Emmylou Harris & Rodney Crowell
The Traveling Kind
2015
Sello: Nonesuch Records
Rodney Crowell es uno de esos artistas que infunden mucho respeto, de los que sin hacer ruido mantienen un más que aceptable nivel con cada publicación discográfica. En definitiva, de esos escasos músicos que a mi gusto y juicio envejecen bien mostrándose ajenos a modas o a excesiva promoción mediática. Sin ir más lejos el pasado año publicó un excelente trabajo titulado «Tarpaper sky» que en su momento no caté suficientemente como ahora considero que merece.
Vamos al grano. Dicen que si te juntas con sabios, sabio serás, y dicen que si te juntas con lobos aprenderás a aullar. No sé yo quién es más sabio/sabia, quién es más lobo/loba, si Rodney Crowell con esa estupenda y desconocida regularidad que le caracteriza o una Emmylou Harris que es una auténtica musa del country, una jabata que nunca ha bajado el listón, sobre todo en sus duetos, desde Gram Parsons a Neil Young pasando por Roy Orbison, George Jones, John Denver, The Band…, donde en todos ha conseguido poner ese rasgo inconfundible de la mejor escuela emocional.
Si hay algo presente en “The traveling kind” es el espíritu de Willie Nelson, de Johnny Cash, de Hank Williams y precisamente sobre todo de aquellas legendarias grabaciones de Emmylou con Gram Parsons en, por ejemplo, un “Grievous angel” que con el tiempo se ha erigido como pilar del country-rock alternativo. Ese aura angelical se presenta afectiva y excitante en cortes como el tema que da título a este álbum. Y mucho más en las mayores perlas a mi gusto de este trabajo. Hablo de “No memories hanging round”, donde la pareja rescata entre sublimes arreglos de violín la vieja composición de Crowell en el 79 para Rosanne Cash y Bobby Bare, en “You can’t say we didn’t try” o “Just pleasing you» (si en estas dos baladas no se enamora el más ducho en el género ignoro en cuál se podría embelesar). Ah, y atención a otra también como “Higher mountains” donde Emmylou toca cielo, allá en lo alto.
A clásico del country-rock más movidito apunta “Bring it on home to Memphis” o “If you lived here, you’d be home”, lo mismo que a rockabilly de raza un “The weight of the world”.
Punto y aparte para las versiones de “I just wanted to see you so bad” donde la pareja rescata espléndidamente el clásico ochentero de Lucinda Williams o el “Her hair was red” de Amy Allison, la cual antecede a ese fantástico final a modo de himno folk que es “La danse de la joie”.
La relación de ellos se remonta a mediados de los setenta con The Hot Band. Ahora, dos años después de que ambos grabaran “Old yellow moon”, un disco que obtuvo un Grammy (aunque eso para mí es lo de menos), continúa la química entre dos amigos, dos incombustibles viejos lobos que sienten y hacen sentir la música con calidez y calidad.
JJ Mestre
* Publicado artículo también en Espacio Woody/Jagger