Russafart: Comunicando arte
280 artistas, 84 espacios
Barrio de Russafa. Valencia
Del 30 de mayo al 1 de junio
“Partimos de cero. Es como volver a empezar”. Arístides Rosell, coordinador general de Russafart, lo dijo refiriéndose al presupuesto con el que cuenta una iniciativa cultural que gana adeptos, participación y nivel artístico año tras año. En su cuarta edición, que el catedrático y ex director del MuVIM Román de la Calle afirmó como preludio de la quinta (“el año que viene alzaremos la mano”), serán 280 artistas y 84 espacios los que participen en una bienal que convierte el barrio de Russafa en el “gran escaparate de la ciudad” (Rosell), entre el 30 de mayo y el 1 de junio.
De la Calle, evocando cierto dictum romano en forma de pregunta (“¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar por Roma?”), trasladó la cuestión al evento a punto de arrancar: “¿Qué podemos hacer por el barrio?”. La respuesta: Russafart. “Es un proyecto inductivo, no es institucional”. Viniendo de abajo, en lugar de arriba, “puede ser, no la guinda del pastel que se le atribuye al arte, sino el imán para ayudar a la transformación”. Y Román de la Calle apeló a ese sentimiento colaboracionista de los artistas, espacios privados y talleres para lanzar su máxima: “Nula ciudad, sin ética”.
Rebeka Catalá, coordinadora artística y convaleciente por una enfermedad, dejó dicho en un escrito que leyó Arístides Rosell, que a Russafart no se venía a ver, “sino a vivirlo”. A vivir la apertura de talleres, de estudios y espacios expositivos, en los que una larga nómina de artistas mostrarán sus obras de primera mano, ‘Comunicando Arte’, según el lema de esta cuarta edición, sin redes sociales de por medio, sino “de forma directa con la gente”, subrayó Rosell, para quien el éxito del encuentro cultural estaba en la riqueza de su carácter colaborativo.
El Ayuntamiento de Valencia, con una exigua dotación, que suple con aportación en materia de seguridad ciudadana, permisos y licencias, Imprenta Romeu, Ideo o Real Academia de Bellas Artes son los que cubren de cierta forma las necesidades presupuestarias, que nunca llegan a compensar el “ingente trabajo” (Rosell dixit) de cuantos colaboran de manera altruista en Russafart. La creatividad tiene su precio, pero no se paga. “Todo esto si lo cuantifican son miles de euros, pero finalmente es low cost”, destacó el coordinador general del evento artístico presentado en la galería Imprevisual.
Russafart, como novedad, contará en esta edición con la participación de diez artistas brasileños de la Asociación Llave Maestra de Río de Janeiro, que permitirá cierto intercambio cultural todavía por cerrar. Los artistas serán presentados el 27 de mayo en las Escuelas de Artesanos de Russafa. Pintura, fotografía, poesía, proyección de videos, música, lecturas teatralizadas y performances coparán las exposiciones y actividades previstas en espacios tan dispares y fecundos como Espacio 40, Café Berlín, Arquitécnica Ruzafa, Canguro Verde, Café Dublín o Sporting Club Russafa, junto a diferentes estudios y talleres.
El “indisimulable centro comercial” en el que lleva camino de convertirse el barrio de Russafa, a juicio de José Saborit, artista de Russafart, cuenta con la amortiguación de un evento artístico que “surgió de abajo como trama de afinidades” que para Saborit constituye su mayor fuerza. A falta del presupuesto necesario que dignificara el esfuerzo creativo de tantos artistas, valga ese espíritu colaboracionista como prueba fehaciente del vigor cultural de un barrio a prueba de lastimera crisis.
Salva Torres
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