Roque Baños

#MAKMAAudiovisual
‘CCCC Claves para el cine’
‘La música, guion secreto para el cine’, con Roque Baños
Acompañado de Luis Ivars
Organiza: Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana
Dirige: Rafael Maluenda
Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC)
Museu 2-4, València
Jueves 20 de febrero de 2025

El compositor murciano Roque Baños advirtió, antes de empezar a desplegar su magisterio en el universo de las bandas sonoras para el cine, que se solía atrancar al hablar, de manera que el público no se asustara, que no estaba poseído si en más de una ocasión sus palabras se detenían en seco, antes de volver a emprender la marcha. Lo que no dijo, y el público pudo enseguida percibir, es que, por su mente, en cambio, fluyen esas mismas palabras convertidas en fulgurantes y cautivantes sonidos.

El ganador de tres premios Goya a la mejor música original por sus trabajos en ‘Salomé’, de Carlos Saura, ‘Las 13 rosas’, de Emilio Martínez-Lázaro, y ‘Los crímenes de Oxford’, de Álex de la Iglesia, fue el protagonista del nuevo encuentro de ‘CCCC Claves para el cine’ que dirige Rafael Maluenda en el Centre del Carme Cultura Contemporània, esta vez acompañado del también compositor Luis Ivars, encargado de ir pautando el ritmo de una conversación salpicada de instantes al piano, con los que Baños subrayaba algunas de sus magistrales explicaciones.

“La imagen y la historia suben de nivel con la música de Roque”, empezó diciendo Ivars, al tiempo que agregaba: “Es un orquestador impecable para que todo suene con limpieza y equilibrio, con el nivel de energía que necesita en cada momento la película”. Y es a base de energía musical como Roque Baños va transformando los silencios debidos a esos momentos en que sus palabras tropiezan, en elocuentes explicaciones acerca de la importancia de la banda sonora en los relatos fílmicos.

“La música es el elemento intangible del cine, el gran aliado para que llegue al inconsciente del público percibiendo la emoción multiplicándola por cien. Es el guion invisible emocional del cine”, avanzó Ivars, para ir dejando ya todo el protagonismo a quien pronto aseguró que desde el comienzo mismo de una película se advierte el tono de lo que vamos a ver: “Los títulos de crédito ya nos abren una puerta acerca de lo que va a ir la película: si es comedia, si es terror o si es drama”.

Roque Baños, en un momento del encuentro ‘CCCC Claves para el cine’, en el Centre del Carme de València. Foto: Juan R Peiró.

“La música trata de las emociones y cuando hay emoción hay un mundo que se añade a la historia”, subrayó. Encargado de insuflar un gran cúmulo de emociones a las películas en las que trabaja, Baños expresa como nadie lo que no puede ser dicho únicamente con el concurso de las palabras. “Cuando falta algo en la escena, te piden que añadas un tipo de emoción que no dan los actores o la fotografía”, afirmó.

Y es así, con bandas sonoras que, como bien dijo el compositor murciano, “juegan un papel importante en la creación de contrastes”, como fue desgranando, a base de ejemplos, la música por él creada y que corre por las venas de un gran número de películas: ‘Carreteras secundarias’, ‘Torrente, el brazo tonto de la ley’, ‘Goya en Burdeos’, ‘El otro lado de la cama’, ‘Crimen ferpecto’, ‘Alatriste’, ‘Diario de una ninfómana’, ‘Celda 211’, ‘Intruders’,’Oldboy’, ‘Ocho apellidos catalanes’ o ‘Padre no hay más que uno’, por citar algunas.

“La música cuenta cosas que no se ven, es un actor más de la película”, resaltó, poniendo ahora como ejemplo ‘Frágiles’, de Jaume Balagueró, donde el pasado del personaje que interpreta Calista Flockhart juega un papel fundamental en la historia. “Es una enfermera que venía a trabajar a un hospital infantil desde otro sitio donde había sido responsable de la muerte de una persona. De hecho, hay un momento en el que alguien le dice: “Sé quién eres y sé lo que pasó”. Cuando compuse su tema musical, ya se podía escuchar que esa mujer arrastraba algo tras de sí”.

