‘Almost Ghosts’, guión y dirección de Ana Ramón Rubio
Montaje: Cristina Vivó y Ana Ramón Rubio
Fotografía: Carlos López Andrés y Celia Riera
Música: Don Joaquín
Seleccionado para la Seminci. Cine de Autor. Semana Internacional de Cine de Valladolid.
Mejor documental (Best Documentary). Arizona International Film Festival
Mejor documental (Best Documentary). Festival de cine. Medio ambiente. Mundo rural. Jaén.
Mejor documental. Sección Oficial del Festival de Cine y Televisión. Reino de León.
Jean Baudrillard, en su libro ‘América’, escribe que “todas las potencias del mundo construyeron algún día su avenida monumental, proporcionando así una perspectiva de la infinidad del imperio”. Y, para el filósofo, la vía que va desde Lincoln Memorial al Capitolio en Washington capital da fe de esa fastuosidad del imperio americano. Ahora bien, podemos considerar la existencia de otra vía, obviamente, menos monumental que la citada por Baudrillard, pero que también perpetúa la infinitud y grandeza de Estados Unidos, al haberse impregnado en el imaginario colectivo occidental, principalmente, a través de las historias cinematográficas: nos estamos refiriendo a la mítica Ruta 66 -U.S. 66-.
Las 2.448 millas -3.993 kilómetros- que atraviesan el territorio americano simbolizan no sólo el origen de América, de ahí su nombre, La carretera madre -The mother road o The main Street of America-, sino que también encarnan los ideales del sueño americano de democracia, justicia, libertad, abundancia y oportunidad.
“Era una carretera en la que soñaban con una vida mejor”, comenta Ángel Delgadillo, uno de los tres protagonistas del fascinante y entrañable documental ‘Almost Ghosts’, dirigido y escrito por Ana Ramón Rubio, haciendo referencia a la miles de familias del Medio Oeste que, en la época de la Gran Depresión -años 30 y 40 del siglo XX-, atravesaron esta ruta cargados, únicamente, con la esperanza de materializar en California los ideales del sueño americano. “250.000 personas abandonaron el Medio Oeste a través de la Ruta 66”, continúa explicando Delgadillo, barbero de Seligman (Arizona) y presidente de la asociación que consiguió que se nombrase a la Ruta 66, la carretera madre de América.
Una Ruta 66 inmortalizada en la épica película ‘Las uvas de la ira’ (1940) de John Ford -adaptación de la novela homónima del Premio Nobel John Steinbeck, escrita en 1939-, a través del recorrido trágico, pero, a la vez, esperanzador, realizado por la familia Joad, desde Oklahoma hasta California.
El relato de ‘Las uvas de la ira’ está rememorado en las declaraciones tanto de Ángel Delgadillo, como de Lowell Davis, otro de los protagonistas del documental, para explicar con más exactitud sus recuerdos infantiles. “Yo crecí como en ‘Las uvas de la ira’. Mi padre y mi madre viajaron por todas partes buscando trabajo, hasta California por la Ruta 66. Y así es como, simplemente, me enamoré de la 66”, recuerda emocionado Davis, artista que reconstruyó su pueblo natal Red Oak, Missouri.
Podemos pensar, al igual que Baudrillard, que “la comprensión de la sociedad americana reside por completo en la antropología de las costumbres automovilísticas, mucho más instructivas que las ideas políticas”. Para este autor, recorrer 10.000 millas por las carreteras de América, por las freeways, da un saber mayor “acerca de ese país, que todos los institutos de sociología o ciencias políticas juntos”.
Y, probablemente, recorrer la Ruta 66, desde la costa Este hasta la Oeste, desde el Estado de Illinois hasta el de California, pasando por los estados de Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México y Arizona, permita, como apunta el filósofo, comprender la esencia de Estados Unidos de América.
‘Almost Ghosts’ refleja esta idea expuesta por Baudrillard. El relato documental muestra esta mítica ruta como un trazado antropológico espacial y temporal de la historia de Estados Unidos. Y, para ello, la mirada de Ana Ramón Rubio eclipsa las voces expertas de historiadores, sociólogos, ingenieros, etc…, y las imágenes de archivo, para dar voz a tres personajes: Harley Russell, Ángel Delgadillo y Lowell Davis, nacidos y asentados en tres pueblos situados en los arcenes de la ruta: Erick (Oklahoma), Seligman (Arizona) y Red Oak (Missouri), respectivamente.
