#MAKMAEscena
‘Pródigo’
Compañía La Negra Produce
Dirección y dramaturgia: Eva Mir
Intérpretes: Laura Romero, Aurora García Agud, Sonia Almarcha, Íñigo Rodríguez-Claro, Pablo Justo y Marcos Nadie
Teatre Rialto
Plaza del Ayuntamiento 17, Valencia
Eva Mir, dramaturga, guionista y directora de obras tales como ‘Héroes en diciembre’, se ha hecho ahora cargo de ‘Pródigo’, una nueva producción de La Negra Produce, que, interpretada por Laura Romero, Aurora García Agud, Sonia Almarcha, Íñigo Rodríguez-Claro, Pablo Justo y Marcos Nadie, revisita en el Teatre Rialto en clave contemporánea la parábola bíblica del hijo pródigo.
En este caso, es la muerte de una madre lo que provoca que la familia, que es al mismo tiempo una empresa cárnica relevante en el panorama nacional, termine de romperse y que el protagonista, Pablo, se vea sumido en una espiral de pasión, drogas, ludopatía y pobreza para evadir el dolor al no recibir apoyo emocional de su padre.
Con ‘Pródigo’, Eva Mir plantea una serie de cuestiones, como en qué consiste formar parte de una familia y qué papel juega cada miembro en ella, cómo se debe reaccionar tras la pérdida de un ser querido, cuál es el destino de los que se quedan cuando las situaciones se ponen difíciles o qué ocurre si no se tiene un hogar al que volver cuando no hay calma después de la tormenta, porque el sufrimiento es un sentimiento continuado en el tiempo.
El resultado, ya lo advierte la autora, es un viaje –realizado por Pablo– que “no es la historia épica de la huida de un hijo; aquí el hijo es toda una generación llevada al nihilismo donde el derroche y la inmediatez son la respuesta a un no-future”.

Una de las diferencias más notables respecto a la fuente original es el tratamiento que se le da a la figura del padre piadoso y compasivo. En ‘Pródigo’, se produce todo lo contrario a lo narrado en el evangelio de San Lucas, pues es una persona agresiva, explotadora e incapaz de establecer una conexión emocional con sus hijos, a los que concibe como parte de una empresa.
Otro aspecto notable es que se le da más profundidad a la hermana mayor que, a pesar de quedarse al lado de su padre sin recibir nada a cambio, siente que siempre ha estado ausente en la familia, porque desde la muerte de su madre nadie se ha preocupado por ella.
Por otro lado, al tratarse de la recuperación de una parábola, las referencias a otros pasajes bíblicos tienen una gran presencia en la escenografía a través de la proyección en una pantalla.
A ello se le suman una cortina roja y unas sillas de plástico y varias barras de luz que se usan como una herramienta para ofrecer misterio, para “que las personas dejen de verse grises” y como una alusión al resplandor que hay al final de un túnel que ven los fallecidos en los instantes más próximos a su muerte.

Asimismo, destaca la música, especialmente la que es interpretada en directo por Marcos Nadie, que ayuda a enfatizar el carácter pesimista del destino de los personajes; la danza como un reflejo corporal de las emociones, y las frecuentes interacciones con el público, que suelen tener un tono distendido para contrarrestar el dramatismo.
Como consecuencia, no solo se usa el escenario del teatro como espacio escénico, sino que el patio de butacas y las diferentes entradas y salidas de la sala forman parte de la obra.
Todo ello sirve para lanzar, entre otras cosas, una crítica a la gentrificación, al cierre de comercios locales por grandes empresas que no cuidan el trato hacia a sus trabajadores ni a hacia sus consumidores, y a la sociedad de consumo que provoca la pérdida de humanidad independientemente de la clase social.
Se podría decir que la dramaturga Eva Mir, a través de ‘Pródigo’, le da voz a toda una generación ahogada en la incertidumbre y en el derroche, pero que anhela ser escuchada.
Natalia Roldán