de Sus Majestades los Stones, como es ‘(Walkin’ thru) Sleepy City’.
Eso sí, mención especial para tres melodías en tres momentos con alto componente emocional, tales como ‘Redondo Beach’, de Patti Smith, con la joven chica en la furgoneta, la versión japonesa en el bar de la antes citada ‘Casa del Sol Naciente’ y, sobre todo, la impactante escena con Hirayama conduciendo, entre sonrisas y lágrimas, al compás del ‘Feeling Good’, de Nina Simone.
La peculiaridad de la mayoría de las citadas canciones es que suenan a través de cintas de cassette y, del mismo modo que hacen acto de significativa presencia los libros de segunda mano o una antigua cámara fotográfica con la que retrata su particular visión de la naturaleza, parecen simbolizar a alguien que vive ajeno al presente, cual si estuviera en una ardua resistencia a la era digital y generando una estampa lírica donde todo tiene sentido gracias a la interpretación de Koji Yakusho, de una proporción tal que no resulta nada exagerado pensar que sin él la película podría haber derivado en un bodrio infumable.
‘Perfect Days’ ha sido nominada para el Óscar a la mejor película internacional, aunque no parece muy probable que se lleve ese apreciado galardón, empezando porque carece de los mínimos para ser una película comercial, a pesar de su originalidad y de su trasfondo poético y artístico. Indudablemente, el mejor premio será su reconocimiento atemporal por una minoría selecta.