#MAKMAArte
Encuentros ‘Russafacrea’ | Arquitectura
Organizado por Juan Carlos Garés
Con Jaime Sanahauja, Laura Ros, de Made Studio, y Ana Ábalos
Sala Russafa
Dénia 55, València
22 de junio de 2022
Tras el éxito y la buena acogida de las tres primeras sesiones dedicadas a literatura, artes plásticas y moda, la Sala Russafa fue garante el pasado 22 de junio de presentar la última edición de ‘Russafacrea’, un ciclo de encuentros abierto a todos los públicos con el objetivo de mostrar el encumbrado prestigio cultural que impregnan las calles de Ruzafa.
Todo ello gracias a la labor de asociaciones y una serie de arquitectos que nos revelan las claves del éxito en su trayectoria profesional, al compartir con sus oyentes la experiencia que les ha permitido convertirse en lo que son ahora, un ingrediente indispensable para la cultura valenciana.
Entre toda la variedad de los ciclos celebrados por ‘Russafacrea’, en esta ocasión, toman protagonismo aquellos ambiciosos por impulsar el arte, fortaleciendo y activando la cultura dentro del campo arquitectónico. Concretamente, se toman las riendas de esta conferencia a través de la presentación de tres arquitectos locales con una profunda proyección internacional.
En cada uno de ellos, se reúnen los esfuerzos pertinentes para visibilizar la atractiva e influyente proliferación cultural que caracteriza la esencia artística y edilicia del barrio de Ruzafa, relegando en segundo término cualquier tipo de represalia y alteración que pueda afectar al arte de sus calles.
El propio Juan Carlos Garés, director de Sala Russafa, fue el responsable de dar el pistoletazo de salida a este ciclo de encuentros, recalcando el requisito indispensable de poner el foco de atención en aquello que pasa desapercibido a nuestra mirada y valorar todo aquello que poseemos en el barrio puesto que, ahora mismo, únicamente conocemos Ruzafa por la hostelería y el ocio nocturno.
Asimismo, esta premisa la realza el susodicho declarando que “hay mucho más que ofrecer en el barrio, debemos reivindicar que la arquitectura también forma parte de la cultura y esto es importante decirlo alto y claro. Existen pocas cosas que nos modifiquen más que la arquitectura en nuestro día a día.” Ante la estridencia de estilos, materiales y proyectos promulgados por un vasto sector de la arquitectura valenciana, Ruzafa se proclama como una vertiente silenciosa que siempre ha pasado inadvertida.
Este acto estuvo moderado por la portavoz Alicia Matallín, periodista especializada y responsable de Comunicación y Medios del programa World Design Capital Valencia 2022 aunque, de igual forma, se concibió como una oportunidad para dar voz a los asistentes presentes, con la eventualidad de dinamizar un diálogo con algunos de sus representantes.
En esta ocasión, destacan sobremanera Jaime Sanahauja, perteneciente al estudio Sanahuja & Partners, cuyos trabajos entroncan con el estilo y la filosofía de vida mediterránea; Laura Ros, de Made Studio, cuyas viviendas poseen un estilo austero pero, a su vez, expresivo y sensible; y, por último, Ana Ábalos, de Abalosllopis Aquitectos, que trabaja con una mentalidad artesana y busca en cada una de sus construcciones un equilibrio con el propio entorno que le envuelve. Todos ellos, en suma, son reconocidos por su fructífera proyección tanto nacional como internacional.
A pesar de poseer éstos una extendida difusión, son fieles a sus líneas creativas originales y a su propio trabajo introspectivo en el proceso creativo. Hace años que trabajan desde Ruzafa para el resto del mundo y, en esta ocasión, se han reunido para vislumbrar cómo se traduce ese vínculo profesional en su día a día, y cómo piensan que la arquitectura puede vincularse al bienestar de las personas.
En relación a Ruzafa y la labor de estas cuatro personalidades de la arquitectura y, en concreto, al impacto que tiene la vida del barrio en su profesión a la hora de desarrollar proyectos, Ana Ábalos aseveró, sin tapujos, que “el lugar en el que habitas por supuesto te condiciona cuando se tiene se resolver un proyecto”. Cada barrio implica una forma de vida determinada y, en ella, la arquitectura tiene que adaptarse al contexto donde se ubique.
Por un lado, la misma, también resaltó – aunque de manera generalizada sea aplicable en todos los presentes dedicados a la arquitectura – que “dentro de mi experiencia personal, lo que más me ha marcado ha sido venir a Valencia y poner en valor lo que ya tenemos. Me di cuenta del prestigio que tiene el espacio público y cómo éste condiciona nuestra manera de relacionarnos”. Todo ello, no es más que un indicio que enaltece la prolífica e idiosincrásica red urbanística que sitúa a Valencia en una de las pioneras en el país.
