#MAKMALibros
De ‘Alias Grace’, de Margaret Atwood, a ‘Worm Gnosis’, de Boris Ramírez Barba
Cultos y bronceados (II)
Verano de 2024
Las reacciones lúdicas deberían ser propias de este periodo en el que, supuestamente, deberíamos descansar, no producir, pero no se nos está permitido. La procrastinación es un fenómeno que parece haberse puesto de moda, aunque podría ser debido a la saturación actual y a esa necesidad de ser productores sin escapatoria. Cada vez leo más sobre la importancia de aburrirse: esa relajación del cerebro por falta de estímulos exteriores puede beneficiar ciertas conexiones neuronales… Recuerdo que, en la infancia, el verano era para aburrirse.
En esas tardes de verano sin nada que hacer, jugábamos a imaginar, pero ahora fantaseamos con desidia, al mismo tiempo que nos ahogamos en esa necesidad de no perdernos en el tiempo… Creo que una manera de llegar a un punto medio es encontrar la actividad que te permita la desconexión y el breve razonamiento al mismo tiempo. Quizá por ello, las actividades lúdicas están cada vez más en alza.
Durante el período pandémico, los juegos de mesa, los cuales ofrecen una oferta para todo tipo de gustos, tuvieron un auge contundente, probablemente, por varias razones: el aumento del tiempo libre, la necesidad de desconectar de la pantalla o su derivada creación de ciertas rutinas y tradiciones en el entorno familiar o a la hora de compartir el tiempo con amigos. Así, el tiempo juntos se torna de calidad gracias a los componentes analógicos, una manera de conectar nuevamente, de mirarse, hablar, competir, negociar. Sentarnos alrededor de la mesa y tratar de poner en orden una realidad que muchas veces es caótica.
Uno de los grandes éxitos de ventas en este ambiente lúdico es, sin duda, ‘Catan’, un juego que nos sitúa en un isla con recursos limitados que apela a nuestro sentido más primitivo: hay que cosechar, recolectar, explorar y comerciar con tus compañeros. Personalmente, prefiero los juegos que te cuentan una historia, los llamados narrativos, que te llevan, por ejemplo, al apocalipsis más improbable.
Así ocurre con ‘Tras la caída’ (uno de mis favoritos), donde tomas el papel de unos pequeños roedores enfrentándose al mundo devastado. U otros que desarrollan mundos literarios, como el de Lovecraft o Tolkien, para crear historias nuevas basadas en las decisiones que vayamos tomando o los eventos que vayan ocurriendo.
Como explica Jorge Carrión en un artículo de opinión para The New York Times, publicado en 2020: “En un ecosistema condicionado por el crecimiento de la producción serial y de los objetos culturales vagamente identificados de naturaleza digital, los mejores juegos –que son de autor, a veces obra de artistas de primer nivel– están entrando en el Olimpo de las experiencias narrativas”. Un nuevo producto cultural que lleva tiempo abriéndose hueco entre los hábitos de consumo cultural más estándares.
Como no siempre podemos estar acompañados, leer en lugares como la terraza, la playa o la piscina resulta ser una de mis ocupaciones favoritas del período estival. La lectura nos transporta y nos hace cambiar la perspectiva en nuestra rutina diaria.
En este período para recopilar lecturas atrasadas; he podido acabar ‘Alias Grace’, de Margaret Atwood, la historia de una supuesta asesina donde se van relatando sus singulares vivencias como sirvienta en el Alto Canadá del siglo XIX. Una novela publicada en 1996 que posee las características del estilo Atwood: la perspectiva feminista, la traslación en ficción de hechos reales y la narrativa en primera persona. Con este estilo tan particular de ficción histórica, ha conseguido una larga trayectoria como escritora, poeta, crítica e incluso activista política, así como varios premios literarios internacionales.
Descubrir cómics es también una de las aficiones culturales para las que reservo el verano. Una de mis últimas lecturas, con una de esas historias que nos hace viajar a recuerdos insospechados a través de las protagonistas fantasmagóricas sin rostro, es la trilogía de ‘Las tres noches’, de Borja González, que le ha hecho ganar el Premio Nacional de Cómic 2023 por ‘Grito Nocturno’, una de las partes de estos tres cómics publicados con Reservoir Books.
La ambientación envolvente, su característico estilo, las referencias musicales y literarias, las jóvenes protagonistas y la continua narrativa de cuento, han hecho que el autor se consolide dentro del complicado panorama del cómic español. La historia se desarrolla a través del personaje de Teresa, que no sabemos si es la misma persona en las tres historias o no, pero con el que consigue un hilo conductor con el que nos sentimos identificados.
Además del cómic clásico, existen una gran cantidad de formatos nuevos que están surgiendo y, precisamente, uno de ellos aúna el formato cómic con el juego para una experiencia que conforma lectura y esparcimiento en un solo libro. Ocurre así con la saga ‘Worm Gnosis’, de Boris Ramírez Barba, publicada bajo el sello malagueño Maldragón.
En estos cómics, tú eres el protagonista, al más puro estilo ochentero y que nos recuerda a aquellos libros en los que nuestras decisiones marcaban los distintos finales de la historia. A través de diferentes ambientes, ‘Worm Gnosis’ (tanto la primera parte, como la segunda, titulada ‘Alas de Metal’) nos adentra en historias adultas sobre diversos misterios con un aire muy lovecraftiano.
Destaca el estilo personal del autor, tanto en el dibujo como en el complicado guion, mediante el que consigue captar al lector para una auténtica experiencia de lectura-juego con la que deleitarse en estas calurosas tardes. La joven editorial Maldragón apuesta por el talento nacional y por las historias con arraigo como línea estratégica principal, consiguiendo dar luz a libros para todos los gustos con los que se está haciendo un hueco entre los que ya formamos parte de sus fieles lectores.
Como puede intuirse, podría hacer muchas más recomendaciones lúdicas para este período estival, caluroso y largo (aunque, seguramente, no suficiente para los hiperproductivos) que nos espera. Solo hace falta tener ganas de explorar, de no dejarse llevar por prejuicios y deleitarse en la tranquilidad de aquellos lugares que busquemos para refrescar nuestro cuerpo y ejercitar nuestra mente.
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