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Periscopio València
Organizado por la Concejalía de Acción Cultural y Fundación Contemporánea
La Mutant
22 de noviembre de 2022
‘Periscopio’: “Instrumento óptico que permite, por medio de espejos o prismas instalados en un tubo vertical, la observación de una zona inaccesible a la visión directa”, define la RAE.
Y con tal propósito para desentrañar alguna de las zonas, tal vez inaccesibles, del sector cultural, el pasado 22 de noviembre tuvo lugar en La Mutant Periscopio València, jornada de encuentros profesionales de cultura organizada por la Concejalía de Acció Cultural del Ayuntamiento de València en colaboración con Fundación Contemporánea.
Tomando como modelo las jornadas Pública, celebradas en Madrid, el Ayuntamiento de València abre, con esta primera edición, un lugar de encuentro entre profesionales de la cultura donde analizar la situación actual y los futuros retos del sector.
Lo que nos encontramos en esta larga sesión es un estupendo escaparate donde personas ya posicionadas nos comparten las travesías de sus proyectos; un saco donde los profesionales volcamos nuestras inquietudes; la ausencia de un camino bien señalizado que conduzca al éxito, o, por lo menos, a la realización profesional.
La experiencia de Periscopio para una joven creadora y gestora cultural vira entre la sobreestimulación, una motivación genuina para continuar haciendo cultura y la misma incertidumbre de siempre.
Entre los objetivos de Periscopio se encuentran: favorecer un marco de acción interdisciplinar, hacer red entre los agentes culturales y elaborar un diagnóstico del tejido industrial profesional. Para llevar a cabo su propósito se han planteado tres debates, un bloque de exhibición de proyectos singulares y un encuentro más íntimo con uno de los ponentes a elegir. Era complicado abarcarlo todo en el mismo día.
Podemos interpretar este encuentro como una puesta en común de las inquietudes que rondan el sector cultural, lo cual es interesante, pero también considero que necesitamos actuar, hablar de manera concreta, establecer planes, estrategias y no dejar los temas sobrevolando el auditorio. De todas formas, vamos a hacer un resumen de las cuestiones tratadas el pasado 22 de noviembre para tratar de cristalizar ese diagnóstico del que hablan los objetivos.
¿Para quiénes programamos cultura? Nuevos públicos
Pepe Zapata, director de TresC, abre el primer debate del día: ‘¿Para quiénes programamos cultura? Nuevos públicos‘. A Zapata le acompañan Juanma Artigot, director artístico del Teatre El Musical (TEM), Jorge Culla, director general de la Fundació de Les Arts, y Jordi Sellas, director del Ideal Centre d’Arts Digitals.
Artigot, desde el TEM, trabaja en vincular el espacio escénico con el entorno vecinal. Esta aspiración cumple con los propósitos de la gestión cultural del siglo XXI, consciente de que ha de responder a las necesidades sociales, ser motor de transformación social y no solo entretenimiento.
Por parte de Les Arts, su objetivo era el de bajar la media de edad del público y lo están consiguiendo con creces. Lanzaron el programa ‘Preestrena‘ y una tarifa plana para menores de 28 años. A día de hoy, en València vemos representaciones de ópera y de música sinfónica repletas de gente joven, orgullosos de construir su identidad en estos espacios que, a primera vista, imaginamos tan alejados de las nuevas generaciones.
En cuanto al Ideal, este centro atravesado por las últimas novedades en arte digital ha conseguido que su ubicación recóndita en un barrio de Barcelona no suponga un problema. Se han deshecho del prejuicio de la centralización. Han confiado en la curiosidad de la gente local, del kilómetro 0, y ha funcionado.
Todos tienen claro que, para optimizar las campañas de comunicación, hay que tener unas bases sólidas; saber a quién va dirigido el producto, de manera honesta, y con ese análisis en la mano, construir un relato que conecte con el público. Aunque sus experiencias son bastante ilustrativas, la mayoría de los agentes culturales siguen sin saber cómo transmitir ese relato para su proyecto, o más bien, cómo hacer que su relato tenga mayor proyección.
¿Esto quién lo financia?
La siguiente mesa de conversación estuvo mediada por Maria José Mora, directora artística del festival Dansa València. Aquí, probablemente, el temazo que más nos inquieta, por lo menos a las que estamos empezando: ‘¿Esto quién lo financia? Nuevas alianzas‘.
En la ponencia participa Helena Del Barrio, jefa de la Subdirección General de Promoción de Industrias Culturales (Ministerio de Cultura y Deporte), Juan Antonio Vigar, director del Festival de Málaga, y Manuel Borrás, director literario de la Editorial Pre-Textos.
Les adelanto que la pregunta central de la mesa no quedó resuelta. Se habló de la responsabilidad de las políticas públicas hacia la cultura, pero se insistió, sobre todo, en que la financiación de un proyecto no puede sostenerse exclusivamente por subvenciones públicas. Hemos de apoyarnos en los financiadores privados, en fundaciones y empresas.