Por otro lado, gracias a su intervención en el proyecto del Parque Manuel Granero de Ruzafa, conoció los entresijos del resto del barrio y el movimiento vecinal percatándose de que “existe una red silenciosa en el trasfondo del barrio que ha estado peleando y luchando por él en diversas ocasiones, sobre todo para mantener vivas sus zonas verdes”. En esta cultura de sostenibilidad y reaprovechamiento, lo primordial es beneficiarnos de lo que ya poseemos, que se pueda abrir la mirada y aprovechar los máximos recursos posibles.
Desde otra perspectiva, Jaime Sanahuja –prestigioso por haber tenido la oportunidad de realizar un estudio sobre el Plan Cerdà, entre otros reconocimientos– también intervino en este coloquio atestiguando que “un espacio público eficaz es algo que realmente define a una ciudad y la posiciona para atraer calidad de vida. Esta calidad se nota en la calle, y es un lujo que lo tengamos en València.”
Otro de los temas más candentes que subrayó el mismo es la cuestión de cómo puede influir positivamente el urbanismo en la vida de los ciudadanos, pues “la arquitectura ofrece la oportunidad a la ciudad para aplicar su propia referencia urbanística. Se busca que la arquitectura y el espacio público a su alrededor realmente generen un polo de atracción”. Esto es fundamental para que el mundo se sensibilice con este tipo inquietudes y tenga presente la importancia de esta correlación.
Con vistas a esclarecer las mejoras arquitectónicas que podrían ser fruto de rectificación tanto en Ruzafa como en el resto de la ciudad, “debemos ser conscientes de lo que tenemos, pero Valencia realmente no es una ciudad modelo. Tenemos mucho que mejorar, el peatón debería ser el protagonista de la urbe y no el coche. El peatón, concretamente en Ruzafa, se está diluyendo a causa de la proliferación de las terrazas, los coches y el carril bici.”
Estos últimos testimonios, puestos en boca de Laura Ros, también se enfatizaron comunicando la necesidad de dar la voz del barrio, pues existe un amplio abanico de iniciativas propuestas por los vecinos con el objetivo de resolver ciertas necesidades en sus calles.
De igual manera, teniendo en cuenta que la arquitectura presenta la rigurosa posibilidad de aportar el bienestar a nivel social en Valencia, al unir a las diferentes partes de la sociedad que habitualmente nos empeñamos en separar, la anteriormente mencionada ilustra su discurso sobre este tema afirmando que “la ciudad ideal es la que piensa en las personas, la que posea tanto de espacios culturales y arquitectónicos, como de espacios abiertos, verdes y de relación, puesto que son los ofrecen el desahogo al ciudadano”.
Se busca, soberanamente, interactuar con el entorno de la mejor forma posible haciendo que la arquitectura urbana y local actúe como un aglutinador social. Por tanto, el automóvil debería estar menos presente en la ciudad y el transporte público funcionar ajeno y, en paralelo, al espacio que podría entorpecer al individuo.
Ante este paradigma, dichas eminencias optan por enriquecer el vocabulario arquitectónico de Valencia y del resto del mundo mediante un repertorio de lenguajes completamente dispares entre sí, pues inclinarse por la diversidad debe ser concebido como una victoria dentro del ecosistema cultural que engloban las artes. Se trata, por tanto, de una manera -de las tantas- de concebir el cosmos cultural al obedecer a los progresos más innovadores en materia arquitectónica.
De la misma manera que fue inaugurado este encuentro por Juan Carlos Garés, también fue ultimado dedicando unas palabras finales concernientes al predominante momento de cambio que estamos experimentando en la forma de convivencia de una ciudad o de un barrio. “Tal vez, por estar inmersos en el ojo del huracán de dicha transformación no somos conscientes realmente de lo enorme que es. La constante evolución del barrio en los últimos diez años es abismal. Como ciudad, tenemos la responsabilidad en cuanto a abordar las cosas de una manera global y no mediante parches.”
Ante estos presupuestos, el barrio debe funcionar como un gran condominio donde sus componentes estén al servicio de todos los espacios. La arquitectura se caracteriza por su viable adaptación al medio y su moldeable equilibrio, albergando en su amplio abanico de posibilidades una miríada de géneros que nos cautivan y, desde luego, que no deberían dejar indiferente a ningún residente. La ciudad, por último, debe garantizar grandes oportunidades y comodidades para que el individuo resida en ella de una manera mucho más relacional y agradable.
En esencia, el arte reivindica la individualización del creador y su manifestación dentro del marco de una sociedad masificada. Aunque aparentemente se considere un encuentro más entre los ya celebrados, debemos tener en cuenta que, en este caso, ‘Russafacrea’ apela por una única necesidad: impulsar el posicionamiento del arte – y poner acento en sus creadores locales-, con el fin de informar, sensibilizar y aumentar la capacidad de incidencia crítica y social en defensa del patrimonio cultural.
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