La Mutant. POPS MARITIMS
Las Naves
Calle Juan Verdeguer
Valencia
Cuando ya ocupa los espacios de La Mutant el Festival Tenderete, todavía suenan los ecos de los pasados días 18 y 19 de mayo, en los que se llevó a cabo el festival de música Pops Marítims. Durante los días mencionados se desarrollaron varios conciertos de formaciones musicales muy variadas con unas propuestas que distan bastante del panorama comercial al que la cultura de masas nos tiene acostumbrados.
El festival se pudo entender como una especie de lugar de encuentro tanto para los artistas participantes y sus propuestas, como para los espectadores que van a la búsqueda alternativa de la música que suelen escuchar, la respaldada por grandes sellos discográficos, la que se escucha por todos lados y se cuela en nuestras vidas aunque no estemos demasiado interesados en ella. Lo que llegamos a encontrar en La Mutant, fueron oyentes habituales de música que dista de esta realidad sonora que, en cierta manera, la sociedad en la que nos encontramos nos impone. El público que encontramos en La Mutant, tenía la intención de escuchar, indagar en otros tipos de música, de poder conocer las propuestas emergentes del panorama musical local y, en algún caso, internacional.
Se pudo ver la presencia tanto de artistas con una trayectoria ya consagrada como otros prácticamente nuevos. La mayoría, como hemos comentado, de ámbito nacional. Pudimos observar una gran presencia de grupos y artistas procedentes de la Comunitat Valenciana, así como de Catalunya. A su vez, en cuanto al resto de España se refiere, hubo bandas de Sevilla, Zaragoza, o País Vasco. Como apartado internacional, pudimos ver a Dorian Wood, de ascendencia portorriqueña y establecido en Los Ángeles.
El espacio, La Mutant, resulta acogedor. Presenta un escenario interior con un buen espacio central, al igual que un piso superior a modo de palco. También cuenta con un patio exterior en el que se representaron algunos de los conciertos.
La resolución del espacio en sí, la calidad, tanto de artistas como la buena organización del festival, contribuyó al contento del público, que generó un ambiente fascinante, en el cual la diferencia de música, respecto a lo que algunos de los asistentes -seguro- solían escuchar contribuye a consolidar un espacio que ha iniciado un cambio de rumbo interesante. Algo que en cierta manera dibuja en la memoria las quedadas de intelectuales típicas del mítico Cabaret Voltaire en Zúrich.
No es solo un festival que huya de la música convencional hacia lo alternativo. No es esto lo que nos encontramos en La Mutant. Más bien pudimos ver aquello que muchos clasifican de underground. Grupos como Júlia trabajan en el marco de la psicodelia. La música que realizan las chicas de Alcoi, no presenta mucha lírica, pero no les es necesario. Son los sonidos adulterados de los instrumentos, propios de un grupo de rock convencional, pero obviando la batería, los que nos transportan a una especie de mundo idílico en el que flotamos sobre las nubes. De una manera similar crea música El Petit de Cal Eril. Al grupo catalán se le nota mucho que ya llevan recorrido un buen trayecto artístico, puesto que su concierto fue de lo más animado del festival.
Aun así, vimos música a la que, por lo general, estamos más acostumbrados si nos referimos a cantautores. Anari y Jordi Lanuza, que debuta en solitario, mostraron unas actuaciones muy íntimas y sentimentales. Además, Anari se encontraba con la falta de su guitarrista, por lo que uno de los integrantes del grupo tuvo que hacer doble tarea. Por si fuera poco, durante una de sus canciones, el equipo de sonido dejó de funcionar. Anari, eso sí, continuó cantando, lo que transformó lo que podría ser considerado una pifia, en un directo improvisado entrañable.
Sin duda los que más nos asombraron fueron Pony Bravo y Dorian Wood. Pony Bravo nos pareció algo magnífico, una sorpresa. Y es que pocas veces se mezcla de manera tan buena el humor negro junto con reflexiones populares a la vez que filosóficas. Muestran el mundo tal cual es, sin pelos en la lengua, con una mordaz crítica social. Y todo esto en un directo que no puede dejar indiferente a nadie.
Por otro lado, Dorian Wood, bajo nuestro criterio, es un artista de los pies a la cabeza. No solo es buen compositor, cantante y pianista, sino que puede llegar a ser un performer. Cualquier lector que conozca al artista podría pensar que basamos esta afirmación en lo que Dorian deja ver en sus vídeos musicales, pero no. En sus directos, a parte de su gran talento como músico, sus propias actuaciones son performances. La forma en la que viste, las cosas que hace en el escenario, la defensa de la libertad sexual y de género hacen que sea más que un simple artista.
Así pues, el trabajo realizado por la organización de La Mutant para acoger el festival sale con muy buena nota, y lo mismo podríamos afirmar de todas y cada una de las actuaciones, que en los casos menos reconocidos, han permitido abrir camino y mostrarse al público, y a los que llevaban más tiempo y por lo tanto, son reconocidos, a dar una oportunidad a congregar a sus seguidores. Por no hablar del reconocimiento que merece que exista música diferente, independiente, a la que las grandes discográficas nos ofrecen. Un evento y un escenario, en el que, tras tocar, los músicos y artistas, normalmente, bajan al patio exterior, donde el público ha compartido y conversado con ellos plácidamente.
Baltasar Camps Estellés.
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