Vigar señala que está cansado de proyectos manidos, que detecta falta de coherencia y de solidez en la mayoría de las propuestas que le entregan. Borrás denuncia que muchos directivos no tienen la sensibilidad necesaria para valorar el beneficio de invertir en cultura. Ambos coinciden en que la clave para vender nuestro producto está en saber seducir. Debemos tener identificado el carácter singular del proyecto y potenciarlo.
En resumidas cuentas, como en la ponencia anterior, la solución parece radicar en un buen trabajo de base, con un análisis de campo y de reflexión acerca de los objetivos estratégicos. Como sesión de coaching profesional están muy bien las intervenciones de Vigar y de Borrás, pero las allí presentes nos seguimos preguntando: ¿y qué más?
Cuando confías plenamente en tu trabajo y sabes defenderlo, ¿a dónde vas? Una persona del público solicita algo más de concreción, pero no le es devuelta. Helena Del Barrio, a la sombra de los dos anteriores ponentes que ocupan casi toda la mesa, apunta que “en España hay talento artístico, pero faltan habilidades empresariales, jurídicas y de marketing”.
¿Qué aporta la cultura a nuestros retos de sostenibilidad?
Cerramos las jornadas con una ponencia sobre sostenibilidad. Presenta Federico Buyolo García, director de innovación cultural de la Fundación Ortega-Marañón. Exponen sus proyectos Clara Boj, artista e investigadora en Reset Mar Menor, Débora Marqués, regidora de Sostenibilidad y Promoción Cultural del Ayuntamiento de Sant Lluís, y José Luis Ceballos, artista fallero.
Clara Boj es la ponente más crítica con el encuentro. “Estamos muy acostumbrados a tematizar las reivindicaciones, pero resulta más difícil convertirlas en preguntas que cuestionen y transformen la propia estructura de la cultura. Hace falta más de una hora para profundizar en esta cuestión”.
En algún momento, al inicio de las jornadas, alguien se refería a la necesidad de darnos pausas, de parar; mientras que, aquí, apenas da tiempo a mojarnos un poco los labios y ya estamos pasando a otra cosa.
En Reset Mar Menor, investigadores artísticos y científicos unen fuerzas para trazar planes de sostenibilidad que protejan el Mar Menor. Es un ejemplo del carácter interdisciplinar de la cultura. El arte es más que una representación, mucho más que el espectáculo y que el entretenimiento. Es una herramienta de transformación y lo vemos en proyectos como este.
José Luis Ceballos afirma que existen alternativas materiales para unas fallas menos contaminantes, pero el problema está en su accesibilidad. El oficio fallero no tiene la capacidad suficiente para sostener una industria que provea estos materiales. Dice Ceballos que necesitan del apoyo institucional para hacer realidad la transición ecológica.
Por último, Débora Marqués habla de las políticas llevadas a cabo desde su Ayuntamiento para activar el teatro de Sant Lluís desde la responsabilidad ecológica. Lanzaron un protocolo sostenible de la sala al que se adhieren todos los artistas que realizan allí sus residencias y también consiguieron el compromiso del Govern balear a seguir los items de sostenibilidad. “Sostenibilidad es poner consciencia en los procesos, es creer en esta misión”, declara Marqués. Se trata, sin duda, de un proyecto ejemplar que debería implantarse en todas las salas de gestión pública del Estado.
¿Cómo hacer sostenible la cultura?
Sin embargo, cuando en el título de la mesa se menciona “cultura sostenible”, yo imaginaba un tratamiento expandido del concepto, más allá de la cuestión ecológica o medioambiental. Cuando hablamos de cultura sostenible debemos preguntarnos: ¿cómo hacer sostenible la cultura?, es decir, ¿cómo potenciar la continuidad de los proyectos, su perdurabilidad?
La cultura sostenible es aquella que no se rinde a la obsolescencia, la que resiste a los ritmos de sobreproducción. Pero esto no depende de la cultura en sí misma, como si fuese su voluntad ser arrollada por este torrente. Necesitamos una estructura que posibilite las condiciones necesarias para hacer sostenible la cultura. Necesitamos políticas públicas a favor de los tiempos largos y los procesos lentos. Esto que comento, aunque les lanzo el relevo a los ponentes, tampoco se trata en la mesa. Subrayo, igualmente, otra de las declaraciones de Boj, donde dice que la sostenibilidad “es una posición política que ha de atravesar las prácticas”.
No me extiendo más, pero si pudiéramos hacer un esbozo rápido del panorama cultural, diríamos que: hay voluntad política en los discursos, pero falta llevarlo a la acción; no es que no tengamos buenos relatos, sino que cuesta hacerse notar entre tanto texto; honestidad y análisis son la base de los buenos proyectos; las políticas públicas deben pensarse desde el prisma de la sostenibilidad, entendida desde todas sus acepciones.
Periscopio buscaba poner el foco en esas zonas menos visibles de la cultura. Tal vez no haya sido la gran revelación del año y tengamos la sensación de que algunos aspectos siguen en sombra, pero habrá que darle tiempo.
Por mi parte –la parte de una joven idealista con las ganas en ebullición–, este encuentro ha servido para sentirme parte del sector. He podido ver esa red, ese tejido. Y, de alguna manera, sé que esos proyectos culturales que aparecen en sueños, pueden materializarse. Pero no sin trabajo.
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