‘Tal como éramos’, de Sydney Pollack
Con Robert Redford y Barbra Streisand
118′, Estados Unidos | Columbia Pictures, Rastar, 1973
En Filmin
Lo que me hizo abrir Filmin y reproducir ‘Tal como éramos’ fue un simple recuerdo: el de mi primera película romántica cuyo final no parecía sacado de un cuento de hadas.
La historia se centra en Hubbell Gardiner (Robert Redford) y Katie Morowsy (Barbra Streisand), dos estudiantes universitarios con caracteres muy diferentes. Mientras que Hubbell es un deportista nato y amante de la buena vida, Katie está volcada en el activismo político. Por simplificar, diré que se enamoran, se casan y, después de mucho pelear, terminan separándose.
Para quienes hemos crecido viendo las comedias románticas de Meg Ryan o Sandra Bullock, en donde «chico-conoce-a-chica» y terminan juntos sí o sí, encontrarnos con una película que representa una realidad que, normalmente, se maquilla bajo kilos de romanticismo fantástico, es importante.
Nos gustan los finales felices, que sus protagonistas lo sean, porque nos vemos reflejados en ellos, porque si a ellos les ocurre, ¿por qué no a nosotros? La respuesta no admite lógicas ni razones, ya la conocemos; nos da igual, exigimos nuestro final feliz porque nosotros también queremos serlo.
Finalizar una relación a pesar del amor que se profesan dos personas, o precisamente por ello, es algo que yo no veía muy a menudo. Me empapaba de todas esas historias de amor que parecían indicarnos que estas solo pueden terminar bien o mal, sin términos medios y con mucha dosis de idealismo. Y yo me preguntaba: ¿no hay más opciones? Con el paso del tiempo, el cine nos ha ido regalando una cara más real de la ficción, pero seguimos aferrándonos a ese final perfecto. ¿Será porque, en el fondo, sabemos que en la vida real no es posible?
Hay un momento de la película que a mí, particularmente, me hizo reflexionar: se trata del instante en que la historia, la suya, ya está rota y la derrota comienza a aceptarse, cuando Hubble le comenta a Katie que siempre tuvieron problemas, y ella simplemente contesta con un “pero fue maravilloso, ¿verdad?”. Extrapolemos esto a todo lo que nos rodea, a nuestras relaciones de pareja y de amistad, incluso a nuestra propia familia. Si, cuando el final se acerque, podemos afirmar con rotundidad que todo lo que hemos vivido fue maravilloso, a pesar de los problemas, podremos respirar tranquilos porque, a pesar del dolor, sabremos que mereció la pena.
¿Por qué verla? El filme nos muestra al conformista versus la inconformista, al que se ciñe a los cánones establecidos y a la que no encaja en ninguno. Lo normal frente a lo diferente. Todo en un matrimonio; un matrimonio que lucha por sobrevivir a esos caracteres tan opuestos. No es una película perfecta, ni mucho menos, pero se ha convertido en un clásico y, sinceramente, ver a Robert Redford y Barbra Streisand juntos es un placer.
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