Priscilla, reina del desierto
La Rambleta
Bulevar sur, esquina C / Pío IX. Valencia
Del 1 al 12 de noviembre y del 23 de noviembre al 3 de diciembre de 2017
Cuando un musical llega a España, vía Madrid, y después recala en otras ciudades, a modo de pequeño tour, uno puede pensar que el espectáculo que se verá y disfrutará en las provincias no será de la misma envergadura. Que nos quedaremos con un remedo pobre de lo visto en otros lares. Una especie de sucedáneo de lo bueno.
Esa sensación me ha acompañado hasta meterme en ‘Priscilla. Reina del desierto’, quedarme con la boca abierta porque traían, con todo el riesgo que ello implica, el mismo espectáculo que en Broadway. Priscilla llegaba a València con más de 500 trajes, 200 pelucas, algunas imposibles, 150 pares de zapatos, 40 artistas y un autobús, qué digo un autobús, sino el eje central en el que se desarrolla esta road movie teatral hacia la libertad.
La Rambleta es el lugar elegido, y muy bien elegido por su versatilidad, con ese gran escenario donde todo cabe y nada se escapa a la vista. Nos dispusimos a presenciar la obra el día del estreno, con los nervios por todas partes, y donde en unos segundos comenzaría la obra basada en la fantástica película de Stephen Elliot.
Lo primero que nos impactó es el colorido y singular vestuario de todos los coristas y personajes; no olvidemos que en 1995 el filme se llevó el Oscar al Mejor Diseño de Vestuario. El musical, que narra la historia de un drag queen que sobrevive en el mundo del espectáculo recorriendo con dos compañeros el desierto australiano en busca de una nueva oportunidad, la de estar con su hijo, ha capturado las miradas de 400.000 espectadores en Madrid y 100.000 en Barcelona.
Para saber más de los entresijos de tan singular musical, nos paramos un momento para charlar con Christian Escuredo, que interpreta, de un modo muy divertido, a Adam/Felicia. Con un espectáculo de un tamaño tan gigante, cómo se prepararía uno ese casting, que sería multitudinario. “Sabía que existía el musical y, justo cuando me enteré de que se iba a montar en España, me puse como loco a prepararme, sin saber si sería elegido. Llevé la propuesta de personaje al casting y al final me seleccionaron”, apunta con cierto regocijo.
Priscilla es uno de los musicales más interesantes y que mejor ha sabido trasladar el show americano al español, ya que a veces, como apuntaba al principio, nos encontramos con espectáculos un poco más pobres que la versión original, aunque eso cada vez suceda menos. De hecho existen los Premios Broadway World Spain, para dignificar estas, cada vez más populares, producciones teatrales.
Christian Escuredo ganó en 2015 el de mejor actor principal, y no nos extraña en absoluto. “Ha sido un orgullo y un regalo para mi carrera, que la profesión y el público valorasen y reconociesen mi trabajo con tanto cariño. Aún así, creo que el mejor premio en esta profesión es poder disfrutar de nuestro trabajo, con buen humor y mejor salud”, sentencia.
El listado de canciones es increíble, dan ganas, aunque yo me resistí, a ponerte de pie y bailar al son de todas ellas: ‘I say a little prayer’, tema de éxito gracias a las cuerdas vocales de Aretha Franklin; ‘Girls just want to have fun’, de la estadounidense Cyndi Lauper; Madonna (el icono drag de la época del filme) con ‘Like a prayer’, del cuarto trabajo de la ambición rubia, o incluso ‘Always on my mind’ de Elvis.
Ahora, ese listado de canciones para bailar recala en València. ¿Cómo percibe la diferencia de público desde el escenario, de haberla? «Por supuesto que la hay, Priscilla es un espectáculo para todos y para todas. Y me parece fantástico cuando veo a familias con sus hijos, o con sus abuelas y abuelos, divirtiéndose, y seguramente con un debate donde todos puedan reflexionar. A parte de la fiesta, hay un canto a la tolerancia muy presente en esta historia que contamos», afirma sonriente Escuredo.
El triunfo de esa noche en la ciudad fue absoluto, de los que hacen época. ¿A qué será debido que su éxito se propague como el fuego en un bosque seco? “Es por un repertorio re(conocido) por todos los espectadores, un vestuario impresionante, un show espectacular, donde no solo abunda en el teatro-fiesta, sino una historia divertida, contada desde la verdad», subraya el actor.
«Todo esto provoca que el espectador se conecte con nosotros y salga del teatro con una buena dosis de energía y optimismo. Creo que es una buena oportunidad para ver uno de los espectáculos más divertidos de la historia del teatro musical, más de cuatro millones de personas lo han visto en más de 15 países”, agrega Escuredo. Mientras enfilamos el bulevar, con los ecos musicales de fondo en nuestras cabezas, no paro de pensar en ponerme al llegar a casa una buena dosis de música disco.
Javier Caro
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