Las experiencias de estos personajes, arraigadas al asfalto de esta carretera como la gravilla, son el alma viviente no sólo de la Ruta 66, sino de este documental. “Yo no soy historiador, soy una experiencia”, afirma Harley Russell, de Erick, cantante del grupo ‘Los músicos mediocres’, llamado así porque “todo en esta tierra de Oklahoma es mediocre”, afirma con tono histriónico. Tan histriónico como su espectáculo ‘Locura en estado puro’, que lleva presentando desde hace más de treinta años en Erick, ese pueblo perdido de Oklahoma.
La experiencia vital de Harley Russell, Ángel Delgadillo y Lowell Davis se ubica en un espacio y un tiempo anacrónicos. “Somos personas del ayer”, dice Delgadillo. Personajes fuera de su época, al igual que la legendaria y épica Ruta 66. “No quiero saber lo que pasa en el mundo exterior. Hace 32 años que tiré la televisión. Cuanto más escucho las noticias, más convencido estoy de vivir justo aquí. De alguna manera, este tiempo me ha pasado de largo”, exclama Davis, que, tras trece años trabajando como director artístico en una prestigiosa agencia de publicidad en Dallas (Texas), decide volver a su pueblo para reconstruirlo con sus manos y su dinero, y convertirlo en un parque temático gratuito para diversión de los visitantes, y donde poder celebrar todo tipo de convenciones, congresos y actos diversos.
“Saldremos siempre adelante. Somos la gente”
“No volveré a tener miedo jamás en mi vida (…) Estamos vivos, seguiremos caminando. No pueden acabar con nosotros. Saldremos adelante. Somos la gente”. Estas son las últimas palabras del monólogo que pronuncia la madre de la familia Joad, protagonista de la película ‘Las uvas de la ira’ ante los terribles embates de la vida.
Harley Russell, Ángel Delgadillo y Lowell Davis son hijos de ‘Las uvas de la ira’. Ellos vivieron su infancia y juventud en el arcén de la Ruta 66, viendo pasar a las miles de familias del Medio Oeste que huían de la infertilidad del campo, a causa de la sequía y especulación capitalista, hacia el fertilidad californiana. Y en ese trayecto pasaban por los pueblos de la Ruta 66 que bullían y sobrevivían, como la vida misma, a costa de la hambruna y desgracia de estas familias denominadas peyorativamente Okies –abreviatura para nombrar a las personas emigrantes provenientes del Estado de Oklahoma y cercanos, durante los años de la Gran Depresión-.
“Habíamos crecido en la Gran depresión, donde las cosas eran más duras que en el infierno”, manifiesta Ángel Delgadillo. Una experiencia que les permitió a estos tres personajes enfrentarse a las penosas acometidas de la vida. En concreto, a la inauguración de la Interestatal 40 en los años 70 y, en 1985, la descatalogación como ruta comercial de la 66, con las consecuencias que ello supuso: la despoblación y devastación de muchos de los pueblos de la Ruta.
‘Almost Ghosts’ no sólo recorre y nombra estos pueblos, algunos abandonados y otros prácticamente deshabitados, sino que también transmite, a través de la pictórica puesta en escena, la desolación de estos espacios.
Y, aunque la inauguración de la Interestatal 40 hubiese podido ser el fin y el olvido completo de la Ruta 66, esto no fue así, lo cual se debe, en parte, a la existencia de personas como Russell, Delgadillo y Davis, que lucharon, de manera diferente, por conseguir que se nombrase ‘La Carretera madre de América’ a la Ruta 66. Un reconocimiento que consiguió el resurgir de esta Ruta como atracción turística, evitando el total desahucio de los pueblos colindantes, tal y como ‘Almost Ghost’ relata.
“La gente hace el viejo trazado de la Ruta 66 como un recorrido turístico. Son personas felices y agradecidas. Están contentas de que hayamos salvado la Ruta 66”, exclama con entusiasmo Delgadillo.
