#MAKMAEscena
Teatre l’Abast y Zero en Conducta
Autores Lucía Aibar, Victoria Mínguez, José Puchades (Putxa) y Ramón Rodenas
Dirección José Puchades (Putxa) y Julieta Gascón
Intérpretes Ramón Rodenas
Escenografía Vicente Andreu
Sala Russafa
Carrer Dénia, 55, Valencia
Del 20 de marzo al 23 de marzo
Tras seis años de gira y casi 200 funciones en diferentes localidades de España, llega a Valencia ‘Rob’, una producción de Teatre l’Abast en colaboración con la formación catalana Zero en Conducta estrenada el pasado 20 de marzo en la Sala Russafa y que se podrá ver hasta el próximo 23 de marzo.
Interpretada únicamente por Ramón Rodenas, la historia gira alrededor de Rob un náufrago que se halla varado en una isla con la única compañía de una calavera que perteneció al que un día fue el capitán del barco que quedó destruido. De esta forma, a través de la imaginación hace frente a una soledad y a una tristeza que parece no tener fin, pues, a pesar de que desea regresar a su hogar con todas sus fuerzas, parece que está solo en el mundo.
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Sin duda, uno de los aspectos que más destacan de esta pieza teatral es la escenografía llevada a cabo por Vicente Andreu, que traslada a los espectadores a la isla desierta en la que se encuentra el protagonista y los hace partícipes de cómo es su vida día a día en un barco que hace la función de casa. A ello se le suma una música envolvente que acompaña a la perfección cada momento de la historia y una iluminación que, mediante sus claros contrastes, son un reflejo vívido de las emociones que siente el personaje.
Siguiendo con este aspecto, la forma en la que se da a conocer el motivo por el que Rob se encuentra en su estado es mediante un emotivo teatro de sombras acompañado de una música triste y melancólica y proyectado en lo que queda de la tela del mástil del barco que, a su vez, también funciona como una cortina de ducha.
Por otro lado, en la puesta en escena la presencia de la radio resulta ser de vital importancia porque, inicialmente, es la única manera en la que Rob y el público tienen noticias del exterior. Sin embargo, en los últimos minutos de la función, cuando Rob deja atrás la isla, y por consiguiente a los espectadores, la radio sintoniza con diferentes cadenas en las que se explica las diferentes circunstancias con las que se ha topado el protagonista.
Asimismo, a pesar de que en la presentación de obra que realiza la Sala Russafa se indica “Estimado público, gracias por venir a acompañar a Rob en su soledad. Pero no le griten, no le llamen, no les podrá escuchar, sí existe un diálogo no verbal con el público en un instante determinado en el que nuestro náufrago va a pescar y se sumerge en el mar, convirtiendo al público en parte de la fauna marina con la interactúa.
Sin embargo, lo que sujeta realmente a ‘Rob’ es la capacidad interpretativa de Ramón Rodenas, que mediante su corporalidad y su expresividad consigue dar vida a un personaje que prácticamente no pronuncia palabra alguna en los setenta y cinco minutos de duración de la pieza teatral. Concretamente, despunta el modo en el que logra que la calavera que él mismo maneja para hacerse compañía parezca, paradójicamente, un ser vivo capaz de mostrar sus emociones y de pensar.
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Esta aptitud magistral se exhibe en los diferentes números musicales como en el que realiza una danza de claqué a partir de una canción que suena en la radio o en el que aúna el baile y la manipulación de la calavera, a la que viste con un vestido. Como consecuencia, se crea una ilusión en la que el público parece que está viendo un vals mientras que la realidad es completamente diferente, ya que el intérprete mediante el movimiento escénico lleva a cabo una performance individual en la que se desdobla en dos personajes al mismo tiempo.
Asimismo, bajo una apariencia liviana y divertida, la obra tiene un cierto trasfondo social que hace reflexionar a los espectadores acerca de las personas que verdaderamente se pierden para siempre en una isla y de quienes huyen de sus lugares de origen buscando una vida mejor y terminan encontrándose completamente solos. Aún así, el espectáculo busca ensalzar el espíritu de superación y la felicidad usando la comedia como elemento transversal, a pesar de ciertos momentos dramáticos.
En definitiva, ‘Rob’ es una pieza que, gracias al uso de la escenografía, la iluminación, la música y el talento de Ramón Rodenas, consigue transformar la Sala Russafa en una isla desierta y que los espectadores se queden anclados en ella.
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