Su manera de trabajar es el siguiente: “Yo veo la película sin música e intento encontrar cuál es lo que se desprende primero de la historia. Entonces, me siento al piano y empiezo a buscar una melodía, más allá de si luego irá con orquesta, con percusión o con sintetizador. Una vez encontrado el tema central se lo enseño al director para que aporte algún matiz, aunque una vez hallado ese tema central el director ya se relaja”, apostilló con una pícara sonrisa.

Roque Baños, al piano, en un momento del encuentro del ‘CCCC Claves para el cine’, en el Centre del Carme. Foto: Juan R Peiró.

Puso un par de ejemplos más: ‘Posesión infernal’ (Evil dead), de Federico Álvarez, película, dijo, “que va más allá del terror; tuve pesadillas durante 15 días y cuando hacía la música para una escena, me daba más miedo todavía”, y ‘Torrente, el brazo tonto de la ley’, de Santiago Segura, a cuyo “mundo cutre” quiso ponerle “una música grandilocuente, del tipo de ‘Conan el bárbaro’ (John Milius), porque, después de todo, en la mente de Torrente eso era así: él se sentía un héroe. De manera que la música no solo potenciaba al personaje, sino a la historia”.

“La música, como es narrativa, cuenta cosas. Es ella la que te dice: ponte ahora triste, cuidado que viene algo. Tiene algo de actuación”, argumentó. Tanto es así, que, como se cuenta de una secuencia en ‘Jezabel’, en la que Bette Davis tenía que subir una escalera al ritmo de la música de Max Steiner, sabedora la actriz del poderío musical del gran compositor austriaco, le espetó al director William Wyler: “O subo yo o sube él, pero los dos juntos no”.

Roque Baños puso algunos otros ejemplos. Así, en ‘Resucitado’, de Kevin Reynolds, “se habla de dos mundos, el del tribuno romano y el de Jesucristo, que te cuentan cosas acerca de sus sentimientos, del misterio que hay entre ellos y de una tensión que se resuelve con los temas musicales en función de su distinta tonalidad”.

“La música te permite conectar dos momentos diferentes de la película: solo tienes que poner el trocito de un tema en un sitio y otro trocito en una escena distinta, de manera que el espectador conecta ambos lugares a nivel inconsciente”, agregó Baños, refiriéndose luego a ‘El hombre que mató a Don Quijote’, de Terry Gillian –“hice una banda sonora muy española”– y ‘No respires’, de Federico Álvarez, donde toda la banda sonora está realizada con sonidos a base de herramientas o instrumentos de la propia casa en la que transcurre la película.

Roque Baños, en el centro, explicando la música en una secuencia de ‘Resucitado’, junto a Luis Ivars (izda) y Rafael Maluenda, en el Centre del Carme. Foto: Juan R Peiró.

“La música de cine es inmediata”, puntualizó. “Te dice: esto es triste, esto es alegre, esto es de misterio. No puedes esperar que un tema musical escrito para el cine se dilate en el tiempo, porque ha de expresar emociones instantáneas”.

Pregunta: “Los artistas menores toman prestado, los grandes artistas roban”, decía Stravinsky. ¿A quién le ha llegado a robar su música?

– “Puede ser un homenaje o un recurso, incluso un robo genial. La música de ‘Carreteras secundarias’, de Emilio Martínez Lázaro, se dijo que estaba claramente influenciada por Bernard Hermann, al cual yo no conocía. Y entonces me dije: voy a comprobarlo. Y pensé: ¡Pues es verdad!”

Preguntado por las cada vez más escasas bandas sonoras memorables, Roque Baños contestó: “Ahora se hacen muchas más películas y las que son taquilleras a saco tienen una música de espectáculo sonoro. El cine mundial va a la estela del norteamericano, que es una industria creada para ganar dinero; el que hace grandes taquillas. Y ese cine no quiere temas memorables para sus bandas sonoras, porque piensa que así el espectador se pierde, sino que quiere circo”

Aun así, quiso poner un colofón en tono más agridulce: “Hay músicas memorables, solo que se pierden en la marabunta de películas que se producen cada año. No se pierde la capacidad de los compositores, sino que se ha perdido la oportunidad de que películas con bandas sonoras memorables lleguen al espectador”.

Roque Baños
El compositor murciano Roque Baños, en el Centre del Carme de València. Foto: Juan R Peiró.