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‘Construction Time Again’
Arol, Diego Canogar, Ramón Cerezo, Paco Díaz, Pilar García Merino, Pablo Isidoro, Tamara Jacquin, Wenceslao Robles, Daniel D. Schweitzer y Vivianyan
Est_Art | Espacio de Arte la Granja4
La Granja 4 – Pol. Industrial, Alcobendas
Hasta el 8 de enero de 2022
El espacio de arte Est_Art acoge la exposición ‘Construction Time Again’, una muestra que, a través de la obra de diez artistas, reflexiona sobre la construcción de mundos internos, la transformación del espacio y la reinvención del paisaje. “Vamos a volver a construir y reconstruirnos como artistas, personas, espacios de arte y públicos”, nos cuenta Maite Sánchez, comisaria y codirectora de Est_Art.
Y es que la muestra supone un homenaje al arte mismo, tras este duro período en el que ha estado a nuestro servicio: “Todo el mundo ha usado el arte en los momentos peores y vamos a intentar devolverle lo que se merece”. El concepto de reconstrucción se convierte, así, en el leitmotiv de esta exposición, explorado a partir de una serie de obras en las que confluyen diferentes lenguajes, entre los que encontramos escultura, fotografía, pintura, videoarte o arquitectura.
Así lo vemos en la obra de Diego Canogar, unas esculturas de carácter arquitectónico en las que, a partir de materiales industriales, expresa la adaptación a nuevas realidades en estos momentos extraños, mesas que simulan edificios derrumbándose, en alusión a esa vida del último siglo que no acaba de encajar en el presente; o en las obras de Wenceslao Robles, quien, a través de sus bocetos en los que podemos reconocer figuras Lego, nos muestra construcciones que representan cómo esa invasión del medio protagonizada por los seres humanos en un afán de supervivencia puede convertirse en una coexistencia con el mismo.
La obra de estos artistas, que representan el aspecto más palpable de esta reconstrucción en su sentido más visual y primigenio, converge en las geometrías de Daniel D. Schweitzer, que aporta dos piezas que contrastan por su naturaleza: ‘Sólidos’ es una pieza visual, inalcanzable para el espectador, más allá que por su mirada; sin embargo, ‘Dispersión geométrica IV’, es una obra que permite al espectador abandonar esta faceta inamovible y convertirse en artista, interactuando con ella y construyendo, a partir de pirámides magnéticas, las estructuras que desee, estableciendo, así, una relación entre espacio, cuerpo y objeto.
Por otra parte, encontramos la obra de Ramón Cerezo, que nos muestra una construcción deconstruida: “Caminante, no hay camino, / se hace camino al andar”, versaba Antonio Machado. Y es esto lo que expresa Cerezo en su obra: un camino de baldosas azules formadas a partir de pequeños cubos abocados desde una hormigonera en movimiento, una reinterpretación de aquellos caminos romanos que unen pasado y presente y que nos llevan a casa a través de ese potente y llamativo color.
Una obra que contrasta con la de Pablo Isidoro, que parte de la desintegración de piezas anteriores para construir nuevas, reaprovechando elementos que encuentra en su taller. La materialidad de estas obras, en las que está muy presente la fuerza del agua, se contrapone al concepto de una fila de personas, que aparece en todas ellas: “Cualquier cosa en nuestra sociedad se podría reducir a una fila de personas, todos, de alguna manera, pertenecemos a una fila”, nos explica el artista. De este modo, logra crear un diálogo entre orden y desorden, acción e inacción, construcción y destrucción.
Esto nos lleva a las obras de Paco Díaz, que nos ofrece parte de dos de sus series: ‘Migraciones’ y ‘Abducidos’. En la primera presenta una combinación de fotografías de ciudades con construcciones simuladas sobre ellas, casas que migran de una ciudad a otra y en las que juega con el binomio realidad-ficción y con la interpretación por parte del público: ¿son proyecciones de los edificios retratados? Por otra parte, en su segunda serie, superpone imágenes de dos ciudades distintas, intervenidas, creando una serie de abstracciones.
El aspecto onírico de las fotografías también está presente en la serie ‘Desequilibrios’ de Pilar García Merino, que nos muestra la construcción de unos paisajes ficticios que evocan un viaje utópico. Son unas fotografías retroiluminadas que suponen una reflexión sobre el ser humano, la existencia, el ciclo vital y los momentos de introspección, creando, así, una atmósfera de ensoñación que atrapará la mirada del espectador y dará rienda suelta a su imaginación.
Y estas ensoñaciones también están presentes en ‘Soñando en el bosque’, obra de Tamara Jacquin, que nos muestra recuerdos impregnados en seda. Asimismo, en ‘Siluetas’, Jacquin busca representar esas arquitecturas que a lo largo de la historia y en diferentes culturas han servido de refugio, construyendo, así, un paisaje salvaje.
Y estos aspectos oníricos nos dan paso a la obra de Arol, una serie de óleos enmarcados en el surrealismo pop, impulsados desde lo más profundo de su inconsciente. En un proceso artístico que roza el automatismo, Arol crea una mitología personal que no busca necesariamente ser racionalizada, sino que tiene una intención catártica.
Finalmente, encontramos la obra de Vivianyan, un conjunto de pintura, fotografía y escultura flotante a partir de resina con la que reflexiona sobre cuerpos, individuos y migraciones, una potente serie de obras con un fuerte trasfondo de denuncia política. Captura la esencia del momento, desdibuja y fragmenta la realidad: “Para mí es más importante muchas veces lo que no está en la pieza que lo que sí que está”. La realidad no se percibe como una línea continua y eso queda representado en sus piezas.