La película de Ana Ramón Rubio retrata la pasión de estos tres personajes hacia sus pueblos natales y sus proyectos laborales y artísticos, enraizados de manera idealista al pavimento de la Ruta 66, con la distancia equidistante para dignificar a estos personajes y sus historias vitales. La cámara y el montaje de ‘Almost Ghosts’ permite escuchar con paciencia y exponer con sentimiento, sin caer en la emoción de los productos mass-mediáticos, la verdad de la experiencia subjetiva de estos tres seres.
“Fue nuestro trabajo, el trabajo del pueblo. Fuimos nosotros, el pueblo, los que lo conseguimos –Delgadillo se refiere a nombrar la Ruta 66 como trazado histórico- y eso es lo que tiene de inspirador para el mundo. Luchamos contra el gobierno elegido oficialmente y ganamos”, exclama Ángel Delgadillo, tan apasionado como la madre Joad expresa en ‘Las uvas de la ira’ su último alegato.
‘Almost Ghosts’ transmite, con una belleza melancólica, el sentir místico de estos personajes por estos pueblos donde nacieron, vivieron y esperan morir. “Sólo quiero sentarme en el porche y fumar una pipa. Es aquí donde quiero estar y, después, en la colina de allí -señala al lugar donde está situado el cementerio-”, afirma Lowell Davis con una expresión de serena aceptación del destino.
Un sentir místico que roza cierta locura. Una locura que procede de estar fusionados de manera imaginaria a ‘La carretera madre de América’, hasta el punto de estar desarraigados de la realidad, del mundo, de la época actual. “Quiero sentarme en esta silla -se refiere a la de barbero- y hablar del pasado”, manifiesta sonriente y orgulloso, Ángel Delgadillo. Y enfatiza: “Somos personas del ayer”.
“Soy un fantasma entre los campos”, expresa con una amargura enajenada uno de los personajes de la película de ‘Las uvas de la ira’, tras ser expulsado de sus tierras. Y, en el fondo, los pueblos devastados y desahuciados, al igual que sus habitantes, de la Ruta 66 son también fantasmas. “Ahora es como un pueblo fantasma. Incluso los pueblos más grandes se están convirtiendo en pueblos fantasmas”, comenta tristemente Lewis Davis.
Fantasmas entre el asfalto son los pueblos y personas de la Ruta 66 -de ahí el acertado título del documental-. Pueblos y personas viviendo en un tiempo y un espacio fantasmal: situados en el pasado, más que en el presente, siendo espectros para la mirada del turista. Un turista que quiere ver la “América del ayer, que echaba de menos la América del pasado”, apunta Delgadillo.
Pueblos fantasmas, personas fantasmas, que sobreviven simulando una realidad pasada. Una realidad pasada más cinematográfica que real. En realidad, la Ruta 66 en su recorrido rememora la América imaginaria, cinematográfica. Por lo tanto, para captar su belleza, su misterio, su realidad, no hay que ir de la Ruta 66 a la pantalla, sino de la pantalla a la Ruta 66. Ahí está la esencia de América. Como señala Baudrillard, “no es el menor encanto de América que, incluso fuera de las salas de cine, todo el país sea cinematográfico”.
La directora Ana Ramón Rubio, al igual que todo su equipo, sabe de la invasión expansiva cinematográfica sobre la realidad americana. De ahí que la estética del documental exhale una armoniosa puesta en escena cinematográfica y no televisiva. Encuadres fijos, abiertos -predominan los planos generales o conjuntos- con una composición interna donde el color, la iluminación, el movimiento y las formas se conjugan para lograr una mirada voyeurista, al modo de los cuadros del pintor Edward Hopper.
La estética y la narración de ‘Almost Ghosts’ capta la decadencia, la irrealidad, el extrañamiento de esta Ruta 66, con un sosiego que evoca a las imágenes de ‘Paris, Texas’ (1989) de Wim Wenders, o a las de ‘Corazón Salvaje’ (1990) de David Lynch. Extrañamiento y sosiego de una Ruta 66 sin duda tan fantasmal como mítica.
Begoña Siles
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